Capítulo 4: Sangre

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Las gotas caían al suelo lentamente desde la punta del cuchillo hasta el suelo. Kana yacía herida mientras se tocaba el costado, el dolor era cada vez mayor, el miedo, la herida, aquella figura conocida...todo le impedía gritar por su vida.

Todo había sucedido demasiado rápido, recordaba ir contenta a ver a Natsu y darle una sorpresa cuando en uno de los cruces sintió una punzada en un lado. Luego otro dolor que supuso que sería cuando había sacado el cuchillo de su cuerpo.

—Maldito seas—tosió un poco de sangre y su vista se nublo hasta que fue perdiendo la conciencia.

Pasaron un par de días y Kana no aparecía cosa que le resultaba misterioso al mago de fuego. Gildarts estaba insoportable, nadie sabia nada, no se había ido de misión ni tampoco nadie la había visto entrar a Fairy Hills.

—Algo malo le ha tenido que pasar—dijo cabreado y dando un manotazo a una mesa partiendo esta en dos.

—¡Gildarts!, ¡se que estás nervioso pero la encontraremos!—bramo Makarov, no quería que aquello le costara la destrucción del gremio.

—He preguntado a algunos locales donde frecuentaba y nada, no saben nada, de hecho están tan extrañados como nosotros—dijo uno de los magos.

Mira limpiaba los vasos triste, tenía un barril para ella por su amistad todos estos años pero no podía darle debido a su desaparición. Erza había ido puerta por puerta preguntando con una foto de ella, nadie la había visto, ni siquiera lograron pistas el grupo de personas que había organizado. Lucy y Levy preguntaban a los que conocían de editoriales y bibliotecas ya que últimamente Kana leía mas. Wendy y Romeo preguntaban en los orfanatos y demás sitios.

Todo el mundo lo buscaba, Kagura, Sting, Rogue y resto de gremios ayudaban en la tarea. Eso emociono a Gildarts que solo pudo romper a llorar pensando que algo malo le había podido ocurrir como efectivamente ha pasado.

—Juro que matare al bastardo que le haga algo—su poder hacia temblar el suelo.

—¡Tengo algo!—dijo Wendy.

—Al parecer alguien la vio el otro día por la noche saliendo de una casa y luego por arte de magia se metió dentro—explico Romero.

Ninguno de ellos entendía eso.

—Vayamos pues a la casa—Gildarts crujía los dedos de su mano mientras venas sobresalían de su cara.

Mientras tanto Kana se encontraba amordazada y maniatada a una silla. El sujeto en cuestión estaba jugando con un cuchillo. 

—No debiste dejarme plantado, jugaste con mi corazón...¡maldita perra!—le dio un bofetón y luego otro así hasta una serie de veinte.

Kana había llorado y rogado perdón, su herida había sido curada pero aquella humillación le dolía incluso mas.

—Vas a lamentar lo que hiciste—dijo en un tono enfadado.

Un ruido se escucho en el piso superior, el techo ardía y eso significaba que Natsu estaba allí. Además podía sentir el temblor que produce el poder de su padre.

—Ahora estas jodido—pensó ella.

El sujeto le puso el cuchillo en el cuello, tenía un plan preparado porque quería atraer a Gildarts ya que tenía asuntos pendientes con él.

—Vamos...ven—pensaba enfadado.

Del techo cayeron Gildarts y Natsu, al ver la situación se cabrearon.

Continuara.

Próximamente, Capítulo 5: Rencor

Mejor que el alcohol(KanaxNatsu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora