Eres Mio Nicolas Wilde (Nicudy)

Prólogo

Narra Judy

Desde que me volví policía mi vida ha dado un giro de 180 grados, no sólo en lo cotidiano, sino también en el aspecto sentimental, y sí, estoy hablando de Nicolas Wilde mi compañero de trabajo y mejor amigo.

¿Quién iba a pensar que me iba a enamorar de él? No elegimos de quien enamorarnos, sólo... sucede, es algo inevitable, pero también es algo muy hermoso. Este sentimiento surgió luego del caso de los aulladores, Nick y yo pasamos la mayoría del tiempo juntos luego del trabajo y siempre hacemos algo diferente. Esta vez salimos a cenar a un restaurante, algo costoso en mi opinión, pero como siempre Nick invito la cena, como todo un caballero.

Si me pongo a pensar en todo lo que vivimos es inevitable decir que me iba a terminar enamorando de él. Nick me apoyó aquel día en el teleférico enfrentando la furia de Bogo, luego abrió su corazón contándome un suceso que lo marcó cuando era pequeño, y más adelante me atreví a consolarlo, pero como aún no conocía del todo a Nick, él no lo permitió.

Ahora el verme junto a él cenando aquí es increíble, aunque sea solamente una salida de amigos, Nick es increíble, amable, dulce, astuto, tierno y muy comprensivo, en otras palabras, un gran partido para cualquier chica. Por eso cada vez que charla con alguna chica fuera del trabajo mis celos actúan de una mala forma y termino enojándome con él, algo que debo cambiar si quiero lograr conquistar su corazón, si sigo con mis celos lo único que haré es alejarlo.

—Zanahorias, por aquí —dijo él conduciéndome a la mesa— Espero que te guste la vista —al sentarme en la mesa giré mi cuello para observar la ciudad de Zootopia en todo su esplendor—. Es una vista muy hermosa para cenar —él sonrió satisfecho y se sentó frente a mí— Entonces... ¿Qué vas a comer? —pregunté tomando el menú— Yo creo que voy a comer un rico pastel de zanahorias.

—Tú y las zanahorias —comentó burlón— ¿Qué tal si hacemos que la señorita Hopps pruebe algo nuevo? —sonreí con astucia—. Bien, que tal esto, tú eliges mi comida y yo elegiré la tuya, ¿Trato?

—Hecho —Nick observó el menú y le tomó pocos segundos escoger algo para mí— Tú cenaras un delicioso plato de pasta con albóndigas —hice una mueca de desagrado—. Con que así quieres jugar, bien torpe zorro, entonces tú cenaras brócoli con papas.

Nick imitó la mueca que había hecho segundos antes y asintió levantando el dedo índice para que el mesero se acercara. Al llegar Nick ordenó nuestra comida y pidió un jugo de frutas para ambos.

—Entonces... ¿Cómo fue tu día? —dijo jugando con uno de los tenedores—. No me quejo la verdad —contesté observándolo con una sonrisa en mi rostro— Mis padres quieren que vaya de visita en cuanto nos den nuestro descanso, no falta mucho para eso en realidad.

—Y... ¿Ellos ya saben que tienes a un compañero zorro? —bajé mi vista hacia abajo— Judy, debes decirles, cuanto más tiempo se lo ocultes será peor —asentí—. Lo sé, pero no es tan fácil Nick, tú sabes que confió plenamente en ti, pero los conejos le temen a los zorros.

—Lo entiendo zanahorias... —dijo agachando su vista—. ¡P-Pero haré que cambien de opinión! —Nick alzó su vista hacia mí frunciendo su ceño—. ¿Cómo planeas hacer eso Judy? —preguntó cruzándose de brazos—. ¿Q-Qué tal si vienes conmigo a mi pueblo?