uno

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Un silencio rotundo y realmente tranquilizador emanaba en todo el recinto, Hoseok hojeó el libro que traía en manos. Aunque realmente no lo estaba leyendo, a este paso podía terminar bizco. No era culpa suya que el chico con piel bronceada llamara su atención por completo, era guapísimo.

Casi todos los fines de semana podría bendecir sus ojos viéndolo, tal vez el chico que solo leía comics o libros con imágenes era uno de los motivos que hacía amar su trabajo. Desde el primer momento que oyó el tintineo de la puerta al ser abierta, su corazón fue tomado por aquel guapo joven en instantes.

Era sin dudas, ¡totalmente su tipo! Alto, piel bronceada, hombros anchos, pelo desordenado, pestañas largas. Oh, no podía dejar de suspirar y en especial babear en su sitio cuando lo veía. Un ojo puesto en su libro y el otro siguiendo cada movimiento del chico alejado a unos cuantos metros. Con el tiempo desarrolló un crush por él, lo que era inevitable con semejante belleza.

Si tan solo tuviera las agallas suficientes de hablarle al menos una sola vez en su vida, sería un gran paso para la humanidad. Al fin de cuentas era Jung Hoseok, con la táctica de seducción más “efectiva” de todos los tiempos. Admirar desde lejos y esperar que el milagro ocurra.

Si quiera sabía el nombre del chico, pero en las últimas semanas no ha podido sacarlo de su mente ni una sola vez. Lo cual era un tanto preocupante, si continuaba de esa manera nunca llegaría a nada. Rodó los ojos al recordar los consejos de Seokjin, el autoproclamado “flirteador profesional”.

Tomó un sorbo a su malteada de vainilla, esta vez con una lucha mental trató de concentrarse en el libro que escogió esa mañana temprano era bastante interesante, sin embargo, desde que el guapísimo papi —como él mismo lo había apodado semanas anteriores— ingresó a la biblioteca lo interesante se volvió nulo.

En el momento que al fin se centró en su lectura y llegó en el punto de que solo deseaba saber más y más para enterarse qué sucedería a continuación, una silueta frente a él junto a un carraspeo lo sacó del mundo que la historia lo había transportado, casi maldijo antes de levantar la vista y al hacerlo dejó de respirar. El chico, su crush, el guapísimo papi consumidor de los comics se encontraba frente a él. Tan cerca que casi olvida de cómo seguir respirando.

—Em, me gustaría tomar prestados estos libros de aquí —reposó algunos sobre la mesa, en su mayoría de Historia. Hoseok tuvo unas inmensas ganas de gritar por la voz ronca que poseía el chico, si alejado a unos tres metros se veía una preciosura, imagínense a tan corta distancia. Su rostro no poseía ninguna imperfección, casi se derrite al notar el pequeño lunar en su nariz. 

Con un debate mental, trató de calmarse y ser un profesional. Después de todo, se hallaba en cumplimiento con su horario de trabajo, no podía demostrar que el muchacho lo traía loco hace bastante tiempo.

—Identificación —pidió, su voz sonando un poco aguda a causa del nerviosismo. En realidad, no era necesario el documento, pero, sólo deseaba no echar a desperdiciar esta gran oportunidad de poder averiguar cosas importantes sobre el otro. Su nombre, edad, tipo de sangre, dirección, número de teléfono. Información valiosa de su crush, en otros términos.

 “Kim Taehyung” leyó, demorándose más de lo debido con el documento de identificación del contrario. No quería perderse ningún detalle para memorizarse todos los datos.

—¿Algún problema? —preguntó Taehyung, el chico bonito que trabajaba en la biblioteca, estaba tardando demasiado, todavía no anotaba sus datos en alguna parte —¿Es necesario ser mayor para prestar los libros? —volvió a cuestionar un tanto dudoso, porque si era de esa manera se encontraría realmente jodido, el ensayo debía de entregarse mañana temprano. Lo tenía bien merecido, por ser un tremendo irresponsable y dejarlo a última hora. Nunca cambiaría.

Hoseok lo observó sin comprender la pregunta y se fijó en la fecha de nacimiento. Sus ojos se expandieron a más no poder.

—¡¿Eres menor?! —gritó, importándole una mierda el cartel a un lado de él, que indicaba no hacer mucho ruido ni alzar la voz, ocasionando que de esa manera llamara la atención de todas las personas presentes. Oyó un «shhh» dirigido a su persona. Era irónico, porque en la mayoría de veces él era el que hacía eso.

—Ehm, sí, tengo dieciséis —Taehyung se rascó la nuca un tanto nervioso —Los acabo de cumplir —agregó, con esperanzas de poder llevar esos libros a casa.

Hoseok jaló de sus cabellos en pánico total, el chico guapo sexy y supuesto sugar daddy —como él mismo les había dicho a sus amigos— resultaba ser un niño ¡Un chico de dieciséis! Mierda, él era un universitario, con un cálculo mental contó la diferencia de edad que tenían entre ambos. Todo se fue al desagüe, nunca pero nunca saldría con un menor de edad. No era legal. Imposible.

La vida le estaba gastando una broma de mal gusto. No tenía sentido que alguien de supuestos dieciséis, tuviera esa apariencia y esa vocezota, que haría volar la ropa interior de cualquiera a kilómetros. Recordó su vergonzosa apariencia a esa misma edad demasiado acné esparcido por el rostro, pantalones holgados y su característica camiseta de Mickey mouse, creyéndose el dueño del mundo entero. Un ingenuo en su totalidad.

Ahora las cosas encajaban a la perfección, en especial que Taehyung leyera puros comics, claro que un sugar daddy no leería comics de superhéroes. No había sentido alguno.

—Entonces, ¿no podré llevar ninguno de estos libros —Taehyung no entendía nada de lo que pasaba, el pelirrojo solo se quedó allí congelado viéndolo sin decir nada con una expresión de muerte en su rostro. Tener que llamar a sus padres para retirar los libros que debía usar, implicaría un regaño de parte de sus progenitores por ser tan irresponsable y no hacer sus tareas como era debido.

Hoseok carraspeó y trató de sonreír para disimular su reciente ataque de pánico —Lo siento mucho, ¡claro que puedes! Solo llena esta solicitud con tus datos —Al terminar de decir eso, entregó al castaño su documento junto a la hoja de solicitud.

Taehyung levantó una ceja ¿qué significó pedirle su documento? Ni siquiera era necesario, con un encogimiento de hombros, lo dejó pasar.

—Aquí tienes, ¿eso es todo o hay algo más que hacer?

—Con eso es más que suficiente.

—Bien —Taehyung estrechó los ojos para leer el nombre del chico tan bonito —Entonces te veo mañana Hoseok —tomó los libros y antes de irse guiñó un ojo.

Hoseok suspiró, sí que estaba jodido. Menor o no, era un tremendo bombonazo, al fin de cuentas. Ya se veía en un futuro más que lejano, cercano, dentro de la cárcel condenado por pedofilia. Eso estaba mal muy mal. 

 










🐯🔒

Nueva historia juju.
Taehyung ilegal y Hoseok mayor uwu. Quiero que tengan en cuenta que la apariencia de Taehyung no va acorde a su edad, tiene una apariencia mucho más madura de lo que tendría alguien de dieciséis.




Así re papu, aún no puedo superar al Taehyung del 190424.

Asaltacunas «Vhope»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora