EL TRITÓN Y LA ELEGIDA (Book #1) ✔️

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"Ignorante"
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CLARA

No sabía si estaba dormida o despierta; pero algo sí era seguro... todo lo que viví fue real.

Intenté abrir los ojos pero no podía, me dolía la espalda y no sabía en dónde estaba.

-Clara... Despierta.

Era la voz de esa mujer.

Mis alarmas mentales decían: ¡Miedo! ¡Corre! ¡Huye de ahí! Pero seguía sin saber cómo abrir los ojos.

Me armé de valor y desperté recostada sobre el piso frío y cubierto de polvo.

Mire hacía al frente y ahí estaba esa mujer flotando en el aire como el reflejo de lo que fue un ser hermoso.

Quiso acercarse a mi, pero retrocedí.

-No te haré daño -sonrió.

Más cerca pude detallarla mejor. Ese vestido fue blanco en su momento.

Entrecerré los ojos desconfiada -¿Ah sí? ¿Y por qué no?

-No deberías tenerle miedo a los muertos -soltó una risita por lo bajo-. Bueno, sí deberías, pero no precisamente a mi.

No, sí. Qué alivio.

-¿Podrías explicarme qué es este lugar? ¿Esto en verdad existe?

-Claro que sí -se acercó aún más a mi y quedamos casi frente con frente-. Estás demasiado grande, Clara.

Aguanta el carro ahí.

-¿Cómo es que sabes mi nombre?

Me levanté del suelo y sacudí mis manos en el short. El miedo que había dejado de sentir volvió.

-Sé muchas cosas sobre ti, tú me visitabas todos los días en tus viajes astrales cuando eras niña, pero ahora estás aquí de carne y hueso.

Okey, ya eso era mucho que procesar.

Me tambalee un poco y sostuve mi peso en el barandal de la escalera para no caerme. Me senté en un escalón tratando de regular la respiración errática producida por el shock, pero no podía, los recuerdos llegaron de golpe a mi mente.

-¿Cómo te llamas? -una yo de siete años miraba con adoración a la mujer que flotaba hermosamente en el aire.

-Soy Lilibeth, pequeña -acarició mi mejilla- ¿Y tú cómo te llamas?

-Mi nombre es Clara -mostré mi sonrisa chimuela-, eres muy bonita.

Hiperventilé y la chica que ahora sabía que se llamaba Lilibeth intentó tocarme pero sus manos me traspasaron.

-¿Por qué ahora no puedes tocarme y antes sí? -mi voz sonó como si hubiese corrido por horas.

Ella me miró con gesto de entendimiento, sabía que yo desconocía muchas cosas y se armó de paciencia para responderme.