Capítulo 34: Un poder ancestral (editado)

129 19 1
                                    

—Despierta —Dylan susurró. Taissa notó cómo una mano posada encima de su brazo, estaba acariciándolo en un movimiento ascendente y descendente. Colocó un mechón de su pelo oscuro detrás de su oreja, haciéndole difícil mantener los ojos cerrados. Entreabrió uno, y sus esferas esmeraldas le devolvieron la mirada, con una pequeña sonrisa decorando su rostro. Taissa apretó los labios, ocultando bien el hecho de que casi la había hecho sonreír, aunque no supo por qué —. Tenemos algo que hacer.

—¿Qué? —le preguntó Taissa desconcertada, su rostro coloreándose de un sutil rosa. Mientras se incorporaba, Dylan se levantó de donde estaba sentado en la cama, y se dirigió al perchero, de donde cogió una bata y se la lanzó, aterrizando en su regazo.

—Vístete —Señaló con un gesto el baúl sobre el que se hallaban una serie de prendas de ropa —. Te espero en la terraza con el desayuno —Taissa asintió estirándose como un gato.

Taissa salió de la cama y dejó a un lado de la enorme cama la bata. Se puso de pie con un bostezo prolongado, sin taparse la boca ni siquiera y estirando los brazos hacia arriba. Caminó descalza unos pasos hasta el baúl situado a los pies de la cama y cogió la primera prenda. Era una camisa azul oscuro de seda, suave al tacto y cosido a relieve el escudo de la familia de Icylands. Olía a limpio, notó con su nariz enterrada en la tela. Las puertas se abrieron después de que hubiesen tocado y Serena apareció a través de éstas.

—Lord Dylan me ha avisado de que te habías despertado, ¿necesitas que te ayude a vestirte? —Sin embargo, antes de que pueda decir algo, añadió —, y lo siento por no estar aquí para hacerlo yo misma, pero he estado preparando la salita y la terraza.

—Está bien, gracias, Serena. Me puedo encargar yo —Ella asintió, marchándose después de que la despidiera.

Cuando las puertas se cerraron detrás de ella, Taissa se sacó el camisón de encima, y dejó que la camisa le acariciara mi piel, comprobando que es la talla adecuada. Los hombros, las mangas y el largo se adaptaban a su cuerpo a la perfección, y Taissa se fijó que los botones negros llevaban grabada una "I". Los pantalones negros también le quedaban bien, pues sus piernas lo llenaban. Observándolos se dio cuenta de que había engordado, a pesar de lo mucho que había pasado en aquella travesía. Después de todo, no le había faltado ningún plato de comida. Se puso las botas negras que le llegaban por debajo de la rodilla, y se asomó al espejo. A parte de su rostro ojeroso, que hacía tiempo que formaba parte de ella, se veía bien. Se hizo una trenza sencilla y salió a la salita.

La luz del sol llegó a cada parte de su rostro haciendo que entrecerrara los ojos. Pestañeó varias veces para acostumbrarse a la iluminada salita y se encontró con figuras inesperadas, ya que Rob y Jordy acompañaban a Dylan.

Mantenían una conversación animada mientras comían.

—No sé por qué no me has avisado antes —decía Rob. Dylan suspiró como si no fuera la primera vez que se lo decía.

—Rob deja de quejarte, no habíamos venido a por eso —respondió. Taissa se sentó junto a Jordy enfrente de los otros dos, seguida por la mirada de Dylan. Taissa se frotó los ojos antes de dar los buenos días.

En la mesa habían servido una serie de alimentos con una pinta deliciosa, lo que hizo que se le abriera el estómago rápidamente. Los demás ya habían comenzado a desayunar, con platos ocupados con delicias o simples migajas ya. En las jarras los líquidos de distintos colores hacían que las jarras de cristal tuvieran pequeñas gotas que caían a la mesa encharcando el mantel a su alrededor. El viento agitaba los diminutos mechones de su frente y Taissa agradeció haberse hecho una trenza, que caía azabache hasta la mitad de su espalda.

—¿A qué viene esto? —preguntó cogiendo un vaso de agua y llevándolo a sus labios —. No es que me desagrade vuestra compañía, chicos.

Jordy sonrió con complicidad, y Rob se encogió de hombros, queriendo no hablar, aunque sabía algo.

El grimorio robado (La corte de los desterrados #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora