sᴇɢᴜɴᴅᴀ ᴘᴀʀᴛᴇ

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Las calles se encontraban completamente desoladas, no había ni un alma que rodease la zona

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Las calles se encontraban completamente desoladas, no había ni un alma que rodease la zona. Era solo William y Michael dentro del coche de Ted Wheeler yendo hacia un lugar que solo el mayor conocía. El pequeño se había vuelto a dormir en el coche, con sus piernas arriba del torpedo del auto, sus brazos cruzados y su cabeza contra la ventana. El pelinegro miro por el retrovisor y fijo su mirada en el estuche que llevaba allí, con la esperanza que todo salga tal cual lo planeado.

Los minutos pasaron hasta que Michael se adentró en la oscuridad misma, no había ni una sola luz a kilómetros de distancia.

Ambos se encontraban en el medio de la nada. Mike tomó la bufanda que estaba en la guantera la cual pertenecía a su madre y la ato por encima de los ojos del pequeño haciendo que este, asustado, se despierte.

— ¿Qué haces? — pregunto poniendo sus manos sobre las de su acompañante causando que este suspire al sentir su suave y delicado tacto.

El mayor simplemente chitó suavemente, terminando de atar la bufanda. Al finalizar, volvió a suspirar y salió de su auto.

En realidad, moría de nervios, nunca pensó en lo fuerte que eran aquellas emociones y mucho menos lo que podía llegar a provocar. Ayudo al menor a bajar y lo dejo a su lado pidiéndole que por favor no se quite la venda mientras sacaba el estuche y se lo colgaba al hombro. Dejo las luces de auto encendidas para poder verlas luego de alejarse de ahí.

Agarro su linterna y la de Will y ambos comenzaron a caminar adentrándose aún más a la oscuridad mientras este antes mencionado no paraba de preguntar qué sucedía, dónde estaba y qué hacían allí. El chico de cabello negro solo respondió que era una sorpresa y que deje de hablar causando una leve risa al pequeño. Mike miró hacia el cielo y supo que ese era el lugar indicado.

— Ahora te quitaré la bufanda de los ojos, pero aún no los abras ¿de acuerdo? — dijo Wheeler en un susurro, queriendo que la única persona que escuche su voz sea su acompañante, sin siquiera pensar que estaban en medio de la nada.

— Está bien.

Mike con el corazón a mil por hora, se acercó a Byers y le quitó la bufanda con delicadeza pensando que un simple toque le lastimaría la piel. Will trataba de contener una sonrisa, pero fallando en el intento causando que el mayor se mordiera el labio igualmente evitando que una risa salga de su boca. En ese instante fue consciente de lo cerca que estaban el uno del otro, con un leve movimiento hacia adelante podría estar besándole los labios como había querido desde el primer día que había fijado sus ojos en él.

Will mantuvo sus ojos cerrados como había dicho mientras que Mike se posicionaba a su lado y con en un pequeño susurro dijo: "Abre los ojos" y eso fue lo que hizo.

Al levantar su vista, vio la infinidad de estrellas que decoraban el cielo negro azulado. Dio una boqueada al notar como perfectamente podía ver sus constelaciones favoritas como la de Orión, con los ojos comenzando a lagrimear miró a la persona que lo había llevado a tal paraíso libre de contaminación lumínica.

❝ Astronomy Ⓒ Byler ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora