0.Bajo el antifaz

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Él es el primero en venir, cada vez que percibo su presencia, sé que viene hambriento.

Cierto, en casa no encuentra lo que busca.

Camino con confianza hasta el escenario, mi antifaz protege mi identidad, identidad que nadie más que ÉL conoce, sonrío con altivez, él lo nota por lo que sonríe cómplice, entonces empiezo mi actuación.

Restriego mi cuerpo contra la barra, como si suplicara cariño a alguien en mi mente, luego me subo al tubo de metal con agilidad, dejando mis piernas y glúteos al descubierto bajo el traje que no deja nada a la imaginación. Puedo sentir la mirada ávida de todos sobre mi persona, pero el show no es para ninguno de los viejos verdes que frecuenta este sitio de mala muerte.

He hecho demasiado ejercicio como para lograr este truco, me pongo boca abajo y me aferro a la barra con la fuerza de mis piernas, las mismas fuerzas con las que lo aferraba a mí de su cintura cuando estábamos juntos en un cuarto privado de este alejado bar.

Sin darme cuenta, jadeo, el recordar aquello hace que solo sienta ganas de seguir, acaricio mi vientre plano, infiltrando mis propias manos bajo el diminuto short que poseo. Recuerdo que Kouyou me dijo que la mejor manera de hacer un baile erótico, es sintiendo excitación al momento de bailarlo, es entonces cuando mi memoria recuerda minuciosamente los besos en mi vientre, en mi cuello, en mi espalda...unos fríos ojos castaños.

Aún con la vista algo borrosa que provoca mi posición, soy capaz de ver muchas cosas. Por ejemplo, un hombre algo maduro con cabellos negros que mece su miembro en su mano, frotándolo duramente, tratando de conseguir alivio de la excitación que le produjo verme.

Varios me miran expectantes, yo en cambio fijo mis ojos en él, entonces es cuando maldigo la posición relajada de su cuerpo sobre el sillón de terciopelo. Me dirige una sonrisa de autosuficiencia, sé que esto no es suficiente y para mí tampoco. No ha sido suficiente destrozar mi propio orgullo por un placer egoísta.

Ya ni siquiera lo miro, solo hago unos movimientos más de rutina y me despido lanzando una sonrisa coqueta y satisfecha a todos, espero, que alguien me arrastre a la primera habitación que encuentre y pueda quitarme estas ganas terribles de ser tomado por ese hombre, sería una buena excusa, una perfecta para deshacerme de él para siempre.

Las chicas que vienen a este lugar, algunas de ellas me miran con envidia, con miedo de que les quite la propina que con ruegos les dan los pervertidos de este lugar, si supieran que dinero es lo que a mí me sobra...

Justo cuando creo que es hora de irme a casa, unos brazos me interceptan en la puerta del camerino, escucho una voz gruesa y ronca chocar contra mi cuello.

-Gritas y te cojo aquí mismo, enfrente de todos- amenaza apresando mis caderas y presionándome contra su dura anatomía, se mueve vulgarmente hacia delante, simulando embestidas, mientras sus manos rebuscan el interior de mi short. Gimo mientras lo siento en mi trasero, lo odio y lo deseo...quiero esto.

Sus manos han encontrado lo que quería, toma mi miembro en sus manos y lo masajea, se siente rico, pero de la nada, se detiene.

-Vamos adentro- su voz aterciopelada es fingida, esa amabilidad con la que disfraza sus palabras de manera tan natural no es más que su juego favorito, si alguien sabe de engaños es él. Pero a fin de cuentas, yo tampoco soy una buena persona, por lo que, a pesar de que caminar me cuesta con mi pene erecto, entro al camerino y él me sigue.

Una vez dentro, sus labios chupan mi cuello, mientras resisto el impulso de besarlo haciendo un esfuerzo por cerrar el lugar con llave. Esto es de lo más conveniente.

Become the beast-|SOUKOKU|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora