Prologo

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  Los dioses se encontraban en 1945, fin de la "segunda guerra mundial" como habían decidido llamarla, los estragos aun podían observarse entre los mortales y la naturaleza, intentando salir adelante, reunirse con sus seres queridos o reparar el daño de la guerra.

  Había llegado el solsticio de invierno, lo cual significaba que los dioses se reunían. Zeus seguía jactándose de cómo sus hijos habían logrado dar fin a la guerra siendo los vencedores, ignorando el que también otros semidioses y mortales les habían apoyado. Hades rodaba los ojos y gruñía en voz baja, deseando el poder volver a su reino, no estaba de humor para tolerar el ego de su hermano menor y tenía la prudencia de callar cuando algunos le reprochaban con la mirada cada que intentaba defender a sus hijos, pero hasta él sabía que Adolfo había hecho mal.

- Paz, hermano, ¿Por qué no mejor nos cuentas sobre tus nuevos templos? – Poseidón intentaba distraer a su hermano, Hades no solía visitarlos más que una vez por año y el que no lo hicieran sentir por lo menos bienvenido molestaba al dios del mar, aunque no solía intervenir.

- Por favor, no le saques a relucir sus nuevos lugares donde me sera infiel- Hera termino entrecerrando los ojos al observar como su marido le quitaba importancia con un leve encogimiento.

- Oh, vamos querida, no seas así, Zeus lo único que hace es buscar amantes para recordar lo que es amar- sonriendo de lado, Afrodita hablo con diversión mientras acariciaba la mejilla de Ares quien se encontraba disgustado por que interrumpieron su coqueteo - ¿No eres la diosa del matrimonio? Deberías saber que el amor es primordial para que un hombre sea feliz.

- ¿Es tan importante para ti el satisfacer a los hombres? Afrodita, no puedes sonar más hueca, las mujeres no fuimos creadas para ser esclavas de los varones –Artemisa gruño indignada lijando su arco de madera en un intento de quitar el estrés.

- Vamos hermanita, no te enojes por un simple comentario, toda mujer tiene derecho a elegir como quiere vivir – Apolo intento calmar el ambiente que las dos diosas habían formado, siendo apoyado por Hermes, o en el intento, pues este se encontraba más dentro de su trabajo que del tema.

- En eso te equivocas, sobrino, no todas las chicas pueden elegir – el reproche indirecto de Deméter hizo a Hades desviar la mirada mientras murmuraba un "yo no la presione" que nadie escucho o presto atención.

- ¿Pueden bajar la voz? No me permiten concentrarme – con libro en mano, Atenea releía el mismo capítulo suspirando frustrada.

- Lee el capítulo 12, es donde la arquitectura se pone más interesante – sugirió Hefesto mientras construía una libélula con unas piezas recicladas, pero alzo la mirada logrando captar la sonrisa que Atenea le mando, haciéndolo sonreír.

- Si así fueras para sugerir revistas de vino, hermano – sonriendo de lado, Dioniso alzo su mirada del libro de psicología que estaba leyendo – yo te daría mejores sonrisas – soltó con sorna riendo a carcajadas por la mueca de disgusto.

  Un temblor comenzó a agitar la sala de los tronos agarrando con sorpresa a los dioses que se vieron sumergidos en una oscuridad completa por unos segundos. Abriéndose dos portales del techo, adolescentes comenzaron a caer uno sobre otro provocando varios gritos, quejas y maldiciones de algunos sorprendiendo a los dioses, y más por su vestimenta extraña. Una vez pudieron ponerse de pie, dos grupos se formó entre ellos, observándose confundidos.

- ¿Qué está ocurriendo aquí? – Zeus alzo el ceño confundido.

- Nosotras te explicaremos– las moiras aparecieron entre los semidioses sonriendo con diversión- a quienes están viendo aquí, son hijos de ustedes, semidioses no nacidos y que no nacerán en este universo.

-¿N-no nacidos? – una niña salió de las cenizas de la hoguera, acercándose a los dioses.

- Así es, Hestia, son semidioses de un futuro donde ustedes, como dioses, los ignoran y pasan de ellos, buscándolos solamente cuando se ven en peligro – Laquesis explico con calma aun midiendo algunos hilos.

- Pero no todos vienen de la misma leyenda, algunos reconocerán a seres queridos, pero deben de tomar en cuenta que no son la misma persona que ustedes conocieron, dioses, como podrán observar a mi izquierda, están los semidioses liderados por Percy Jackson, el semidiós que emprendió la profecía que causo el caos entre ustedes – Cloto extendió los hilos a su hermana, explicando de la misma manera.

- A mi derecha observaran, a los semidioses liderados por Teseo, el semidiós que se adueñó de la misma profecía para salvarlos a ustedes – termino por presentar Átropos- la misma historia, distintos destinos, los dos cayendo en decadencia, pero ese no es problema suyo, son criaturas que nunca nacieron y no nacerán, no aquí

- Sus vidas fueron destruidas lentamente por culpa de la incompetencia de los dioses, no queríamos decirle adiós a nuestros héroes, así que, a votación, decidimos salvar sus almas, trayéndoles a un universo donde puedan cohabitar bajo nuestro velo.

-Ustedes no tienen derecho sobre ellos, ya no son material para los dioses, se leerá la historia de los héroes, puede que algunas más cortas que otras pero no por eso serán menos importantes, aprenderán de la razón que nos llevó a traerlos aquí y aprenderán a apreciar la vida mortal. Pero serán ellos quien decidan si ustedes son merecedores de ser amados y respetados, tendrán que ganarse el título que les puede llegar a corresponder, aprenderán a ser padres o se alejaran totalmente de nuestros semidioses, bueno. . . es su decisión, Quirón deberá asistir en el transcurso de la lectura, como entrenador e hijo de Cronos, es necesaria su presencia, no impediremos que inviten otros seres mientras tengan una razón válida, puede que nosotras también invitemos seres de este mismo universo, lean con paciencia, el tiempo se a puesto de nuestro lado y se detuvo solo para ustedes – con eso dicho, desaparecieron a la par que dejaron varios libros acomodados en orden.

Teseo quien fue el primero en reaccionar, observó curioso al grupo contrario reconociendo algunos rostros que había visto en su campamento, pero lo que le impacto fue el ver a un chico similar a el, mayor por unos años era seguro, pero su similitud estaba ahí.

- Bueno. . . Creo que deberían presentarse primero - murmuró aún algo sorprendida la diosa del matrimonio.

- Esperen, se nos a permitido traer invitados, quiero traer a mis cazadoras - Artemisa hablo observando a su padre.

- Si pasaremos tiempo aquí, yo quiero traer a mi hija, Perséfone -suspiro con cariño la diosa del cereal -

- ¡Es una brillante idea! Un tiempo de convivencia entre dioses y nuestros hijos divinos, iré por mi encantador Eros para que nos acompañe como en los antiguos tiempos, Dioniso, creo que deberías invitar a tu esposa también -sugirio con emoción la diosa del amor.

- Invitaré también a Anfitrite si se me permite -comento por último observando también a su hermano.

- Las moiras dejaron todo claro, pueden traer a quienes ustedes quieran - el dios del rayo se encogió de hombros, la situación le favorecía, quizás podría traer alguna ninfa sin represalias.

- Iré por Quirón de igual manera - el dios del vino comento sonriendo al imaginar que podría pasar tiempo con su esposa.

En un pestañeo de ojos, los dioses desaparecieron volviendo con los antes mencionados ya informados de la situación.

- Bien, iniciemos con las presentaciones - ordenando esto, el un grupo dio un paso con confianza al seguir a su líder.

Leyendo con los DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora