Time ღ vhope.

Minuto 10.

Los días habían pasado desde que se le dio el diagnóstico a Hoseok. Por supuesto su familia no lo había tomado para nada bien, inclusive la señora Jung había sufrido de un desmayo al saber, que a uno de sus hijos, le quedaba poco tiempo.

Desde ese día, la salud de Hoseok había ido en picada, los ataques se le presentaban de manera frecuente, cada día el respirar con normalidad y contenerse se le hacía una tarea demasiado difícil de realizar. A pesar de que Hoseok ya era mayor de edad, su familia había decidido no comentarle al pelinegro sobre su condición, algo quizá un poco egoísta pero "era por su bien" y así lo decidieron.

Todos los días Taehyung llegaba a la habitación de su novio para alegrarle el día, le compraba un ramo de flores todos los días, llenando así su triste habitación de hospital con flores de todos los tamaños, colores y olores. Era como estar corriendo por el parque, sintiendo la naturaleza que tanto le gustaba a Hoseok.

— Tú, no puedes mentirme. Por favor, dime la verdad. — suplicaba el pelinegro mientras tomaba las manos del fotógrafo quien se encontraba a lado de su cama.

— No me hagas esto Hoseok, tu familia lo ha decidido así, yo no puedo hacerlo.

— Tae, me estoy muriendo. — dijo con una triste sonrisa en su rostro. — Sea lo que sea que sucede, yo lo siento, ¿Por qué tendrían que ocultármelo? — entonces una lágrima corre por su mejilla de forma lenta, hasta perderse.

— Vamos solecito, no llores — contesta Taehyung limpiando cada una de sus lágrimas rebeldes que caían por las mejillas de su novio.

Sintiendo una sensación extraña de vacío y dolor. Le estaba viendo llorar, lo que más quería Taehyung era llorar también, le desgarraba el alma saber que su mundo se estaba muriendo. Pero debía ser fuerte, por él, por Hoseok.

— ¿Quieres ver lo que te he traído? — pregunta el castaño haciendo sonreír a su novio.

— Espero que no sean más flores, que por poco más y me hago florista.

— ¡Ta dah!

Taehyung le pone sobre las piernas un cuadernillo color rojo, y muchos dibujitos de colores llamativos, caritas felices y arcoíris, todo lo que definía a su novio, quien estaba lleno de vida. Le deprimía saber que alguien así, la perdería. Él que estaba tan ansioso de vivir, que estaba tan feliz por las pequeñas cosas que el mundo ignora, le causaba dolor.

— Eh, Tae ¿Me escuchas? — la voz de su novio interrumpió sus pensamientos y pronto le dió su atención.

— Velo, ábrelo — anima el castaño limpiando unas pequeñas lágrimas que se le habían salido.

Entonces Hoseok lo vio, era un álbum. Todas y cada uno de sus preciados recuerdos. Por supuesto, había en mayoría muchas fotos del pelinegro, pero también había fotografías con su novio. Como aquella vez en la que salieron con Jungkook y Jimin, los amigos de Taehyung en un día de campo o cuando la feria del pueblo llegó y Taehyung gastó tanto para ganar un flamingo rosa para Hoseok, ya que son sus favoritos.

Era impresionante como cada cosa vivida a su lado era perfecta, no le hacía falta nada más, si tenía a Taehyung en su vida, él era feliz.

— Te amo. — susurro bajito mientras las lágrimas se apoderaban nuevamente de él.

— Y yo a tí, Hoseok. — se acercó el fotógrafo a abrazarle fuerte, no quería soltarlo. — Te amo mi Sol, Te amo Hobi.. te amo, te amo. — susurraba mientras le daba besitos por todo el rostro.

Era doloroso vivenciar tal circunstancia, encontrar a la persona indicada y decirle adiós tan pronto, dolía. Se sentía como tenerlo todo y que al final te dijeran que te quedarías sin nada. Definitivamente una gran parte de Taehyung se iría con Hoseok.

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— Solo un poco más, no te vayas aún — suplicaba Hoseok tomando a su novio de la mano, el cual le miraba con una tierna sonrisa.

— Hobi, vendré mañana, te lo prometo — con su mano acarició la mejilla del contrario el cual cerró los ojos debido al suave tacto que le brindaba el castaño.

— Está bien — suspiró el pelinegro haciendo un puchero, y eso que Hoseok no era del tipo de personas que hacen tales cosas, solo esa faceta de él la conocía su novio, Taehyung.

— Te amo Hoseok — dijo para después darle un beso en la frente y despedirse.

Sin saber que era la última vez que le vería.

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