✨Campana✨ [MarkHyuck/Adaptación]

Capítulo 5

Mark se sentó en una de sus muchas habitaciones libres, encorvado sobre los varios archivos de trabajo esparcidos sobre la mesa en frente de él. Era difícil trabajar así, pero Mark no encontró otra alternativa. Cada vez que intentaba trabajar en su oficina, Donghyuck siempre lo distraía, llegando con comida recién cocinada o balbuceando algo divertido que había observado.

Y no era que a Mark no le gustaran las distracciones de Donghyuck, de hecho, el empresario se encontraba muy atento a las cosas divertidas que salían de la boca del chico, pero encontraba cada vez más difícil hacer algo con Donghyuck alrededor.

En la última semana y media que el chico angelical había estado viviendo con él, Mark no había terminado absolutamente ningún trabajo en casa. Nada. Cero. Ni siquiera había sido capaz de enviar por fax un solo documento debido a las interrupciones de Donghyuck. Mark se encontró siendo completamente improductivo, y no estaba acostumbrado a eso en absoluto.

—Tengo que terminar todos estos informes para el final del día—Mark se dijo a sí mismo con determinación absoluta. Después de todo, era Mark Lee. Era la persona que sin ayuda creó el negocio que actualmente dirigía. Nunca perdía el enfoque y ciertamente no se dejaba distraer por chicos de 19 años que tenían contagiosas sonrisas y caminaban alrededor usando nada más que camisas de vestir apenas con el largo suficiente...

Mark rápidamente sacudió los pensamientos y comenzó a escribir algunas notas en una de las piezas de papel más cercana a él, cuando el familiar sonido de suaves pasos llegó a sus oídos.

—Oh, Dios—susurró el empresario antes de que oyera la puerta abrirse. A regañadientes, Mark levantó la vista justo a tiempo para ver a Donghyuck asomar la cabeza en la habitación. El pelo plateado del chico estaba desordenado y enredado y vestía su habitual sonrisa luminosa en el rostro.

—¡Ah, aquí estás, Makku!—dijo Donghyuck felizmente, rebotando en el cuarto—¿Decidiste trabajar en otro lugar en vez de tu oficina hoy? Me gusta esta habitación, es mucho más brillante.

Mark se limitó a sacudir la cabeza, sin querer admitir el apodo "Makku". El empresario todavía recordaba la primera vez que Donghyuck le había llamado por ese nombre. En ese momento había estado furioso por el hecho de que Donghyuck lo llamará por un nombre tan informal. Le había gritado hasta el punto que había hecho estallar en lágrimas a Donghyuck. Viendo al usualmente alegre rostro angelical manchado por lágrimas, había sido tan extraño y desgarrador que Mark se sentía como si acabara de asesinar a un campo lleno de cachorros.

Así que, a regañadientes, Donghyuck se convirtió en la única persona en la historia que tenía permiso de llamar a Mark, "Makku".

—Donghyuck, es necesario que empieces a usar ropa normal en la casa—le dijo Mark, mirando la combinación habitual de bóxer y una larga camisa blanca de vestir que llevaba Donghyuck—algunos de mis inversionistas rutinariamente me visitan en casa y no me creo que tu elección de ropa sea aceptable para darles la bienvenida.

—Pero me gusta vestirme así—dijo Donghyuck, mirando a su ropa—me recuerda a los trajes que solía llevar en mi casa.

—¿Túnicas? ¿De dónde diablos eres de todos modos? ¿De la era de la Dinastía Joseon?—Mark le preguntó con una ligera burla.

—¡No! Soy del Cielo—Donghyuck respondió alegremente, mientras se abría camino hacia las ventanas, descuidadamente tirando de las cortinas dolorosamente caras, abriéndolas para dejar entrar más luz del sol.

—Ah, sí, el cielo. ¿Cómo podría olvidarlo?—Mark exhaló, preguntándose por qué Donghyuck mantenía la farsa de pretender ser una especie de ángel. Claro, el chico tenía la pinta para seguir con la historia, pero Mark no era estúpido. Él sabía que no había tal cosa como un ángel real. E incluso si existieran los ángeles, el empresario estaba seguro de que estarían haciendo milagros o vomitando arco iris y felicidad, en vez de andar alrededor de la Tierra, usando trajes escandalosos y horneando galletas como si tuvieran todo el tiempo en el mundo.