Ella no era mala,
tampoco buena.
Aunque tuviera
Momentos de cielo e infierno
No había razones lógicas.
No era necesario mucho raciocinio
para llegar a entender,
Que simplemente era una mujer.
Bella, coqueta,
Inteligente y traviesa.
Que cualquier mortal,
O ser divino,
Quisiera tener.
En la mente, en el corazón
O quizá unas horas placenteras en la cama.
Para siempre,
O unas cuantas horas de lujuria.
Ella,
Por otro lado,
Distante, de sentimientos casi nórdicos.
Buscaba otras cosas
Que nadie en el mundo
O en este universo,
Quiso poseer.
Tuvo amores claro,
Pero nadie exploró su alma.
Nadie calmó sus deseos,
Nadie...
Logró nada.
Así va por la vida,
Como un libro extraño.
El cual nadie quiere leer.
Quienes la toman,
Resultan ser analfabetas,
Incrédulos ante sus misterios,
Ignorantes ante su belleza.
Poco a poco se olvidan de ella
Y dejan de leerla
Por lo difícil que resulta entenderla.
¡Oh dulce niña mía!
Aunque no entienda, déjame leer tu cuerpo con el roce de mis manos.
Como un ciego lee el braille
Así te quiero leer
En las mañanas,
En las tardes
Y todas las noches.
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Cien cosas que callé
PoetryUn poemario en el que encontrarás diferentes maneras en la que se expresa la vida, el alma.