KIM JOON

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Kim Joon.

- Hablemos sobre Ham Eun Jung.

Me pongo tenso, pero asiento con la cabeza. Hago mi mayor esfuerzo para parecer neutral, como si nuestro nuevo tema de discusión no me molestara.

- ¿Qué quiere saber?

Mi psiquiatra me observa, su cuidadosa mirada es directa.

- Todavía te molesta oír su nombre.

- No, no lo hace - miento. Trato de parecer tranquilo, pero mis entrañas están revueltas. Temo y saboreo oír el nombre de Ham Eun Jung. Quiero verla. Necesito verla.

No puedo ir hacia ella. Y, claramente, ella ya me superó. Merezco que se rinda. Yo me di por vencido primero, ¿Verdad?.

Es más como si te hubieras rendido contigo mismo.

- No tienes que mentirme, Kim Joon. Está bien si todavía es difícil. - La doctora Koo Hye Sun hace una pausa, golpeteando su dedo índice contra su barbilla-. ¿Has considerado intentar verla?.

Sacudo la cabeza. Lo considero todos los días, cada minuto de mi vida, pero mis consideraciones son inútiles.

- Me odia.

- No sabes eso.

- Sé que me odiaría a mí mismo por lo que hice, si fuera ella. Me encerré, y la dejé afuera, como hago siempre. Ella me rogó una y otra vez que no lo hiciera. Que estaría allí sin importar lo que pasara. - Y aún así la dejé. Con únicamente una estúpida nota que me tomó demasiado tiempo escribir, llena de un mensaje secreto que mi hermosa e inteligente chica descubrió al instante.

Pero  no es mi chica. No puedo reclamarla. La ignoré. Y ahora...

La he perdido.

- Entonces, ¿Por qué la dejaste afuera? Jamás me has dicho, ¿Sabes?

Mi psicóloga ama hacerme las preguntas difíciles, pero ese es su trabajo. Todavía odio responderlas.

- Es la única manera que conozco de salir adelante -admito. La verdad me golpea en el rostro a diario. Siempre corro.

Es mucho más fácil.

Busqué a la doctora Koo Hye Sun por mí mismo. Nadie más me empujó a hacerlo. Luego que volviéramos a Corea, luego de que abandonara a Eun Jung y le dejara esa nota de mierda, me metí en mí mismo más que nunca. Jodí mi juego. Jodí mis notas. El receso de invierno llegó y salí corriendo. Literalmente salí corriendo a alguna loca cabaña en el medio del bosque que le había alquilado a una linda pareja de ancianos en Seúl.

¿Mi plan? Hibernar como un oso. Apagar el celular, refugiarme en mí mismo y descifrar toda mi mierda. Sin embargo, no anticipé lo duro que sería estar solo con mis pensamientos. Mis recuerdos, ambos, los buenos y los malos, me perseguían. Pensaba en la bomba que me había tirado mi madrastra, Han Ji Min. Pensaba en mi papá y lo mucho que la verdad, si es que ella no mintió, lo afectaría. Pensaba en mi hermanita Kim Sae y cómo murió. Cómo podría no ser mi hermanita, después de todo...

Más que nada, pensaba en Eun Jung. Lo molesta que había estado cuando aparecí en su puerta, pero aún así me dejó entrar. La manera en que la toqué, cómo ella me tocó, la forma en que siempre parecía romper mis barreras y ver mi verdadera persona. Dejé que entrara. Quería dejarla entrar.

Y luego la abandoné. Con una nota que fue inútilmente traducida porque ella intentó hasta lo imposible para rescatarme y yo no la dejé. Me mandó exactamente dos mensajes de texto. El segundo me sorprendió, porque sabía que ella era terca, y supuse que se rendiría luego de que no lo respondiera.

"ONE WAY LOVE"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora