12 de septiembre, 2018

17 6 0
                                    

*Carta De La Autora A La Muerte

Dama del descanso y de lo eterno, llevo años dedicándote mis más íntimas oraciones, llamándote y esperando a que algún día me lleves entre tus brazos hacia la oscuridad de un destino nuevo y desconocido. Aún conservo el recuerdo de aquella primera vez, fresco y húmedo, afilado y clavado en mi memoria como una constante punzada que me recuerda que aún respiro y que mi corazón sigue latiendo.

Quiero morir. No es la primera vez que lo digo, pienso o siento. Es un anhelo natural que todos llevamos dentro, pero que se supone que debería permanecer dormido en lo más escondido de nuestro subconsciente hasta la llegada del momento justo. Como las reservas de agua y alimento que se guardan para tiempos difíciles, el deseo de muerte es nuestra reserva en la vida, para sobrevivir al paso del tiempo y esquivar el último resquicio de sufrimiento antes del momento final. Ese deseo de que todo termine, de cerrar los ojos y no volver a despertar, de poder por fin descansar del martirio que supone vivir, es lo único que tenemos para anestesiar la mente y alma, preparándonos para el inevitable desenlace de todo ser viviente. Muchos viven jugando a esquivarte una y otra vez, pero todos, hasta el más temerario de estos seres, son conscientes de que en el momento de su hora no habrá nada que puedan hacer para escapar de tu abrazo.

He "vivido" una vida en la que no podía evitar odiar el hecho de seguir respirando, pero tampoco tenía lo necesario para remediarlo. ¿Qué es la vida? Se dice que es un estado de la materia orgánica, que puede o no ser considerada una entidad viva según si cumple o no con determinados criterios (son organismos de alta complejidad que nacen, crecen, alcanzan la capacidad para reproducirse y mueren.). Pero los seres humanos, al ser entes racionales, tendemos a hacer una diferenciación entre vivir y sobrevivir. Una persona puede respirar, alimentarse... pero a pesar de ello caminar arrastrando su alma por donde quiera que vaya. La humanidad necesita de algo más que lo puramente biológico y a lo largo de nuestra historia ese algo ha sido definido como felicidad. La felicidad está llamada a ser el objetivo máximo de la vida, pero ¿y si la esencia de tal estado solo pudiera alcanzarse una vez muertos? ¿y si lo que sentimos en la vida, esas pequeñas alegrías no fueran más que engaños? , pues esto es lo que yo pienso y siento desde que tengo uso de razón, lo que no lo convierte en una certeza, pero si en una fuerte sensación que en ocasiones altera hasta mi pulso haciendo tropezar a mi torpe y cansado corazón.

Dime entonces bella dama de velo enigmático, ¿cubrirlas algún día de estos mi ser con tu manto, sofocando así las llamas de mi infierno en vida? ¿Mereceré el descanso que prometes y alcanzaré finalmente ese estado en el que nada me puede doler y solo la paz de la nada rodee mi alma, por fin en paz con la vida? Yo sé que llegaras, pero no puedo evitar preguntarme por cuánto tiempo más tendré que vivir dándote caza, mientras contemplo a muchos otros jugar a esquivar tus caricias. Por mucho que corran esas almas ingenuas intentando burlarte, el hambre siempre encuentra atajos y domina el arte del disfraz, logrando persuadir a tus hijos para que vuelvan al lugar del que nacieron y vuelvan a ser polo y sombra contigo.

Un alma poeta y romántica, obsesionada con la muerte.

P.E.U.S

En Esta Casa De LocosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora