Pasó una semana desde la última ves que vi a Javier. Lo extrañaba demaciado.
Ya era hora de almuerzo y mi clase de Biología todavía no acababa, así que me salí del salón. Cuando llego a la cafetería, veo a Javier sentado en la mesa donde me siento usualmente. Así que compré mi comida, lo evite y me senté en otra mesa.
"¿Que sucede? ¿Tienes idea de lo mucho que extraño tus peos en la noche?" Se movió a mi mesa y puse mis ojos en blanco "Javier no me tiro peos.. Porfavor déjame no estoy de humor." "Ya veo... Ven a mi casa. Solo quiero hablar con mi amiga" Lo miré fijamente y le dije "Ese es el puto punto... ¿no entiendes?" Él puso sus labios en una línea fina, luego hizo pucheros y dijo "Nati mañana es tu cumpleaños, no me dejes celebrarlo solo." Puse mis ojos en blanco y lo abrasé.
Pasamos todo el día incomodos y casi sin hablar. Era tan hermoso que no me importaba, el tan solo verlo me hacía feliz. Llegamos a la casa y nos acostamos a dormir. No podía dormir. Estaba junto a él, en la misma cama y a la misma ves tan distanciados. Necesitaba estar cerca de el. "¿Estas despierto?" "Es difícil dormir sabiendo que estas aquí.. No me vuelvas a dejar solo." Me beso tan fuerte que solo eso bastó para entregarme a el nuevamente. Lo hicimos toda la noche. Recorrió todo mi cuerpo con sus labios. Escuchaba nuestras respiraciones profundas y lo veía a el mirándome fijamente. "Dios.. Javier" "shhh.. No tan fuerte." Terminamos los dos. Fue perfecto.
A la mañana siguiente..."Feliz cumpleaños Natalia." Cuando abro los ojos, lo veo a él con un pastelito de chocolate y una mini velita. Me besó y me canto las mañanitas. "¿Que quieres de cumpleaños?" "Jajaja... Ay Javier te pasas... A ti supongo." Él guiñó un ojo y se hecho a reír. "Y despues... ¿Que vas a querer?" "Mas de ti"
