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Tony se encontraba colgando del techo, amarrado entre las cuerdas negras del columpió que Steve había comprado

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Tony se encontraba colgando del techo, amarrado entre las cuerdas negras del columpió que Steve había comprado.

El de ojos azules observo lo sumiso que el castaño se miraba, sin comentarios sarcásticos, sin ironías. Estaba ahí, solo, esperando a que hiciera algún movimiento, suplicándole con aquellas orbes achocolatadas que lo tocara.

—Steve...

—Shh—el rubio puso su dedo sobre su boca, callándolo.

Stark se estremeció al sentir la mano de Steve acariciar sus muslos con suavidad, de arriba abajo sin quitar su azul mirada de la suya.

—Steve—gimió en un susurro el nombre de su esposo cuando la mano subió, rozando un poco su miembro hasta llegar a su abdomen.

—Eres precioso cariño.

El Capitán se inclino, besando su pecho, tomando entre sus dientes uno de sus muy sensibles pezones mientras que con su mano acariciaba el otro.

Lo rodeó con su lengua, chupándolo y estrujándolo a su antojo. Clavando su obscura mirada en la de su presa, provocándolo.

—Por favor Steve—gimió de nuevo.

Quería tocarse, quería tocar a Steve, pero sus manos sujetadas entre las cuerdas no ayudaban en mucho. Su piel ardía, en cada toque que el rubio daba, lo sentía. Quería más y más de Steve.

—Y también eres muy peligroso Anthony—la voz fría del Capitán solo aumentó sus ganas de ser tomado por él. ¡Por Odin! Estaba tan mojado y duro—. Vas provocándome a cada instante, coqueteando con cualquiera, ¿acaso no entiendes que eres mío?—rugió cual animal, enojado.

El genio jadeo al ver sus orbes claros, ahora obscuros por su enojo. Sabia que estaba celoso, malditamente celoso.

—Y-yo—se mordió el labio.

No sabía que decir, sí, lo había provocado, una y mil veces y merecía ser castigado pero ahora solo lo quería a él entre sus piernas, que lo llenara, que le hiciera el amor.

Vio la intención de Steve acercarse a su boca, rozó sus labios con los ojos cerrados y él espero un beso pero jamás llegó. En cambio, el rubio se alejo, mostrando su desnudez sin pudor alguno, mostrando ese gran pedazo de carne colgando entre sus piernas, erecto y chorreante debido al presemen que expulsaba. Tony sintió un tirón en sus testículos al verlo así.

Steve caminó hasta el mismo estante del cual había sacado aquel vibrador, tembló al pensar que otra cosa podría traer de ahí. El solado mantuvo aquel artefacto oculto entre sus manos, mientras que Tony se moría de la intriga.

Steve dejo que sus ojos vieran lo que traía en sus manos y un escalofrío recorrió su cuerpo. ¡No! Sus ojos asustados lograron poner una sonrisa casi sádica en los labios del capitán.

『𝐈𝐧𝐝𝐞𝐜𝐞𝐧𝐭𝐞 || 𝐒𝐭𝐨𝐧𝐲』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora