Capítulo 4

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Cuando Emmanuel aparcó a un lado de la calle del hospital, Harry miro a su pequeño acompañante quien aún tenía restos de lágrimas en sus mejillas y pestañas. Sentía una gran impotencia justo en el centro de su pecho, sus manos se hacían puños antes de que se diera cuenta y su ceño se fruncía de un momento a otro. Le parecía jodidamente injusto que Louis se sintiera mal por la gran estupidez que tenía su familia en la cabeza.

—Louis. —Llamó con suavidad, quitándose el cinturón de seguridad para poder girarse en el asiento de copiloto y observar al castaño al rostro. —Louis. —Le tomo del mentón al ver que no había sido escuchado la primera vez. —Lou.

—¿Sí?. —Respondió bajando la mirada.

Harry estaba desesperado por hacer que esa mueca de tristeza desapareciera del bonito rostro del ojiazul.

—Sabes que no hay nada mal contigo, ¿Verdad?. —Inquirió.

Louis no respondió, simplemente se encogió de hombros mientras dejaba salir un suspiro.

—No lo sé... Esta mañana estaba convencido de eso, pero ahora sólo no lo sé. —Respondió en un susurro. —Tal vez si estoy mal, mi familia estaba bien hasta que yo arruine las cosas, yo, ¿Qué está bien? ¿Qué está mal?, es confuso, no lo sé.

—Oh, pequeño. —Harry se movió en su lugar para quedar tan cerca al castaño como le fuera posible, aunque éste no había levantado la mirada. —No dudes de lo que eres nunca, por favor. Puedes dudar de cualquier cosa menos de lo que sientes, de lo que te hace Louis, esa pequeña mierdecilla que se droga con brownies y se ríe de mí.

Louis levantó su mirada y aquello fue como un golpe directo a su corazón. Ver la preocupación desbordando de aquellas brillantes esferas le producía sensaciones locas a su corazón, sentía ganas de llorar de nuevo y es que él era como un bebé mimado, sentir que alguien se preocupaba por él era demasiado.

Harry quería abrazarlo y encerrarlo en una caja de cristal donde nadie lo pueda lastimar, pero en este momento no estaba muy centrado en eso, estaba más preocupado por la estabilidad emocional del menor.

—Lo sé. —Le dijo Louis. —Es sólo que a veces es difícil, una parte de mí creía que mis padres no pensaban de esta manera, una parte de mí creía que podía levantarme cualquier día y decirles lo que sentía, y ellos iban a abrazarme y a decirme que todo estaba bien, que me seguían amando de la misma manera que siempre y yo por fin iba a poder sentirme mejor conmigo mismo. —Terminó riéndose con amargura —Fue una estupidez pensar así.

—¡A la mierda con eso!. —Respondió Harry. —La familia no es sólo de sangre Louis, los amigos, las personas que te hacen sentir amados son tu verdadera familia, no necesitas a tus padres en tu vida y mucho menos cuando son las personas que más te quieren hacer daño.

—Yo no tengo a nadie Harry, ellos son lo único que me queda. —Louis se encogió de hombros.

Harry frunció el ceño y lo volvió a tomar del mentón, esta vez pudo notar como el brillo azulado que tenían esos hermosos ojos se iban opacando, y no le gustaba en absoluto.

—No los necesitas, me tienes a mí.

—Harry a penas y nos conocemos, ni siquiera sé que estamos haciendo. —Soltó un suspiro.

—No pienses demasiado. —Le restó importancia. —Te has reprimido por bastante tiempo y es hora de que te dejes llevar, de que vivas tu vida.

—¿Entonces somos conocidos?.

—Voy a fingir que no dijiste eso. —Respondió Harry, ocultando su indignación lo cual hizo que Louis riera.

—¿Eres mi amigo?. —Preguntó Louis, pero con el ceño fruncido, como si algo no le encajara del todo en su mente.

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⏰ Última actualización: Aug 09 ⏰

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Blutende Monarchie - Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora