Capitulo XXXV

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Sin detenerme entré a aquél oscuro pasillo, el llamado del libro era como una brújula guiandome hacia lo que buscaba

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Sin detenerme entré a aquél oscuro pasillo, el llamado del libro era como una brújula guiandome hacia lo que buscaba.

Podía escuchar los pasos de los demás siguiendome, pero mi cabeza solo pensaba en el libro y en el sentimiento que éste me provocaba.

Tan pronto llegué a la habitación secreta algo me golpeó lanzando-me lejos, pero con rapidez me levanté de nuevo y me acerqué.

Frente a mí se encontrában los libros sagrados aun convertidos en piedras y a su lado, Neall junto a Lilith. La reina de los demonios mantenía una sonrisa en sus labios mientras se paseba por el lugar con tranquilidad.

—No dejaremos que tengas los libros—grité con firmeza en su dirección.

Lilith sólo soltó una pequeña carcajada y miró fijamente a mi hermano antes de que éste se me acercara.

—Neall—pronuncié observando a mi hermano. Sus ojos se mantenían aún de aquél oscuro color y Chaos se mantenía alejado de él.

—¿No te cansas de fracasar? —preguntó él apuntadome con su mano.

Con dificultad esquive el rayo de energía, aunque no quería herir a mi hermano, no tenía otra opción. Él seguía siendo manipulado por ella y no podía dejarla obtener los libros.

Así que empuñe mis manos y le atiné un fuerte golpe en su cuello.

Pero ahí no terminó, su cuerpo comenzó a emanar energía así que algo en mí se encendió, el fuego comenzó a envolver mi cuerpo. Con pesar empecé a lanzarle esferas de fuego pero su poder parecía desintegrarlas antes de tocarlo.

Por segundos visualice como Damaeth y Noah se acercaban a Lilith. Ambos liberaron su poder y la congelaron en un gigantesco bloque de hielo.

De inmediato Neall se detuvo y sus ojos volvieron a tornarse azules.

—¿Morgan? —preguntó él con confusión mirando a su alrededor.

—Neall—grité envolviéndolo en mis brazos. Una ola de alegría me inundó al ver a mi hermano de vuelta.

—Oh Morgan, lo siento tanto—pronunció él con dolor al comprender la situacion.

Él sabia muy bien qué la maldición que se nos había impuesto lo afectaba más por ser el descendiente de la luna y del poder que ella tenía sobre él.

Pero la alegría no duró mucho, porqué Lilith rompió en pedazos el hielo liberandose y los ojos de mi hermano se tornaron negros nuevamente.

Con rapidez me alejé de él y saqué la espada celestial, una gran llama de fuego la envolvió a medida que me acercaba a la reina. Con toda mi fuerza enterré el arma en el corazón de aquella mujer.

—Niña tonta —dijo ella tomándome del brazo.

Un fuerte chasquido sonó seguido de un intenso dolor, ella acababa de romper mi brazo.

Academia Pharisse  [Saga Reyes Vampiros] #PGP2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora