EUN JUNG

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Empujando todos los pensamientos de mi cabeza, voy a la cabina donde un cliente está esperando para que tome su orden. Llegó hace unos minutos, una ráfaga de un hombre alto moviéndose rápido, vestido muy bien para un paseo a media tarde de Jueves en La Salle. El bar está animado por la noche, lleno de universitarios que beben hasta perderse. ¿Pero durante el día?. Mayormente hay vagos perdedores que no tienen otro lugar a donde ir, y alguna persona que de vez en cuando viene a comer. Las hamburguesas son decentes, así que es un empate.

- ¿Qué te sirvo? - pregunto cuando me paro junto a la mesa, con la cabeza inclinada mientras reviso mi libreta de pedidos.

- Tu atención, ¿Tal vez?.

Su pregunta se hace en una profunda y atorciopelada voz que me obliga a levantar la vista de la libreta.

Los ojos más azules que he visto jamás están frente a mí. Más azules que los de Kim Joon, si eso es posible.

- Um, lo siento. - Le ofrezco una sonrisa tentativa. Al instante me pone nerviosa. Es muuuuy guapo. Más que hermoso, con el cabello rubio que cae sobre su frente y la clásica estructura ósea. Mandíbula fuerte, pómulos afilados, y nariz recta. Él podría haber salido de un cartel publicitario -. ¿Estas listo para ordenar?.

Sonríe, mostrando unos dientes blancos. Sujeto mis labios juntos para evitar que caigan abiertos. No sabía que los hombres podían ser tan atractivos. Quiero decir, Kim Joon es precioso, no puedo mentir a pesar de que estoy furiosa con él, pero este tipo ... Pone a todos los démas hombres en verguenza. Su rostro es condenadamente perfecto.

- Voy a tomar una cerveza rubia. - chasquea su barbilla hacia el menú andrajoso frente a él -. ¿Algo del menú que me recomiendes?.

Tenía que estar bromeando. Más allá de las hamburguesas, no le recomendaría a este espécimen de hombre ideal ninguna cosa que La Salle ofreciera. El cielo no deje que le ocurra algo. - ¿Para qué estas de humor? - pregunto, mi voz débil.

Levantando una ceja, él toma el menú y lo mira por encima, su mirada se reúne con la mía. - ¿Nachos?.

Sacudo mi cabeza. - La carne rara vez está bien cocinada. - Era más que una cosa rosada. Asqueroso.

- ¿Pieles de papa? - Hace una mueca.

Le devuelvo la mueca. - Tan de los noventas, ¿No crees?.

- ¿Que hay de las alitas de pollo?.

- Si quieres que tu boca se quede permanentemente prendida en fuego ... Escucha. - Miró alrededor asegurándome de que nadie, como mi jefe, esté cerca -. Si quieres algo de comer, te sugiero el café de la esquina. Tienen excelentes sándwiches.

El ríe y sacude su cabeza. El sonido rico y vibrante, me entremece calentando mi piel, seguido por un gran dosis de cautela. Yo no reacciono así a los chicos. La única persona que me hacía sentir de esta manera era Kim Joon. Y él no está alrededor... Así que, ¿ Por qué lo pienso tanto?.

¿Tal vez por que todavía estoy enamorada de él, como una especie de idiota?.

Me deshago de la vocecita persistente en la parte trasera de mi cerebro, que aparece en los momentos menos indicados.

- Me gusta tu honestidad - dice el hombre, su mirada de azul fríó inspeccionándome -. Entonces sólo tomaré cerveza.

- Decisión inteligente. - Asiento. - Ya vuelvo.

Me dirijo a la parte trasera de la barra, tomando una botella de cerveza rubia, levanto la vista y encuentro al chico mirándome. No mira hacia otro lado, lo cual me hace sentir incómoda. Él no me está mirando como un pervertido. Sólo es muy ... Observador.

"ONE WAY LOVE"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora