03. Keep Me

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«Don't know how to keep me»

Seung Hyun había estado pensado en la noche del viernes durante casi toda la semana siguiente. Cualquier momento que tenía libre, su mente lo utilizaba para torturarlo con los acontecimientos pasados. Su cuerpo no se exentaba del disfrute de dicha tortura. Había estado sintiéndose ansioso, y la más mínima insinuación le hacía recordar las manos del chiquillo sobre su cuerpo, el terciopelo de su boca y el aroma de su piel.

Echándose sobre el respaldo de la silla, tiró descuidadamente la lapicera que había estado sosteniendo entre los dedos mientras un largo y pesado suspiro abandonaba su sistema.

Una parte de él deseaba poder sacar esos pensamientos de su cerebro, sin embargo, la parte irracional, esa misma que siempre le había atormentado, se empeñaba en demostrarle que seguía siendo el mismo imbécil de siempre, aquel que se dejaba llevar por los impulsos.

Sopesando sus opciones, no tuvo más remedio que aceptar que estaba en una encrucijada. El mocoso podría volver a su departamento cuando quisiera y después decir que no había sido más que una víctima de todo aquello. Después de todo, ¿A quién creería más el respetable juez Kwon? Un desconocido o su adorable hijo único.

Resolviendo que no podría seguir trabajando, decidió levantarse y recuperar sus cosas. Quizás el irse más temprano a casa terminaría por aclarar sus pensamientos, o quizás un par de tragos lo harían.

Luego de aparcar el auto en el estacionamiento subterráneo del edificio en donde vivía, apenas había sido capaz de llegar hasta el ascensor para señalar el piso. Quizás se había excedido con los tragos, pero la verdad era que no le importaba. Cuando finalmente las puertas se abrieron frente a él, no hizo más que tambalearse hacia la salida, y justo cuando escuchó el sonido de las puertas cerrándose fue cuando alzó la cabeza y toda su fuerza de voluntad se resquebrajó.

Frente a él se encontraba aquel chiquillo, vistiendo un sencillo pantalón de mezclilla y una camiseta de alguna banda americana. Riendo sin humor, se acercó a él.

—No puedes perdonarme ni un solo segundo...— murmuró con un grave tono barrido.

Desconcertado y divertido a niveles iguales, Ji Yong sólo pudo permanecer callado mientras veía al maduro hombre tambaleándose mientras caminaba en su dirección. Justo cuando creía que éste caería, se apresuró en su ayuda, recibiéndolo entre sus brazos mientras el aliento corrompido en alcohol le llenaba las fosas nasales.

Viéndose repentinamente ansioso, el rubio no pudo hacer nada más que intentar cargar en peso al otro, quien simplemente se reclinó aún más contra él, intentando en el transcurso que sus labios encontraran el más mínimo trozo de piel.

—Soy un hombre de sangre roja, ¡Dios! — balbuceó— ¿Cómo puedo resistirme a esto?

Sin siquiera permitir que el más joven procesara aquellas palabras, Seung Hyun no hizo más que alzarse torpemente, y mientras tomaba el perfilado rostro del chiquillo, se inclinó para arrebatar un gemido sorprendido de los labios ajenos, mismo que murió justo en el instante en que comenzó a besarlo.

Seung Hyun paseó su lengua alrededor de la aterciopelada boca, recorriendo cada rincón mientras sus manos se encargaban de acariciar por encima de las prendas del muchacho. Todo en lo que el mayor podía pensar era que no podía esperar más tiempo.

Por su parte, Ji Yong no podía terminar de creer que en verdad el mayor fuera a sucumbir ante sus deseos. Así que todo lo que hizo fue cerrar los ojos y ladear el rostro mientras el mayor lo besaba, con un poco más de impaciencia cada segundo. Podía sentir también las hábiles manos sobre su cuerpo cubierto, acariciando todos y cada uno de los lugares correctos en su cuerpo. Incluso sonrió con satisfacción mientras sentía como la amplia palma del hombre le sostenía de la nuca y lo mantenía quieto. Abriendo los ojos, encontró la determinación latente en los ojos del mayor.

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