16 de agosto, 2018

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Experiencia del día:

Me he pasado el día entero encerrada en la habitación, evitando cualquier clase de contacto con mis "PADRES".

A la mañana no estaban en casa. Nos despertaron antes de irse a trabajar, porque iba a venir el repartidor y teníamos que recoger un paquete. Llegaron a casa acompañados de mi hermano, que había ido con ellos porque en la oficina de mis padres es en el único lugar donde tenemos acceso WIFI. El tener este servicio en casa les resulta un gasto innecesario a mis padres (a pesar de tener ya dos hijas universitarias). Sin embargo, mis hermanos y yo sospechamos que la verdadera razón es que así nos tienen mejor controlados y aislados del mundo, ya que tampoco tenemos teléfono fijo en casa.

No recuerdo con exactitud qué estaba haciendo cuando llegaron. Podía haber estado haciendo cualquier tontería, porque estando de vacaciones de verano encerrada en casa poca cosa se puede hacer, o bien estuve ordenando y limpiando o bien estuve leyendo algo. Lo que sí recuerdo es que al oírles llegar me paré en seco a pensar detenidamente antes de actuar. ¿Debía o no debía bajar a saludar?, ¿qué sería lo mejor, saciar su ego dándoles el beso de Judas o seguir con mi plan de ser completamente invisible? ¿Y todo esto por qué? Tan tensa como estaba la situación en casa, cualquier paso en falso significaba nueva trifulca y sinceramente, yo no tenía ni las fuerzas ni las ganas para volver a enfrentarme a eso. Llevaban días mirándome mal, siempre enfadados y toda su atención negativa estaba dirigida exclusivamente hacía mí (el lado positivo de esto es que así no machacaban tanto a mis hermanos, aunque a pesar de no ser ellos el centro de tal atención sentían dolor por lo que me veían sufrir a mí, asique desgraciadamente ni por estas se libraron). Desde ayer mi "MADRE" se niega a dirigirme la palabra, por más que le pregunte e insista amablemente, simplemente me ignora.

¿Por qué "MADRE"? Porque hace ya mucho tiempo que perdió el derecho de ser considerada como algo tan importante en mi vida, de hecho, ella misma renegó de mí más de una vez, asique no voy a ser yo quien la retenga. Concretamente aquel día en el que se le fue tanto la olla porque supuestamente había quemado la cena por estar atenta al móvil y descuidar el horno (algo que insisto, es falso y el comprobar que no tenía razón no hizo sino enfadarla más) Empezó a chillarme, a llamarme inútil, enferma... Me empezó a dar de tortas cuando yo lo único que pretendía era calmarla y pasar página. Le rogué que parase, se lo rogué una y otra vez mientras ella me empujaba contra la pared. Fue ya entonces, cuando me vi sin salida cuando, entre lágrimas, pronuncié las siguientes palabras: "o dejas de pegarme o te denuncio". Malditas palabras, maldita valentía nacida del mismísimo miedo al que nos tienen sometidos en esta maldita prisión disfrazada de acomodada casa. Maldito el día en el que Dios decidió que esos dos tiranos se conocieran y maldito el día en el que les concedió el don de ser padres.

Después de aquello solo recuerdo chillidos histéricos, que mi padre apareciera y sin mediar palabra comenzara a molerme a tortas y puñetazos. Recuerdo gritar por fuerza de dolor y de terror. Recuerdo oír gritar y llorar a mi hermana pequeña rogándole a mi "PADRE" que parase. Recuerdo acabar llorando y temblando en el suelo y oír decirle mí "MADRE" y a mi "PADRE" que parase o lo oirían los vecinos (quienes no acudieron a mi grito). Recuerdo sentir la cara hinchada y palpitante. Recuerdo ver mucha sangre en mis manos y recuerdo quedarme sola ahí tirada, rogándole a Dios que o me llevara con Él o me sacara de aquel infierno en el que desgraciadamente ya llevo más de veinte años sobreviviendo. Entró mi "MADRE" y fue entonces cuando me soltó las siguientes palabras: "Tú ya no eres hija mía". Me mandó entre gritos e insultos a la cama y acudí corriendo a donde mi hermana, que aún lloraba. Me miró a la cara y me dijo que no me limpiara la sangre y las lágrimas, que me sacaría unas fotos por si decidíamos finalmente denunciar (aunque aún no sabíamos cómo, ni si tendríamos el valor necesario para hacerlo). Me dijo que ella se había grabado un vídeo contando todo lo que había pasado, aunque llorando (todo esto lo hizo con su tablet. Ocultó los archivos en la papelera por si a cualquiera de nuestros "PADRES" les daba por fisgar en el dispositivo). No era la primera vez que recibía una paliza de manos de mi "PADRE" y sabía que tampoco sería la última. Escasos momentos después de mandarme a la cama, mi "MADRE" subió y me obligó a bajar a pedirle perdón a mi "PADRE" (algo no solo humillante, sino aterrador), quien se encontraba tirado en el sofá del salón viendo la tele tranquilamente. Después me obligó a pedirles perdón a mis hermanos, quienes unánimemente protestaron diciéndole que no era yo quien les debía una disculpa. Aquella noche "dormí" aterrada en la cama de mi hermana pequeña (si no fuera por ella hace mucho que me hubiera dejado tragar por la oscuridad de esta casa infestada de bestias).

Volviendo al presente. Sea como fuere, finalmente me decidía a bajar y, aunque forzándome, les di un beso a cada uno. Acto seguido me volvía a mi cuarto hasta que llamaron a comer. Me sentí invisible. Después de que todos se hubieron levantado de la mesa, yo hice lo mismo y me escabullí de nuevo a mi habitación. Me he pasado la tarde alternando lecturas, pensando en mis movidas, arreglándome el pelo, garabateando dibujos y poco más.

Se supone que este mes mi encargo es el de hacer la cena (los encargos de casa se distribuyen mensualmente y entre ellos a las chicas nos toca vaciar el friegaplatos, hacer o bien la cena o bien la comida, limpiar el baño, barrer y fregar las escaleras y zonas comunes de la casa, incluyendo la cocina...y un largo etcétera). Bajo de mi habitación hacia la comida, pensando que ya iba siendo hora de cenar, aunque nadie me había llamado. Me encontré con que mi "MADRE" ya había empezado a hacerla, pero como no me habla, por más que le preguntara qué podía hacer para ayudar, no me respondía. Decidí ir poniendo la mesa intentando acercarme a ella lo menos posible para no molestarla. Finalmente, me hecha y me manda a la habitación castigada, porque había salido un momento al pasillo para escribirle un mensaje de "buenas noches" a mi "novio" (¿por qué novio entre comillas? La verdad, es complicado de explicar, pero en resumen... Llevábamos Más de un año saliendo juntos, cuando él se tuvo que ir a Granada para estudiar el máster, yo vivo al norte del país y la distancia acabó haciendo mella en nuestra relación. Muchos otros factores fueron surgiendo y finalmente acabo dejándome, pero como se suele decir... "uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde". Él me pidió volver, pero como aún se encuentra en el sur, hasta que no me lo pida en persona y me dé verdaderos motivos para darle una nueva oportunidad en serio, no quiero decir que es mi novio. Como ya he dicho, el asunto es algo más complejo y largo de explicar. El caso es que no le he dicho nada de esto a mi "MADRE", para ella mi relación con este chico es historia. Tengo mis motivos para reservarme esta información, entre otras cosas por lo mal que le sienta el que haya alguien fuera del alcance de su influencia merodeando tan cerca de sus víctimas.) Ya son más de las doce de la madrugada, es decir, 17 de agosto del 2018. Quizás algún otro día hablo más afondo de este tema, pero por hoy mejor no meterse con mayores quebraderos de cabeza.

Volviendo a lo que hoy nos concierne. Me fui sin rechistar a mi habitación y bajé en cuanto llamaron para cenar (esto de echarme en el momento de la preparación de la cena, o cual quiera que sea mi encargo en el momento, es algo que se lleva repitiendo muy a menudo y tanto ayer como hoy no han sido una excepción, salvo por una pequeña variación en el suceso, hoy ni se me ha permitido cenar).

Desde lo que yo alcanzo a recordar, nos sentamos todos a la mesa, bendecimos como de costumbre y yo empecé a comer en silencio. Fue entonces, que mi "MADRE" se levantó a cortar más pan y mi "PADRE" me preguntó si ya habíamos bendecido la mesa. Le respondí: "hace ya una hora", evidente mente exagerando la realidad, pero sin ninguna malicia en mi respuesta. Mi "PADRE" me echó y me mandó a la cama. Cuando mi "MADRE" preguntó por el motivo de tal castigo, la respuesta del tirano fue: "¡porque lo digo yo!". Me fui sin decir nada más y aquí estoy escribiendo todo esto.

NOTA: Empiezo a notar que vuelvo a cerrarme en banda. A buscar la evasión de esta realidad, ya sea mediante novelas o haciendo uso de mi propia imaginación, envolviéndome así en un entorno ficticio pero seguro, seguro y en el que no me siento sola. El peligro de volver a todo esto, es que las voces vuelvan, lo que significa autolesiones, vómitos, pensamientos suicidas y destrucción. Significa volver a sorprenderme a mi misma hablando sola, llorándole y rogándole ayuda a alguien inexistente... Significa volver a mis años oscuros. Volver a las constantes pesadillas y por tanto a la falta de sueño... Significa demasiadas cosas que había dejado atrás y que no quiero recuperar. Tengo miedo. Miedo de volverme loca y no poder salir de ahí nunca. Miedo de que mis pesadillas se vuelvan realidad, no por ser pesadillas, sino porque son el reflejo de en lo que me puedo llegar a convertir, y solo de considerarlo me aterro.

P.E.U.S

En Esta Casa De LocosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora