02. Treat Me

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«Don't know how to treat me»

Había estado soportando las miradas de todos a su alrededor, y la verdad era que, para ese entonces sentía ya las inmensas ganas de golpear a alguien. Al principio de la semana, por lo menos habían tenido la decencia de murmurar a sus espaldas, con inseguros chismes de corredor, sin embargo, ese día parecía que todos en el colegio habían perdido la vergüenza. Incluso ya se atrevían a hablar de él frente a sus narices.

Estrellando la puerta de su casillero, tuvo que cerrar los ojos con fuerza mientras escuchaba a una de las chicas cabeza hueca del equipo de porristas, parloteando sobre que era un grandísimo imbécil por haber terminado con el capitán del equipo de fútbol. ¿Pero, qué demonios se suponía que hiciera? El idiota no tenía un tema de conversación que no fuese sobre la gran oportunidad que tenía para estudiar en una de las mejores universidades del país, además de que podría ser reclutado por un importante equipo que primera división.

Virando los ojos con fastidio, se alejó del lugar cuando la campana que anunciaba el fin de las clases, sonó. Andando apresurado, llegó hasta la entrada, en donde encontró al chófer que su padre había contratado para él, esperándole.

Durante todo el camino, simplemente miró por la ventana mientras pensaba que, en definitiva, haber tomado la decisión de terminar con SuHo había sido una excelente decisión. Quizás él no fuese la persona más centrada, sin embargo, estaba cansado de los chicos del colegio y sus opiniones infantiles sobre las cosas. Lo último que quería era cambiar pañales, figurativamente claro.

Al llegar a casa, lo primero que hizo fue ir directamente hasta el estudio de su padre, y sin siquiera tocar, abrió las puertas corredizas, paralizándose de inmediato al ver al par de hombres que estaban sentados frente a su padre.

Carraspeando, el anciano Kwon simplemente le frunció el ceño luego de notar cómo los hombres con quienes había estado hablando se giraban con interés para ver al recién llegado.

—Lo siento...— mordiéndose los labios, se reverenció exageradamente— Creí que estabas solo, papá.

—Siempre te he dicho que toques antes...— suspiró el hombre— Ahora, ven aquí.

Obedeciendo, el menor se acercó con cierta timidez. Vistiendo su ya desaliñado uniforme del colegio, hizo todo lo posible por alisar las solapas de su saco. Alzando la mirada, encontró las expresiones de los visitantes de su padre, y haciendo un esfuerzo infinito, logró no demostrar ninguna emoción.

Carraspeando, se reverenció cuando su padre le presentó al par de hermanos Choi, el abogado penalista Dong Wook y el asistente del fiscal, Seung Hyun. Sonriendo con fingida dulzura, escuchó los elogios que su padre tenía hacia el par. Observándoles atentamente, Ji Yong se percató de la mirada insistente de Dong Wook, a quien no había visto hacia algunos días, desde que habían sido descubiertos en el departamento de Seung Hyun. Por su parte, éste último parecía en verdad renuente a siquiera mirarlo, mientras mantenía una expresión estoica.

Excusándose, salió del estudio para ir directamente a su habitación. Lo mejor era cambiar su ropa por algo más llamativo. Deshaciéndose de su uniforme, se decidió por un ajustado pantalón de mezclilla con algunas rasgaduras en los muslos, además de una camiseta de manga larga que dejaba al descubierto parte de su cuello y clavículas. Desordenando su cabello, salió de su habitación justo en el momento en que escuchaba la voz de su padre despidiendo al Choi mayor, quién agradecía haber sido recibido.

Sonriendo para sí mismo, bajó apresurado y luego de dar una escueta excusa a su padre, salió de la casa. Cuidando que el chófer no lo viese, tomó el auto que había sido puesto a su disposición y apenas unos minutos después, salió del lugar.

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