Harry trataba de descansar el mayor tiempo posible, su cama era como una nube y dormir era un delito muy tentador. Pero no todo se podía en la vida, bastaron pocos minutos para que su tranquilidad fuera perturbada.
—Ricitos, hora de despertar —Rosa, Una empleada de la casa quien prácticamente lo había criado como un hijo, lo conocía a la perfección, sabía que odiaba levantarse de la cama.
—Vete a la mierda, por favor —Le tenía demasiada confianza, tanto que pudo reírse libremente al verle la cara de enojada —Oh no te hagas la ofendida, no es a ti la que te vienen a despertar a las jodidas cuatro de la madrugada—.
—Te necesito en veinte minutos abajo, ¿Entendiste corazón?.
—Entendido —Soltó un bufido antes de encaminarse al baño, hoy tendrían visita y puede que haya investigado un poco sobre el príncipe que andaba destrozando Francia.
Su plan era sencillo, bueno al menos el inicio, seguir sacando dinero de la cuenta de sus padres para ponerla en su cuenta privada, entrar al estudio de su padre y así guardar en su base de datos lo que necesitaba. Era poco, pero era una base, acabaría con ellos poco a poco, los dejaría en la miseria y reclamará lo que le pertenecía.
La gente le odiaba y no le podría importar menos, todo gracias a sus padres que se habían encargado de mancharle la imagen por todo el país. La prensa afirmaba que él era un mujeriego, borracho, irresponsable, narcisista y estúpido malcriado príncipe.
Les demostraría realmente quién manda.
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Se encontraban en la planta baja esperando a sus invitados, Harry lucía un traje de seda y lana hecho a medida por sus diseñadores italianos, sus rizos caían con gracia por sus hombros, un pequeño rubí resaltaba como arete y sus labios brillaban por el toque pequeño de pintalabios que tenía. No era el fin del mundo, pero para sus padres si.
Amaba como se veía.
Por otro lado, estaban sus padres, los reyes Desmond y Anne, quienes le hicieron quedar muy en claro que desaprobaban su atuendo, tenían ideas muy retrógradas y si fuera por ellos ya lo habrían humillado públicamente por usar cosas que según ellos eran únicamente para mujeres.
Harry reía por lo bajo, sus padres no sabían lo que atravesaría la puerta principal, él había investigado a Louis, el hijo de los amigos de sus padres; Ese chiquillo era la rebeldía en persona, se caracterizaba por su hermosa cintura y ojos hechizantes, no le importaba lo que dijeran de él, se veía perfecto con faldas, vestidos y trajes, cualquier cosa lo hacía ver como un ángel, y su actitud atrevida le encantaba.
Era bi, lo había dejado claro en una entrevista, Harry por otro lado no le gustaba etiquetarse, pero su inclinación iba por el mismo lado.
Pronto escucharon el motor de un carro, bastó poco para que abrieran la puerta y Harry se sintió desfallecer, las fotos que había visto de Louis no le hacían justicia; Ojos azules como el mismísimo cielo, pómulos marcados y labios rosas como una cereza, cabello castaño y una cintura de infarto, sonreía como si acabará de hacer una travesura, sus mejillas sonrojadas lo hacían ver tierno e inocente. En definitiva, era el ser más precioso que alguna vez había visto.
—Así que tú eres el demonio de Inglaterra ¿Me equivoco? —Louis sonríe un poco al ver como lo escaneaba con la mirada, sabía que tenía ese efecto en la gente. —¿Príncipe...?.
—Harry, Harry Styles es un gusto conocerte —Se atreve a besarle el dorso de la mano, notando el color carmín cubrir sus mejillas. —¿Nombre? —Sonríe.
Louis estaba un poco mareado, Harry era caliente, jodidamente caliente, la colonia que usaba llenaba sus pulmones y joder tenía hoyuelos, ese hombre era el pecado en persona y él era sólo un alma inocente. —Louis, Louis Tomlinson.
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Blutende Monarchie - Larry Stylinson
FanficEstar detrás de una corona nunca ha sido fácil, Harry lo sabía perfectamente, mantener una máscara frente a toda Inglaterra lo enfermaba, él sólo quería un poco de libertad. ¿Por qué era tan difícil? Su familia haría lo imposible por hundirlo y evit...