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Desde que anuncio su relación con Tony Stark todos lo habían criticado por ello, no solo por el hecho de ser homosexual sino más bien de como un hombre anticuado pudo ganar el corazón del playboy más querido.

El hombre de hierro era bien conocido por su vida llena de mujeres y hombres, su vida sexual era más que activa.

Tres polvos o quizás más de cinco en un día lleno de locura era lo que obtenía, a cualquier hora y en cualquier lugar, con diferentes posiciones y sin pudor alguno por mostrar su cuerpo.

Cuando Steve Rogers entró en su vida no dudo que sus fantasías de adolescente volvieran a encenderse. Cada vez que estaba cerca de él uno que otro llegaba al verlo en aquellos pantalones apretados que el mismo le había comprado haciendo que se le formara una erección y tuviera que recurrir a una ducha fría o a sus propias manos.

Agradeció aquella noche luego de la batalla de Nueva York cuando le confeso sus sentimientos a Steve y el soldado le correspondió. Después de eso tuvieron que pasar 3 meses largos de noviazgo con caricias escasas e "inocentes" para que Steve lo tomara completamente suyo.

Su experiencia sexual con Steve fue muy diferente a lo que imagino. El soldado era virgen, sin ninguna experiencia, sin siquiera haberse tocado alguna vez experimentando con su propio cuerpo, no había ningún orgasmo de por medio.

Tony lo guio y enseño pero Steve solo se aferró a la aburrida posición del misionero con luces apagadas y si acaso, la vez que Tony lo cabalgaba con furia desquitándose de toda esa frustración sexual que el castaño tenía.

Aún y con su vida sexual aburrida Tony Stark amaba a Steve Rogers y la prueba de ello era el hijo que el mismo castaño le había dado. Peter de tan solo tres añitos era la prueba más grande del amor que se tenían.

—¿Es enserio Steve?—Natasha lo miro burlona— Casi 5 años juntos y aun no puedes hacerlo con la luz prendida.

—¡Nat! Por favor—volteo a todos lados avergonzado, hasta hablar de ese tema le provocaba pena, los halagos que Tony le hacía sobre su trasero o su gran pene también lo hacían sonrojarse—. Yo... no lo sé.

—Los antiguos amantes de Stark siguen diciendo maravillas de lo que él hace en la cama, ¿sabes cuantos se mueren por volver a compartir una noche o tan siquiera un solo rato de placer con él?

Steve apretó sus puños muerto de celos. Porque Natasha tenía razón, el gran Tony Stark estaba a su merced cada que él quería, prácticamente el castaño se le lanzaba a sus brazos besándolo con tal desespero esperando que él tomara las riendas por una vez pero simplemente no lo hacía. Cualquiera podría darle más placer a Tony que él, solo bastaba que el ingeniero eligiera a alguien y lo hiciera disfrutar como él nunca lo hacía.

—Tony nunca lo haría. Él no me engañaría jamás—afirmó sus palabras cargadas de inseguridad—. Él siempre me ha dicho que el sexo no lo es todo y me ama. Él no arruinaría nuestra familia.

Dio un vistazo a la carita inocente de Peter quien lo miraba mientras jugaba en el piso con sus figuras de acción de los Vengadores. Tony jamás los abandonaría.

—Tal vez tengas razón pero después de todo es un reconocido playboy, estoy segura que a Peter jamás lo dejaría, después de todo él lo pario y mucho le costó pero... ¿sabes que tiene una fila de hombres detrás de él? Es decir... Stephen Strange, Peter Quill, Reed Richards, Aldrich Killian, el mismísimo Christian Grey. La lista es interminable. Claro, sin contar a las mujeres que están igual de locas por él.

Eso fue suficiente para hacer hervir la sangre de Steve y que quisiera acabar con todos aquellos que Natasha había nombrado. Tony era solo suyo, lo habían prometido en el altar ante el juez, no iba a dejar que nadie lo tocara, nadie podía tocarlo porque el hombre de hierro le pertenecía, cada centímetro de esa piel acanelada era suya como él era de Stark.

『𝐈𝐧𝐝𝐞𝐜𝐞𝐧𝐭𝐞 || 𝐒𝐭𝐨𝐧𝐲』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora