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Ren

Desperté apenas el sol calentó mis mejillas, llevaba dos días desde que me atreví a besar la mejilla de Baekho, no sé cuánto tiempo podría seguir actuando como si nada pasará, como si mi cariño no incrementará cada día.
Hoy lo vería una vez más, y después de estas semanas alejados no había deseado verlo como lo hago esta mañana.

Me levanté y desnude, necesitaba tomar un baño y dejar de pensar tanto en estas cosas, había recibido un regalo por parte de mi madre, y necesitaba enseñarle a Baek lo hermoso que era.

Apenas mi piel hizo contacto con el agua fría de la tina escuché la puerta abrir y sabía que era Min con el desayuno.

- no sabía que despertarás tan temprano.

- sabes bien que hoy salgo, no veo porque necesitas sorprenderte tanto...

- bueno, no sé porque hago tantas preguntas mi señor.
Mire extrañado a Min, no pregunte más porque no quería arruinar mi hermoso día.

- alista mi ropa de casa, hoy utilizaré el caballo ya he sido demasiado impuntual en este tiempo.

- cómo desee.

Terminé mi baño, me vestí lo más rápido y tome la caja de madera. Me apresure a salir sin siquiera despedirme de Min, no sé el porqué de su actitud y la verdad no necesitaba saberlo.
Pase por la Codina y cogí unas cuantas frutas, las cocineras ya tenían preparada una canasta con comida como hacían desde hace años, les di una pequeña sonrisa y camine a las caballerizas donde me esperaban con mi caballo blanco.
Coloque las cosas con sumo cuidado y monte saliendo del gran castillo, mientras realizaba mí ya conocido recorrido a las afueras observaba a las personas, las condiciones en las que vivían, cómo vestían y como actuaban, tomaba notas mentales de todo, cuando yo fuera el rey muchas cosas cambiarían.

- ¡DETENGANLO, DETENGAN A ESE LADRÓN!

El pequeño cuerpo golpeó sobre mi caballo causando que este se asustara y me tirará, me levanté molesto dispuesto a golpear a aquel que causaba dicha desgracia, observé que mis cosas estaban bien, gracias a los dioses las había sujetado con suficiencia.

- mi lord, ¿se encuentra bien?

- lo estoy.
Me levanté cuidadosamente y limpie el polvo de mis ropas, por suerte no tenía ninguna molestia, quizás por la tarde la tendría.
Mire cerca de mi a unos hombres que sujetaban a un pequeño niño, tendría unos 6 años, sobre sus pies estaban unos trozos de carne y de pan, estaba aterrorizado, esperando que el futuro rey diera la orden de ser apresado o incluso asesinado.

- sueltenlo.
Todos me miraron incrédulos de mi orden.

- Pero mi señor, este niño es un ladrón, cada día roba lo que puede de los puestos, debe ser latigado para que los demás ladrones aprendan.

- usted mismo lo ha dicho, es solo un niño, tiene hambre.
Lo miré con sumo cuidado, me di cuenta que sus ropas no lo cubrían apropiadamente y estaba descalzo.

- ¿Cual es tu nombre?
Me acerque a el en cuanto lo soltaron, sujete sus mejillas y vi golpes en ellas. - Dime tu nombre no temas, no te voy a hacer daño.

- Jun, ese es mi nombre señor.

- ¡Traigan unas sandalias, pantalones y alguna camisa apropiada para el!
No hubo necesidad de dirigirme a nadie, todos corrieron a buscar lo que pedía.

- aquí tiene mi señor.
Tome las cosas y subí a mi caballo. -sube, te llevaré a cambiarte.

Jun aún temeroso de su destino subió al caballo, golpee un poco los costados y salimos a prisa, llevábamos un tiempo montando, ninguno de los dos había dicho nada, y no es que necesitarás tener una plática con tu futuro asesino si es lo que él pensaba.
Llegamos al árbol donde vería a Baek, el estaba acostado aun lado. «¿Tan rápido te has cansado de esperarme mi tigre»
Solté una risa, el seguro me golpearía su pudiera leer mi mente.
Bajé con cuidado del caballo, después tome al niño en brazos y camine hasta donde Baek descansaba.

- había escuchado hablar de los hombres de la montaña, tan vigorosos incluso en los peores inviernos, parece que su líder a resultado ser un glotón y perezoso.
Golpe con mi pierna su costado, me miro confundido, estaba apunto de tirarme por las piernas cuando vio que sostenía al niño.

- ¡Por todos los Dioses, Ren, ¿te has vuelto loco?, No puedes ir por ahí robando niños, no podemos ser padres tan jóvenes.

Sonreí como estupido, si el supiera lo que esas palabras hacen en mi mente y corazón no las estaría mencionando, pero era mejor seguir su broma, podía fingir que solo era eso.

- pensé que serías un buen padre, por eso lo he traído conmigo, pensaba en casarnos en secreto y huir a las montañas.
Su sonrisa fue lo único que importo, el nene en mis brazos soltó una carcajada, tal vez no era tan loco como el me creía.

- pero mira, que le encanta que seas gracioso.
Se levantó y tomo al niño en brazos.

- ¿Y tú, estás de acuerdo conque este ser hermoso pero tonto sea tu raptor y ahora quiera que seas su hijo?

El nene solo lo miro serio, después lo miro y giro la vista hasta mi.

- mi lord, no sé que broma sea esta, pero si me van a castigar o asesinar por robar, no deberían jugar conmigo de esta manera.

Y sus palabras cayeron como agua fría sobre mi, había olvidado porque lo traje, había olvidado que todos esperaban de mi un castigo severo pero al contrario solo había pensado en ver a mi tigre y hablar de que futuro podría tener este pequeño nene.

- nadie va a lastimarte, yo voy a protegerte con mi espada.

- Baek tiene razón, ahora debemos bañarte, mira cómo estás todo sucio cuando tu cara parece la de un ángel.

- pero uno que cayó directo al lodo.
Los tres reinos ante las tonterías que decía Baek, caminamos silenciosamente hasta el lago, el se acercó a la orilla y se desvistió, entro en el agua y comenzó a limpiarse. Nosotros observábamos atentos ante cualquier pequeño descuido que lo hiciera ahogarse, estaba tan preocupado porque se mantuviera en la orilla que no escuché nada de lo que Baek decía hasta que sacudió mi hombro.

- ¿Que piensas hacer con el?

- no lo sé, no puedo llevarlo conmigo al castillo, no tengo una buena razón para justificar que he salvado a un ladrón.

- bueno, quizás yo pueda llevarlo conmigo, diré que lo encontré vagando y será mi pupilo.

- que cosas dices, seguramente tu padre se molestará y lo matara.

- en eso te equivocas, nosotros no somos como ustedes, vemos las cosas de distinta forma, si digo que lo he encontrado solo, con hambre y vagando por las montañas nadie se opondrá a que lo tenga bajo mi cuidado, soy el futuro rey, nadie me dirá nada.

- aveces envidio tu vida.
Me miro con el celo fruncido. - ustedes ven todo con naturalidad, y nosotros nos creemos tan correctos que en nuestro camino por la pureza hacemos cosas crueles, ustedes piensan en el amor, el cuidado y la humildad, nosotros somos criados solo para pensar en la estabilidad de nuestro reino, nuestras riquezas... No importa las cosas que se tengan que hacer para mantenerlo, incluso obligados tenemos que hacerlo.




шυινгεDonde viven las historias. Descúbrelo ahora