🔸Disculpas🔹

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"Mierda"

Era lo único que podía decir el , el cual era consciente de lo mucho que la había cagado y lo mucho que se había pasado. Solo unas horas antes había echado al rubio a patadas de su habitación y lo dejó tirado en el pasillo. ¿Cómo he podido hacer eso? Pensó. En cualquier otra circunstancia no le habría importado en lo más mínimo, pero se trataba de él. Aunque eso ya no importaba para nada, nunca le perdonaría por actuar así.

"Joder... ¡Estaba tan cerca!"

Y vaya si lo estaba, pero por culpa de la curiosidad del rubio desató su enfado contra él, no era su intención, pero había un límite que nadie podía sobrepasar. Ladeó la cabeza y observó el objeto que ahora estaba roto en el suelo, lo recogió y volteó para ver que la foto seguía intacta, lo único destrozado era el cristal que la protegía. La rozó levemente con sus dedos y pensó en lo mucho que se había esforzado por controlar su ira, lo había hecho por ella. Siempre le decía que tuviera cuidado, pues algún día se arrepentiría. Y tenía razón, siempre la tuvo, al igual que siempre se preocupó por él. Principal razón por la que se esforzó en vivir feliz a pesar del dolor, pero dicho sentimiento era demasiado fuerte y lo consumió durante años. Aunque no dejaría que eso siguiera siendo así eternamente, pues tenía algo más por lo que luchar, y ese algo era su rayito de sol, lo único que le quedaba de aquello que alguna vez se atrevió a llamar amor.

Se le encogió el corazón de pensar en lo lejos que volvía a estar de recuperarlo, y todo por culpa de su estúpida ira, la frustración, cualquier sentimiento que no dejaba mostrar ante nadie por su falta de confianza. Cosa que, por primera vez en mucho tiempo, lamentó haber perdido. Pensó en la posibilidad de haber perdido toda oportunidad de superar la misión y sintió verdadero terror. Aunque en el fondo sentía otro miedo, ¿pero cuál? Él lo sabía perfectamente, pero se negaba a reconocerlo.

Temía no volver a ver la sonrisa de Gary

Negó la cabeza con un ligero sonrojo en el rostro y decidió pensar en una solución a su problema en la cama, y de paso pegar algo de ojo. Y con mucho esfuerzo, lo consiguió.

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Al día siguiente el primero en despertar fue Avocato, pero tan solo por el simple hecho de que Gary no pegó ojo. Sobra decir que estuvo toda la noche en vela lamentándose y maldiciendo su curiosidad. Pero sabía que ya nada de eso importaba, ambos lo sabían, habían sobrepasado el límite de la desesperación. Sin saber que más allá se encontraba el alivio.

El día empezó como de costumbre a excepción de que Avocato no recibió señal alguna por parte de Gary, su puerta estaba cerrada de par en par y el silencio era doloroso, y no pudo evitar sentirse culpable. En ningún momento descartó la idea de que debía disculparse, de hecho estuvo planeándolo hasta que cayó rendido la noche anterior, por lo que decidió hablar con él cuando regresara de su rutina diaria. El sonido al cerrar la puerta de salida le sirvió de señal a Gary para saber que volvía a estar solo, aunque llevaba sintiéndose así toda la noche, estuvo en vela y sin pegar ojo. No es necesario describir como se sentía en ese momento. Molesto, triste, desesperado, y aún más triste.

Se encontraba recostado en la cama, con el rostro rosado por las lágrimas, las ojeras más notorias que nunca y sin fuerzas para nada. Sostenía fuertemente la camiseta y apretaba con la mano cada vez que recordaba algo, o caía una lágrima. Ya no tenía ganas de pensar en nada, por lo que decidió descansar lo que le quedara de tiempo allí, pues ya tenía claro que no interactuaría con Avocato a no ser que éste se lo pudiese. Sabía que lo último que querría el ventrexiano sería verle la cara después de lo sucedido. Todavía no le cabía en la cabeza como lo había arruinado todo por una pizca de curiosidad.

𝕻𝖗𝖎𝖘𝖔𝖓 𝕭𝖗𝖊𝖆𝖐 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora