Nuestro pequeño secreto

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Narra Judy


Hoy oficialmente comenzaba las dos semanas de papeleo eterno que para mí al menos, era un castigo. Pero todo esto tenía un beneficio en su contra parte, podría pasar tiempo a solas con Nick, y eso me hace muy feliz.


Como cada mañana me levanté a las seis en punto y me preparé para el trabajo colocándome mi uniforme con rapidez saliendo de mi casa en tiempo récord, nadie era más rápida que yo, y lo sabía.


Cuando llegué a él tren subterráneo me subí enseguida para ubicar algún asiento libre y por suerte visualicé uno que estaba al lado de la ventana. Ir en tren no es algo que me guste, pero debo hacerlo para llegar al trabajo, al menos hasta que pueda comprarme un vehículo o que Nick decida llevarme cada día en su moto al trabajo, eso sería genial. Durante el camino escuché un poco de Gazelle que, en mi opinión, tiene la voz más dulce del mundo, y observé como se comportaban los otros animales.


Una cosa en especial llamó mi atención, de entre todos los animales sentados o parados en el tren se encontraba una pareja de diferentes especies tomados de la mano. Ambos ignoraban las caras de asco que les hacían algunos animales que se encontraban cerca de ellos, y es que es realmente moleste y hiriente que hagan eso, es decir, ¿Por qué no pueden amarse de esa manera? Al menos yo no le veo nada de malo, estoy enamorada de un Zorro y se supone que él es el depredador que en la antigüedad solía devorar a mi especie, pero estoy enamorada de él y nada ni nadie hará que cambie de opinión.


En este caso la pareja estaba conformada por una Gacela y un Tigre. A pesar de todas las adversidades se notaba que no se darían por vencidos con su relación, ya me gustaría a mí que la gente dejara de juzgar a las parejas interespecie así, es su vida, son sus decisiones y nadie tendría porque estar molestándolas.


Al llegar a mi destino me dirigí hacia la jefatura de policía que se encontraba cruzando la calle a pocos metros del subterráneo. Uno pensaría que como coneja de pueblo me sentiría intimidada por la gran ciudad, pero no es así.


Desde pequeña este fue mi sueño y me prometí a mi misma que no dejaría que nadie me impidiera llegar al lugar donde me encuentro hoy en día. Claro que hubo un momento donde creí que había perdido todo, pero ahí estuvo Nick para apoyarme. Aún recuerdo nuestro primer encuentro, me vio la cara de tonta y huyó del sitio como todo un maestro en el crimen, ingenua lo perseguí y terminé peor de lo que había comenzado, si, mis patas quedaron en el cemento gracias a seguirlo. Pero con el paso de los días me di cuenta que él sufrió mucho en su infancia y que lo único que necesitaba era el apoyo de la persona correcta en su vida, y, por suerte, fui yo.


Finalmente, llegué a la estación saludando a Ben como era costumbre, el cual estaba en su escritorio comiendo un par de rosquillas glaseadas junto a su refresco. A veces quisiera esconderle las donas en algún sitio para ver como reaccionaria, apuesto que pondría carteles de búsqueda por toda la estación, sería muy gracioso verlo en una situación así, pero nunca le haría eso, no soy tan mala.


— ¿Ahora llegas tarde Zanahorias? —preguntó Nick detrás de mí—. ¿De que hablas torpe zorro? Sólo llegué... —observé mi reloj— Cinco minutos tarde porque el tren se atrasó —él negó y se colocó a mi altura—. Eso no es excusa bombón, y merece su castigo —respondió con su tono pícaro.

Eres Mio Nicolas Wilde (Nicudy)Where stories live. Discover now