Final.

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La luz de la luna comenzaba a hacerse presente conforme la noche avanzaba, Hoseok cerraba sus ojos una y otra vez pero no podía dormir, con forme los días habían pasado y los medicamentos que le aplicaban cada cierta hora era difícil poder hacerlo.

Decidió sentarse en su cama, tomó su cabello revolviéndolo así, no quería alarmarse, pero su corazón dolía, dolía de nuevo. Respiró hondo, necesitaba calmarse o eso no le llevaría nada bueno, cerro sus ojos haciendo presión en su corazón.

Cuando sus ojos abrieron solo había luz de luna en su habitación, los aparatejos a los que estaba conectado sonaban de manera tranquila, está vez lo había logrado, se había tranquilizado por si mismo.

Su mirada pasó a un portarretratos que se encontraba a un lado de su cama, era una fotografía de hace dos años antes de que le diagnosticaran su enfermedad; se veía tan feliz sosteniendo a su novio en su espalda mientras ambos sonreían, tomó aquel objeto color café entre sus manos y las lágrimas no tardaron en llegar.

Pronto visualizo como es que encendían la lámpara de su habitación y las enfermeras corrían desesperadas moviendo uno de esos carritos para realizar una reanimación, ¿Qué estaba pasando? Se preguntaba el pelinegro mientras las veía pasar y correr hacia todos lados.

La mirada del pelinegro se posó en la cama de hospital en la cual se encontraban reanimando a un paciente, se sorprendió al ver que los doctores no le decían algo como "vuelva a su cama, Jung" o alguna que otra indicación, ya que el sabía que no debía presenciar tales cosas, pero lo picaba la curiosidad y algo le decía, él debía ver.

Poco a poco, los doctores frustrados se alejaron del cuerpo inmóvil que estaba en la camilla.

— Anote la fecha y la hora. Lo perdimos. — le dice el doctor de Hoseok a la enfermera que se encargaba de cuidar de él.

Hoseok se encontraba confundido,  no sabía que era lo que hacía allí, si su habitación era solo para él, no la compartía con nadie. Entonces, así sin más, la enfermera con dolor en sus ojos, se dio la vuelta y le atravesó.

Sí, le atravesó. Su cuerpo se volvió transparente por un momento, sintió una de las más extrañas sensaciones de toda su vida. ¿Qué a caso estaba soñando?
Rápidamente se acercó a la cama de hospital, en dónde un pelinegro de lindo rostro descansaba, sus ojos habían sido cerrados y ya no se encontraba conectado a ninguna máquina. El pulso se le había ido, su sistema había dejado de funcionar. Hoseok había muerto.


[🥀]

Los funerales siempre eran así, la gente iba y venía, pero tú no lo sentías. Las sensaciones se quedaban congeladas mientras veías ese ataúd en el centro de la sala, adornado con millones de flores y un frío que no hacía más que congelarte hasta los huesos. Murmullos, bullicio, ruido blanco.
Personas que conocías, personas que no conocías, personas dolidas, personas que solo iban por compromiso. Llanto. Dolor. El aura oscura que muestra el luto, así eran los funerales.

Taehyung había estado en todo momento, aún recordaba como había llegado al hospital hace unas horas, con un enorme ramo de orquídeas y una sorpresa escondida en el bolsillo de su abrigo, para que todo fuera arruinado, para encontrar a su suegra llorando a mares junto con la hermana y el padre de Hoseok. Allí fue, cuando el mundo de Taehyung se vino abajo.

Ahora estaba allí, sin poder creer que todo se había acabado. Que su sol se había apagado para siempre, que nunca más le vería sonreír, que jamás le tomaría una fotografía más, que todo se había derrumbado en un minuto.

— Hicimos todo en nuestras manos, lo lamento mucho — decía el doctor a la familia Jung junto a Taehyung.

Entonces el fotógrafo cerraba y abría los ojos una y otra vez, quería despertar de esa terrible pesadilla, quería llegar y ver ese hermoso sonrojo que le provocaba a su novio cada que le decía cosas lindas, lo necesitaba, necesitaba abrazarlo, llenarlo de besitos y decirle cuánto era que lo amaba. Pero no podía, el tiempo se había terminado.

Después de unas horas en la sala, Taehyung tomó el valor de acercarse a ese ataúd color plateado y justo a lado de él, la foto de su novio sonriente. No supo de dónde es que salieron las fuerzas para levantarse, cuando sentía que con cada paso caería así sin más, llegó al ataúd.

Su rostro pálido, sus manos juntas, labios resecos tratando de mostrarse naturales con algo de maquillaje, sus ojos cerrados... Taehyung no pudo contener el llanto, quería pedirle al pelinegro que se despertara, que se levantara de allí y no le dejara solo, porque era algo demasiado cruel para sobrellevarlo.

Trato de contenerse un poco y comenzó a hablar con el cuerpo inerte de su novio.

— Hobi Hobi, ¿ves que estás lleno de flores ahora? Debes decirle a todas estas personas que yo les llevo la delantera, eh. — dice tratando de sonreír. — ¿Ahora que voy a hacer yo, mi amor? No voy a poder estar sin ti, tú eres mi sol, ese que le da la vida a mi mundo, ¿Qué se hace cuando mi sol se ha apagado?

La forma tan melancólica y dolorosa con la que hablaba Taehyung le dolía a cualquiera que lo viera acercarse a ver al pelinegro. Las cuerdas vocales le asfixiaban en un nudo que hacía las palabras se le atoraran en su garganta. Todo se sentía tan ajeno, todos se sentían fuera de allí, Taehyung se encontraba solo. Así se sentía.

En una esquina de la sala, estaba Hoseok o lo poco que quedaba de él. Estaba tan asustado, le aterraba todo lo que estaba pasando, quería acercarse, quería ver a Taehyung, tomarle de las manos y decirle que todo estaría bien. Que ese no era el fin, al menos no el suyo. Con pasos lentos se acercó teniendo la poca esperanza de que su novio lo sintiera con él, que se diera cuenta, no estaba solo.

— ¿Dime qué puedo hacer? Justo ahora me duele demasiado, aquí — decía poniendo una mano en su corazón. — Hoseok, tú sabías, que este corazón te amó y te ama como no logras imaginar — decía bajito ya entre lágrimas, la cuáles le fueron acompañadas en el rostro del pelinegro.

— Yo estaré siempre contigo, Taehyung... — susurra Hoseok aún sabiendo que no puede ser escuchado.

— Hoy, te compre orquídeas, fueron demasiado difíciles de encontrar — suspira buscando algo en el interior de su abrigo. — E iba a pedirte, que te casaras conmigo... — saca una pequeña cajita color azul con un anillo de matrimonio dentro, la cual estruja contra su pecho con dolor.

— ¡Por supuesto que quiero! — grita Hoseok sin ser escuchado. — Taehyung, te amo. — llora aún más fuerte.

El llanto se hace notar rápidamente, las personas ajenas le miran, Taehyung sufre, la familia Jung sufre. Pero son tipos de sufrimiento distinto, por supuesto.

— Te voy a amar para siempre. — susurra entre llanto Taehyung dejando la pequeña cajita en las manos de su novio muerto.

Una lágrima larga recorre su mejilla, entonces lo siente.

— Yo estoy aquí, Taehyungie... — le da un tierno beso en la mejilla. — Gracias por hacerme feliz. — susurra Hoseok, sobresaltándose al ver cómo su novio posa la vista en sus ojos. Taehyung lo sentía.

Una caricia suave en su mejilla, Taehyung sabía, Hoseok se encontraba allí. Aún no se había ido del todo, pero lo haría, debía hacerlo.

— Ve hacía el mejor mundo, mi lindo ángel. — suspira profundamente para después salir de la sala.

[🥀]


Besos y abrazos escritos, ~Dem

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