cuatro.

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04.| ¡ESA ES MI CHICA!



                    Katerina se encontró a sí misma en una habitación cerrada cuando despertó. Los ojos de la latina se entrecerraron mientras miraba a su alrededor. No podía creer lo que su hermana adoptiva le había hecho, y quería hacerla pagar. Katerina quería que su pequeña hermana supiera con qué mierda ella estaba lidiando. Sabía que Lyra sabía de lo que era capaz, pero sólo quería asegurarse que abandonara su mente.

      El presagio de la muerte observó lo que estaba frente a ella, sus ojos permanentemente colocados en una dura mirada como la roca. Habían un par de cámaras en su celda, al igual que el resto de las celdas en el pasillo. Ella inundó sus uñas en el colchón sobre el que estaba sentada, antes de hacer sonar su cuello. Katerina esperaba que alguien apareciera tarde o temprano, y cuando eso sucediera, comenzaría su plan. Sólo tenía que ponerlo en acción.

      Mientras ella estaba callada sentada, la latina podía escuchar una puerta abrirse y cerrarse. Un par de segundos después, su hermana estaba parada frente a ella, sus manos sobre sus caderas. Una carcajada arrogante abandonó los labios de Katerina mientras se cruzaba de brazos, mirando a su hermana. Lyra negó con la cabeza a Katerina, antes de tomar un paso adelante hacia el vidrio.

     — ¿Qué pasa, hermana?—, inquirió Katerina de forma amarga —. ¿El gato atrapó tu lengua?

     —Creí que teníamos un acuerdo, Kat—, contestó Lyra y la latina alzó una ceja.

      — ¿Un acuerdo? No recuerdo haber hecho uno contigo. La última vez que me fijé, éramos una familia. No traicionas a la familia, hermana—, gruñó —. ¿No tienes a alguien más que traicionar? Quiero decir, tú fuiste la que asesinó a nuestros padres.

      —Recuerdo que fuiste tú la que "accidentalmente" tocó a mamá y papá en los hombros mientras dormían. Sólo porque no te dejaban salir de casa para ir a una fiesta—, respondió Lyra, provocando que Katerina riera.

      —Bueno, ellos no eran mis padres. Sólo me tomaron porque se sentían tan malditamente mal por mí—, propició Katerina mientras se levantaba de la cama y se acercaba a la ventana —. Déjame adivinar, ventanas plexiglás, por lo que no importa qué tan fuerte golpee, no podré romperte la nariz. ¿Estamos en el cuartel general de los Vengadores?

      Lyra entrecerró los ojos, sólo provocando que la latina volviera a reír —. ¿Cómo supiste eso?

      —Déjame contarte un pequeño secreto—, respondió Katerina —. En el último país que estuve donde, tú sabes, maté unas tres decenas de personas, aprendí algunas cosas. Lo llaman leer la mente. ¿No es divertido?

      Lyra observó a su hermana adoptiva por unos segundos antes de aclarar su garganta —. ¿Qué planeas hacer con todas las almas que estás recolectando? ¿Ummm? No es como si pudieras dárselas al Diablo en persona.

      — ¿Nunca consideraste que yo soy el Diablo?—, inquirió Katerina.

      —De acuerdo, ¿sabes qué? Cuando realmente quieras hablar, grita—, siseó Lyra antes de girarse y abandonar la habitación.

      Lyra avanzó por el cuartel general, hasta que se encontró nuevamente en el cuarto de reuniones. Su mirada aterrizó sobre los Vengadores y Wade. El mercenario la observó antes de cubrir su boca con su mano y mirar a la distancia.

      —Parece que la chica con doble personalidad se fue sin su hermana caliente—, espetó Wade antes de girarse a Lyra —. ¡Hola!

      —Cállate, Wade—, advirtió Lyra, colapsando sobre la silla y sus ojos posándose sobre los Vengadores —. Ok, tienen a mi hermana. ¿Qué más necesitan?

      —Necesitamos saber por qué hace lo que está haciendo—, espetó Tony —. Saber por qué está tan decidida en asesinar a tantas personas.

      — ¿Cuántas personas asesinó?—, preguntó Natasha a la rubia.

      —No lo sé. Probablemente unas cientas—, respondió Lyra.

      —Espera, ¿Eiza Gonzalez mató más de cien personas?—, inquirió Wade a Lyra, y la rubia asintió. Wade soltó un sonido de celebración mientras aplaudía, consiguiendo miradas extrañadas por parte de los Vengadores —. ¡Esa es mi chica!

      — ¡Wade! Esto es serio—, masculló Steve, antes de volver a mirar a Lyra —. ¿Crees que hay alguna forma posible de conseguir que deje de matar?

      Lyra se encogió de hombros —. Probablemente no. Ella está tan acostumbrada a utilizar sus poderes para mejorar su habilidad, y viendo lo lejos que ha llegado, sé que no se detendrá. Quiero decir, la perra asesinó a nuestros padres. Realmente dudo que vaya a detenerse por alguien.

      Wade se giró al costado —. Obviamente no me ha conocido a mí. Yo me encargo, lectores—, espetó Wade, antes de volver a mirar a los Vengadores —. ¡Me ofrezco como voluntario!

      — ¿Para qué?—, inquirió Clint.

      — ¡Para hablar con la sexy asesina, tonto!—, respondió Wade felizmente —. Técnicamente no puedo ser asesinado por su pequeña brujería-ju-ju, ¡por lo que soy su mejor opción! ¿Tengo razón?

      Todos los Vengadores se giraron a Lyra, quién recibió sus miradas por un rápido segundo, antes de suspirar pesadamente. Sus ojos se encontraron con los de Wade, los cuáles estaban rogando felizmente. Alzó una ceja antes de soltar otro suspiro —. Claro. Dejen a Wade divertirse. Pero si vuelve a tener su brazo arrancado, no voy a lidiar con ello.

Dark HeartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora