Capítulo 8

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Las hojas posadas en las ramas de los árboles se agitaron debido a la brisadel atardecer, permitiendo que una sintonía de luces anaranjadas se filtraran hacia el suelo y crearan sombras cambiantes a lo largo del musgo y arbustos de la base del bosque

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Las hojas posadas en las ramas de los árboles se agitaron debido a la brisa
del atardecer, permitiendo que una sintonía de luces anaranjadas se filtraran hacia el suelo y crearan sombras cambiantes a lo largo del musgo y arbustos de la base del bosque. El lobo de pelaje ceniza corría a través de los gruesos troncos, dejando atrás todos los lugares que había visto alguna vez y reconocía a la perfección.

Katsuki sentía como su instinto animal le rogaba a su cuerpo que fuera a
la caza de alimento, pero estaba tan enfocado poder solucionar su situación que se negaba rotundamente a satisfacer sus necesidades básicas,
cosa que después le pasaría factura.
Sus orejas habían permanecido bajas durante su recorrido para que el viento que azotaba su rostro no le molestara, pero cada tanto las alzaba brevemente para asegurarse de que ninguna presencia ajena lo seguía a medida que avanzaba. Aún así, si continuaba más tiempo ignorando la llamada de su lobo interior, posteriormente no haría uso de su raciocinio y actuaría como una completa bestia fuera de control.

Notaba su garganta seca, pero a pesar de ello su hocico dejaba escapar un pequeño rastro de saliva que se escurría por sus colmillos, los cuales estaban mostrándose debido a que había arrugado el morro superior.
Sus encías estaban expuestas y sus cuencas rubíes estaban ligeramente entrecerradas, todo gracias al esfuerzo
que le suponía estar batallando interiormente consigo mismo. La cabeza le daba vueltas y sentía que de un momento a otro su cuerpo no iba a resistir más, estaba sobrecargandose tanto a si mismo que tenía la sensación de que cualquier momento sus patas ya no seguirían. El tener en mente las palabras de Kirishima, del Weisal y del Reowrl sólo conseguían marearlo más y lograron que su mente comenzara a nublarse. Ya no oía el canto de los pájaros ni el sonido de las presas a su alrededor moverse, lo único que podía distinguir era el final de la espesura plantarse ante sus fieros ojos.

Tomó el aire necesario y sintió como una gran ráfaga de viento acariciaba
el vello en su cuerpo y le hacía
cerrar los párpados. Poco a poco fué mentalizadose para tratar de tomar una postura tranquila y serena a medida que se dignaba a cruzar los campos que estaban a unos metros del lugar cuya mención o pensamiento en su manada siempre había sido tabú.
Se lo pensó, las leyes no le tenían permitido adentrarse en la tribu humana, pero cayó en la cuenta de
que únicamente hallaría el fin a sus tormentosas circunstancias si hallaba
a aquel corrompido con el que apenas había intercambiado palabra. Se dispuso a agudizar aún más su oído
y su sentido del olfato, era la única manera, incluso si tenía que amenazarlo o dañarlo para recibir respuestas claras y precisas. En cierto modo, ahora no estaba abstraido en corromper el mandato, pues al fin y al cabo no era la primera vez que desobedecía órdenes.

Pero lo que tenía claro, es qué sería capaz de hacer cualquier cosa con tal de recibir el poder y honor absoluto.

Su paso comenzó a acelerarse, su cabellera comenzó a erizarse y una repentina determinación comenzó a surgir desde lo más profundo de sus entrañas a medida que se desplazaba, abandonando por completo la reconfortante sensación de sentir el pasto sobre sus garras. En cuanto pisó el cemento de las aceras, notó una extraña picazón en su laringe que le hizo sentir una amarga sensación por dejar atrás su habitat natural. Sacudió la cabeza y se aseguró de que no hubieran obstaculos que le impidieran continuar, sorprendentemente fué
así. Se deslizó con agilidad por los callejones más deshabitados con tal de no ser visto y trató de focalizar el rastro de la principal causa que lo había llevado a tantos problemas. Una vez recordó el aroma a desesperación y angustia que desprendía aquel chico
de cabello rubio, decidió seguirlo hasta que finalmente llegó a la travesía en donde comenzó todo. Observó todo a su alrededor, los mismos cubos de basura seguían en pie, la roña cubría los mismos muros pintarrajeados y los chillidos de las ratas se escondian
entre las paredes. Miró el lugar a su alrededor y bufó, ni siquiera el
Mishkali estaba tan descuidado.

Wicked - [Katsuki Bakugo x Lectora]【HIATUS】  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora