2. Nuevo día, nueva amenaza.

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Tras tres meses de vacaciones, ya hemos vuelto a entrar en la rutina del instituto. Otra vez a hacer deberes, trabajos, exámenes, etc. Pff, que pereza. Pero bueno, después de tres meses de descanso, ya era hora de volver al trabajo. Y vosotros os preguntaréis ¿Hay algún poder para aprobar los exámenes? No, lamentablemente no hay ningún poder para aprobar. Aunque seas un Shanjiuken tienes que sufrir con los exámenes.

Después de desayunar y vestirme, me dirigí a la parada del bus, para ir al instituto. Al llegar a la parada, vi a Elisabeth, esperándome, como siempre.

–Hola Eli ¿Que tal?
–Fatal, he dormido mal. –me contestó con cara de tristeza, como a punto de llorar.
–¿Por? –le pregunté preocupado al ver su cara.
–Es que... He vuelto a tener uno se esos sueños... con visiones. Y ya sabes que todas esas visiones se cumplen.
–¿Y que viste ésta vez?
–Vi... –se le caían las lágrimas. –Vi que estabas luchando contra Tenkaytsu y... Te vi callendo al suelo, con sangre en la cara. Y... morías. – terminó llorando y me abrazó fuertemente.
–Elisabeth tranquila, no llores. No me va a pasar nada, no me voy a morir, no llores.
–Ethan, ¿Como quieres que no llore? Todas mis visiones se cumplen.
–Elisabeth... –le susurré al oído. –Esta vez, tu visión no se cumplirá. Ni el rey de la oscuridad ni la muerte, hará que me separé de ti. Aquel verano te dije que siempre te iba a proteger,  y pase lo que pase voy a seguir haciéndolo, no me voy a morir ¿Vale? –dije abrazándola más fuerte.
–De acuerdo. –terminó de llorar.
–Ya llegó el bus, vamos. –dije mientras le secaba las lágrimas.

Elisabeth tiene un poder que pocos Shanjiuken tienen. Es el poder de tener visiones del futuro, ya sea en sueños mientras duermes, o incluso estando despierto. Todas las veces que ella a tenido esas visiones, se han cumplido.

Yo, enfrentándome a Tenkaytsu, el rey de la oscuridad, quién lo diría. Si tengo que enfrentarme a él lo haré, pero no moriré. Venceré a la oscuridad como hizo Kynato hace siglos. Lucharé por todas las personas a las que quiero. No permitiré que Tenkaytsu se lleve consigo mi muerte ni la de mis amigos.

–Hola chicos. –dijo Gabriel.
–Hola Gabi. –le saludé.
–Hola. –dijo Elisabeth con cara triste.
–Oye Ethan, ¿Que le pasa?
–Ha tenido una pesadilla y no ha podido dormir bien. –le contesté.
–Esta como con cara de querer llorar.
–Es que la pesadilla fue un tanto fuerte.
–Vaya, pobrecita.
–Chicos, sentaos ya. –ordenó el profesor. –Abrir el libro por la página 23. Gabriel, empieza a leer.
–De acuerdo.

Mientras que Gabriel leía, giré suavemente la cabeza y vi a Elisabeth, no estaba escribiendo, estaba con la cabeza apoyada en la mesa, como si estuviera durmiendo. Estaría pensando en la visión que tuvo anoche. Entonces recordé que siempre se divierte con mis dibujos absurdos, les dan gracia. Hice uno, lo más absurdo posible y se lo enseñé. Me alegro mucho ver una sonrisa en su cara.

–¿Sabes? Se me ha ocurrido una historia bastante interesante para hacer. –le dije sonriendo.
–¿A sí? Cuéntame de qué va. –me dijo con intriga.

Entonces me inventé una historia y se la conté. Instantáneamente se puso a escribirla. Volví a ver a la Elisabeth de siempre, la Elisabeth escritora y alegre, y eso me puso más alegre a mí.

En ese momento, entraron a clase tres hombres con uniformes militares.

–¿Esta aquí Ethan Miller? –dijo uno de los tres militares. Aparentemente el jefe.
–Si, soy yo. –dije nervioso.
–Tienes que venir con nosotros ya.
–Espere espere, no se puede llevar a mi alumno sin ninguna explicación. –dijo el profesor.
–Esta bien. Desde hace un par de años, hemos observado que Ethan tiene unas grandes cualidades para entrar en el ejército, y nos gustaria que viniera con nosotros para servir a su país.
–Shh, Ethan. –me susurró Elisabeth.
–¿Que pasa?
–No son militares, están mintiendo. Mira la marca que tienen en el cuello, es la marca oscura.
–¿Insinuas que...
–Exacto. –me interrumpío. –son Kashys, guerreros de Tenkaytsu.
–Pero... Son humanos, no pueden ser Kashys. –dije desconcertado.
–Creo que Tenkaytsu, al coger el libro de las sombras, aprendió el poder de transformarse en otras personas, ya sean reales o no, y ahora sus guerreros también tienen ese poder. –me explicó Elisabeth.
–¿Y que hacemos?
–Mmm, tengo una idea.
–¿Cual? –pregunte ansioso.
–Di lentamente el conjuro de fuego. Y según como reaccionen, les atacas.
–De acuerdo. –dije convencido de lo que iba a hacer.
–Venga Ethan, no seas tímido, ven con nosotros al ejercito.
Bōru...ig...
–¡Shīrudo umbra! –dijo uno de los Kashys.
–¡Bōru ignis! –grité el conjuro.

Consiguió parar mi ataque. La clase quedó por unos segundos llena de sombra y partículas de fuego que poco a poco iban desapareciendo.

–¡Transté Kashy! –digéron los tres kashys volviendo a su forma original. Pero antes de que se transformaran del todo, les volví a lanzar el ataque, provocando así sus muertes. Se convirtieron en un humo negro que terminó desapareciendo.

Cuando me giré vi a todos mis compañeros con cara de haber visto un fantasma, menos William, el tenía cara de haber visto un combate así antes. No mostró ni miedo ni nada. Los demás me miraban con miedo, como si estuvieran en peligro al estar yo allí.

–Ethan ¿Que demonios ha sido todo eso? –dijo el profesor.
–Elisabeth, tapate los oídos, voy a decir el conjuro.
–Vale. –dijo tapándose los oídos.
!Kesume¡–dije en voz alta. –Vale, ahora se supone que sus mentes están borradas. –me dije a mi mismo.
–¿Que...que a pasado? –dijo el profesor.
–Mmm, nada, no a pasado absolutamente nada. –dijo Elisabeth.
–Gabriel estaba leyendo como usted pidió y derrepente interrumpió diciendo que qué había pasado. –dije como si de verdad hubiera pasado eso.
–Ah ¿En serio? Discúlpame Gabriel, continua leyendo. –se disculpó el profesor.

Cuando Gabriel continuó con la lectura, William por primera vez, me habló.

–Shh, Ethan.
–¿Que pasa? –dije asombrado al ver que me estaba hablando.
–Veo que mis pensamientos eran ciertos, eres un guerrero de shanji. Esta pequeña batallita era para comprobar si de verdad eres aquello que intentas ocultar. Y así a sido. Tú fin está cerca, junto al de tus amigos y familiares. Y sí, yo también soy un Kashy, y de los más fuertes.
–¿Cómo? ¿William también es uno de ellos? –me dije a mi mismo.
–Ha sido un placer verte. Puede ser que nos volvamos a ver otra vez, pero no creo, porque ya estarás muerto. Kieru umbra. –dijo riéndose mientras desaparecia entre un pequeño cúmulo de humo negro.

El Maestro ShanjiukenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora