Erick hizo un sonido ahogado con la garganta y se alejó rápidamente de su cuerpo, moviendo sus ojos hacia los suyos en señal de desesperación. Su corazón se había parado por un segundo y ahora estaba dando millones de vueltas alrededor, presionándole el pecho y quitándole todo el color a su rostro. Christopher desvió la mirada, rebuscando unas llaves en su bolsillo y entregándoselas con un intento de calma e indiferencia─. Anda abriendo el auto, Erick
Vio que el muchacho asintió y salió corriendo, perdiéndose entre el montón de gente, y finalmente se volvió hacia el capitán de deportes. El rostro de Joel pasó por una especie de diez expresiones distintas antes de que abriera los labios.
─¿Qué te pasa?
El bajo colocó un semblante inexpresivo y se pasó la mano por la nuca, contrayendo la frente.
─Venía a comprar cosas... Él trabaja en mi casa, ya lo has visto antes, por eso vino conmigo. Necesitaba quién me cargara las bolsas y las pusiera en el auto.
─Estaban de la mano...
─¿De qué hablas? ─ Christopher elevó una ceja, sin dejar de mirarlo.
─Cuando llegué, estaban tomados de la mano.
─Claro que no, deja de hablar estupideces, Pimentel.
Joel dejó caer la mandíbula con exageración, como si su equipo estuviese siendo goleado ante sus propios ojos y no pudiese creérselo. Se exaltó un poco, dándole una palmada en el hombro.
─¿No te has dado cuenta? ¡Te estaba tomando de la mano, loco! Estaba agarradito de tu mano y con la cabeza recostada en tu hombro, todo acarameladito. ¿Cómo puedes dejar que haga eso?
─¿Te has fumado o algo anda mal en tu cabeza? No estábamos de esa forma.
─No me digas que...
Christopher sintió que una corriente sacudía sus huesos y su cabeza.
─¿Qué? ¿Qué no te diga qué?
El ícono de baloncesto se quedó sin decir nada un buen rato y luego sus músculos se suavizaron, soltó las bolsas y estalló en carcajadas, abriendo más sus grandes ojos.
─¡Tu empleadito está flechado por ti! ─ Se vaciló, dándole otros dos golpes en el hombro─. No puedo creerlo, Christopher, ¡Tu empleado está enamorado de ti!
─Oh, mierda.
Oh, mierda, de verdad.
El aire le volvió a los pulmones y su sangre empezó a circular por sus venas con normalidad otra vez, recobrando cada parte de su cuerpo. Sí que era estúpido; a pesar de que era alto, pero corría como el diablo, su cerebro no iba tan rápido como sus piernas.
─Pues qué lástima, ¿No puedo hacer nada, no?
─No, solo no te le pegues mucho o la gente va a pensar otra cosa ─ Recogió las bolsas del suelo, viéndole con ironía─ Wow, Christopher Vélez, no puedo creer que estés tan bueno que hasta los hombres caen. Mejor me cuido, no me vaya a terminar enamorando de ti.
Se siguió carcajeando a sus anchas, sacudiendo sus hombros, mientras se colocaba unas gafas negras y mostraba su fila de blancos dientes.
─Casi me había dado infarto. Pensé un montón de locuras, pero mejor no te las digo o me colgarás─ Echó un vistazo a su reloj y se arregló la chaqueta─. Es tarde, me quito, tengo que ir a comprar unas cosas y luego irme a entrenar en dos horas. ¿No vienes al partido? Vamos, Christopher, no seas así, tú sabes que es importante. Puedes traer a tu nuevo fanático si quieres, mientras más gente, mejor. Quién sabe y termina uniéndose al grupo de porristas.
ESTÁS LEYENDO
Inocencia Pasional - Chriserick
AcakHay cinco cosas que vuelven loco a Christopher. 1; La forma en la que el rostro del inocente de Erick se torna carmesí cuando él le susurra cosas indebidas al oído. 2; Como Erick desciende la mirada cada vez que lo siente cerca. 3; Como Erick se re...