Capitulo 2

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Al llegar a mi auto, buscaba las llaves en mi bolso; tampoco estaban. Mire por la ventana y estaban justo al lado del monedero, en el asiento del conductor.

—¡Maldición! ¿Cómo pude ser tan distraída? —Me reprochaba a mi misma.

—¡No te muevas! Dame tu bolso. —Sentí un metal frío en mi cuello. Empecé a temblar aterrada. No había nadie cerca, que pudiese ayudarme. —¡Apresúrate! No tengo mucho tiempo.

No tuve otra opción que darle mi bolso, los nervios invadieron mi cuerpo completamente y entregarle mi bolso aquel sujeto es lo más inteligente que pude haber hecho.

Me volteé, para ver a mi asaltante, pero ya iba un poco lejos. Solo pude ver que estaba vestido de negro. Ahora no tenía idea de que hacer; mi llaves se encontraban dentro de mi auto junto con mi dinero y mi teléfono estaba en el bolso.

—¡Margarethe! ¿Ya te vas? —Reconocía esa voz. Era, Clay.

—¡Clay! Gracias a Dios, ¿Puedes prestarme tu teléfono? Acaban de asaltarme y llamaré a mamá, para que pase por mi. —Expliqué, aún nerviosa.

—¿Estás bien? ¿No te hizo daño? —Preguntó sorprendida, sacando su teléfono de su bolsillo. —¡Espera! ¿Ese no es tu auto? ¿Para que quieres que pase tú madre por ti?

—Deje las llaves adentro. —Respondí con vergüenza.

—¡Jajaja! Que idiota eres, amiga. —Exclamó, pasándome su teléfono.

Luego de llamar a mamá infinidades de veces, sin tener ninguna respuesta, le pregunté a Clay. Hacia donde se dirigía.

—Voy a casa de mi abuela, pero si quieres puedo dejarte cerca de tu casa. -Se ofreció a llevarme, señalando hacia su auto.

—¡Por favor! Te lo agradecería mucho. —Inmediatamente respondí, al ofrecerse.

Nos montamos en su auto, luego de que pusiera sus compras en el baúl del auto. Me dejó a varias cuadras de mi vecindario, le agradecí y continué mi rumbo.

Empezó a llover, pareciese un drama de una película, salvo que lamentablemente es la vida real. Las calles estaban completamente despejadas, no había una sola persona en las calles, excepto, yo. Llevaba cómo 5 minutos caminando y sentía que me observaban, pero debe ser mi imaginación, después del susto por el asaltante. A cada paso que daba me sentía aún más asechada, cómo si me estuviesen persiguiendo. Mire a mi alrededor, pero no vi a nadie. Estaba empapada y se me nublaba un poco la vista, gracias a la abundante agua que seguía cayendo. Escuché pasó. Intenté mirar hacia atrás, cuando... sentí un gran estruendo en mi nuca. Caí instantáneamente en el suelo.

Todo es oscuro. Hay un olor infernal, y estoy súper aterrada. No tengo idea de qué sucede o de cómo llegue aquí. Todo pasó tan rápido. Sólo recuerdo el frío y desolado recorrido, que emprendía por las húmedas calles de mi hogar.

The most dramatic birthdayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora