siete.

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07

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07.| BASTANTE IMPRESIONANTE.



                    Wade no se molestó en volver a subir. En su lugar, se sentó en el suelo frente a la celda de Katerina. Observó la puerta, sabiendo que la última persona que Lyra había metido ya estaba muerta. Katerina tenía un poco de su poder de vuelta, pero probablemente no era tan fuerte como lo era cuando mataba alrededor de dos docenas de personas por día. Él sólo se levantó de su lugar una vez en la noche, sólo para arrojar a Lyra dentro de otra celda y dejarla encerrada. Era lo mínimo que podía hacer.

      Un suspiro dejó sus labios mientras se sentaba frente a la habitación, sus ojos posados sobre la puerta. Mientras se encontraba allí, podía escuchar a alguien golpear la puerta con su mano. Wade se levantó y caminó hacia la puerta de la celda de Lyra y abrió la ventana de su habitación. Lyra lo miró, su mirada en blanco.

      — ¿Qué estoy haciendo aquí, Wade?—, demandó Lyra.

      —Bueno, Cara, decidiste convertirte en una perra-demonio y le diste un par de civiles a tu hermana para que consumiera sus almas—, dijo Wade sarcásticamente —. Creíste que era una buena idea alimentarla en lugar de dejarla morir.

      —Mierda—, gruñó Lyra mientras se alejaba de la puerta. Wade la observó caminar hacia la cama y sentarse. Su rostro estaba cubierto por sus manos. El mercenario observó atentamente mientras ella inhalaba profundamente —. No puedo creer que haya dejado que mi lado oscuro tomara el control.

      —Fue en realidad muy impresionante—, elogió Wade.

      —No ayudas—, ladró Lyra.

      —Es algo dulce, en una forma perturbadora—, continuó Wade, ignorando completamente a Lyra —. La tú buena quiere mantener a Katerina en control, pero no quiere verla morir. Por lo que tu lado malo toma el control y te hace cazar por Katerina. Tu lado bueno quiere mantener a tu hermana viva y que se convierta en una mejor persona. Pero tú mala quiere que acepte esa maldad que lleva dentro.

      —Mi habilidad es un dolor en el trasero—, suspiró Lyra, antes de sonreír a Wade —. Al igual que tú.

      —Ouch, Cara—, exclamó Wade, pretendiendo estar herido mientras se llevaba la mano al pecho —. Eiza no sería tan ruda conmigo.

      —Realmente estás loco, ¿no?—, inquirió Lyra —. Llamando a todos por nombres diferentes. Creyendo que no somos personas de verdad.

      —Todos somos personajes ficticios—, espetó Wade —. Sólo pasa que soy el único en darse cuenta. Lo que debería insultar a todos. Simplemente porque soy un completo idiota.

      — ¿Por qué te contratamos para traer a mi hermana?—, cuestionó Lyra.

      —Porque soy la mejor apuesta—, sonrió Wade —. Y porque soy el único que puede tocarla sin perder mi alma. Lo que es realmente útil si me preguntas a mí.

      — ¿Por cuánto tiempo debo estar aquí?—, preguntó Lyra, cambiando el tema.

      —Hasta que los Vengadores descubran una forma de mantener tu lado maligno suprimido por un tiempo—, explicó Wade.

      Lyra asintió —. ¿Podrías hacerme un favor? Fíjate cómo está Katerina. Por favor.

      —Sí, Cara—, aceptó Wade antes de cerrar la ventana.

      Él se alejó de la ventana antes de girarse en dirección a la puerta de la celda en donde se encontraba Katerina. Su celda no tenía la ventana que tenía la otra celda, por lo que si quería hablar con ella, debía entrar. Torciendo la cabeza, Wade suspiró antes de abrir la puerta. Ignoró el sonido de la voz de Steve en su auricular mientras entraba, cerrando la puerta detrás de él.

      Katerina estaba sentada sobre la cama, los cuerpos descansando sobre el suelo. Él la observó mientras sostenía sus piernas contra su pecho. Hubo una aparición de algo oscuro en sus ojos, pero él podía adivinar qué era. Wade cruzó la habitación hacia la cama, sentándose frente a ella. Katerina no movió un músculo mientras él se sentaba, él sólo pudo escuchar que soltó un fuerte suspiro.

      Cuando su cabeza se levantó, sus ojos permanecieron suaves mientras la miraba. Ella se acercó a su rostro, y Wade no se movió. Sus manos encontraron la unión entre su máscara y su traje, antes de removerla. Katerina sostuvo la máscara entre sus manos, su mirada aún puesta sobre su rostro.

      —Tu tortura realmente dejó una marca en ti, ¿no?—, cuestionó Katerina.

      —Sí, sí, no lo más sexy del mundo—, rió Wade, mirando su máscara en las manos de ella —. Mi amigo y yo siempre bromeamos sobre cómo luzco como si un aguacate haya tenido sexo con otro aguacate más viejo y más asqueroso.

      — ¿Nunca no usas la máscara?—, preguntó Katerina y Wade negó —. ¿Por qué no?

      —Para ser perfectamente honesto, no es la mejor versión de mí—, espetó Wade, una pequeña carcajada entrelazada a su tono —. No soy Ryan Reynolds. Bueno, lo soy, sólo que una versión horrible de él.

      —Pero tienes tu don de regenración. Incluso puedes sobrevivir mi toque. ¿No lo encuentras extraño? Que si te tocara justo ahora, tu alma permanecería intacta.

      —Tal vez no tengo un alma—, respondió Wade y Katerina rió. Wade la miró antes de escuchar la voz de Steve en su auricular.

      —Vuelve arriba, Wade—, ordenó Steve —. Tenemos un par de preguntas que hacerte.

      —Sí, señor Evans—, respondió Wade y Katerina frunció el ceño —. Capitán América me quiere arriba.

      —Por supuesto—, respondió Katerina —. Ve y diviértete con los buenos del mundo.

      —Oh, tú sabes—, asintió Wade, tomando la máscara de sus manos. Wade se acercó a la puerta y la abrió antes de abandonar la celda.

Dark HeartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora