Capítulo uno: Noche de Bar

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—Ya llegué —dije luego de entrar al piso donde vivo— ¿Hay alguien?

Solo me recibió el silencio, cerré el portón y descargué mi mochila en el sofá, luego me eché en este y prendí el televisor para ver que había de nuevo.

«... En otras noticias, se ha registrado otra masacre al norte de la ciudad, al parecer estaría relacionado con los metamorfos; el mayor de la policía David Turner se ha comunicado con nosotros ante este aberrante hecho:

"Mientras más tiempo pasen esas bestias viviendo entre nosotros, más muertes como esta seguirán ocurriendo"

La policía ha capturado al presunto asesino gracias al trabajo de investigación realizada, y también se le atribuye tres delitos más...»

Apagué la tele con resignación, últimamente en las noticias no se habla más que de esos morfos y sus asesinatos. Desde que se mostraron de manera pública hace sesenta años las cosas empeoraron increíblemente... Pero, sí supuestamente han estado entre nosotros desde el inicio de los tiempos, ¿por qué hasta ahora surgen? ¿Y por qué buscan matarnos?

Sacudí mi cabeza intentando evadir mis pensamientos, ya suficientes problemas tengo como para aumentarlos con temores. Tomé mi mochila y me fui a mi habitación, tan pequeña que solo cabía mi cama y un mueble que simulaba un ropero; algo incómodo, pensé, pero mejor que vivir con mi padre y su esposa...

—Ya llegué —se anunció una voz femenina al tiempo que unos pasos interrumpían el silencio del lugar.

—Estoy aquí —contesté, y luego me eché en mi cama, dejando el morral en un rincón.

— ¿Y Dom? —Cuestionó Helena al llegar a mi aposento.

—Supongo que estará en el bar, ahorita tenemos que ir —recordé junto a un suspiro de fatiga, la vida adulta no es nada divertida.

—Es eso o no pagar el alquiler —me reprendió la peliblanca—, además, no quiero enfrentarme de nuevo a doña Blanca; esa mujer es insoportable —espetó con asco.

—Hoy no quiero trabajar —solté en tono berrinche—, quiero dormir, tengo sueño, estoy cansado, tengo pereza, me voy a morir; ya suficiente con tener que volver a la universidad.

—Deja la estupidez y levántate, que hay que ganarse el pan —volvió a reprenderme la mayor de nosotros, recordando que a sus 24 años parecía ya una mujer de mando.

Saqué energía de donde no tengo para poder medio levantarme de la cama, me refregué el rostro con mi mano mientras intentaba que la pereza no se enseñoreara de mí; de repente me llegó una notificación en mi celular, se trataba de Nathan, a veces me escribía.

"Hola <3"

"Hola"

"Cómo estás?"

"Bien, las clases ya comenzaron"

"Si..."

"Aquí también comenzamos las clases"

"Cómo te va en la nueva U?"

"Maso u.u"

"Clau me dijo que el profe de estadística es muy hdp"

"Jajajaj"

"Es lo que tiene cambiarse de U, man ;)"

"Lo sé u.u"

"Y qué me cuentas nene?"

"..."

"Sorry"

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⏰ Última actualización: Jun 01, 2019 ⏰

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Morfos | La Revolución DriagyashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora