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Un nuevo día empezaba para la familia tricolor, eran ya las ocho de la mañana y ellos ya estaban muy productivos.

Colombia estaba limpiando la casa mientras también arreglaba algunas cosas, Venezuela se encargaba de hacer el almuerzo para hoy, Panamá estaba lavando su ropa y la de su hermana.

Y Ecuador había salido desde temprano a quien sabe donde.

O eso hizo creer a sus hermanos.

>🌻<

El ecuatoriano estaba en su casa de casado junto a su esposo, la pareja de amantes de besaban de manera lenta y enamorada como si fuera la primera vez.

—Te extrañe— se separó de los labios de su esposo para poder poner sus manos en su cuello.

—Yo también te extrañe Ecu—sonrió de manera dulce para acercarse más y cargarlo.

—¿Cómo te fue en la visita a tus provincias?— se dejó cargar para seguir dándole besitos.

—Yo creo que me fue bien— suspiró profundamente dejando que su esposa le diera besitos.

—Bueno puede decirse que están mejorando un poquito en sus relaciones— sonrió de manera dulce. —¿Vas a ir a la gala de esta noche?

—Por supuesto— le dio otro beso para bajarlo—No perdería por nada ver a mi esposa en un traje y poder bailar con el.

—Tú siempre tan dulce, sabes... Yo me pondré nuestro anillo hoy en la noche, creo que ya es momento de por fin decirles, se que yo dije que lo mantuviéramos en secreto, pero creo que ya es hora.

—Eso sería estupendo, al fin podré presumir a mi Esposa.— lo abrazó mientras lo cargaba para darle muchos besos en su mejilla que bajaron a su cuello.

—Jeje, ya Mex me haces cosquillas— dijo el ecuatoriano para reírse por las cosquillas que los besos le producen, la pareja de enamorados estaba tan metida en su burbuja que no se daban cuenta de cuantas veces ya había marcado el teléfono del ecuatoriano que al parecer estaba en modo vibrador. 

>🌻<

El tiempo había pasado muy rápido, pues cuando el ecuatoriano se dio cuenta por la hora en un reloj de la pared eran ya cinco de la tarde, se tuvo que despedir de su pareja pues debía volver a su casa donde seguramente le esperaba una buena hablada.

Y tal como lo predijo al llegar su hermano mayor empezó a regañarlo y decirle porque no le contestaba, tuvo que excusarse que se le apagó el teléfono y que estuvo con unos amigos en el centro ayudándoles a comprar algo. 

Claramente el venezolano no le creyó pero dijo que más tarde lo regaña pues estaban recién yendo a hacer la cena y como el ecuatoriano no estaba le toco a el hacerlo y lo acepto mientras se fundía en su burbuja, haciendo que los tres presentes en la casa notaran los suspiros y sonrisas que emanan del ecuatoriano. 

—Y ¿a este que le pasa?— la colombiana señaló al ecuatoriano mientras comía una rica arepita. 

—No lo sé— dijo el Venezolano. 

—¿No se dan cuenta? Ecuador está ¡Enamorado!— dijo la panameña feliz por su hermano pues ella sabía que se iba a reunir con México sabía que por ese encuentro eran esas sonrisitas y suspiros.

Dance with loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora