Nuestro primer baile.

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Dormir nunca fue más incómodo. Desde hacía un año se trataba de un suplicio debido a las pesadillas. Con cansancio acumulado y cero ganas de reaccionar, Chanyeol se esforzó lo suficiente como para apagar la alarma del móvil que ya llevaba medio minuto sonando. A torpes dedos volcó el aparato y lo tiró al suelo soltando una maldición. Tras echar un vistazo apenas con un ojo abierto para comprobar que el teléfono seguía con vida, lo volvió a engullicerse dentro de la cama. Permaneció sentado unos instantes, recordando a duras penas la pasada pesadilla y luego, se detuvo a pensar lo que aquel día le deparaba. Nada bueno como era costumbre. Pero ese día era peor. Chanyeol decidió pasarse por la delantera los deberes de buen hijo. Con suerte le saldría bien fingir una enfermedad. Chanyeol se hundió entre las sábanas y cubierto por completo disfrutó de lo poco bueno que podía encontrar en dormir, por ejemplo, la comodidad de una mullida cama o el perfume de su almohada. Escasos minutos corrieron en el reloj cuando su mamá Songhee, entró sin llamar y levantó las persianas de su cuarto. Chanyeol soltó la segunda maldición de la mañana.

Ya no había nadie que lo salvara de la odiosa obligación de ir a la universidad. Quizás aún podía salvarse de lo que iba después...

-Vamos dormilón, llegarás tarde a clase como no te des prisa.

-Como si las clases fueran interesantes...-objetó arrastrando las palabras que sonaban amortiguadas en la almohada donde apretaba su rostro.

-Este es tu último año, haz un esfuerzo anda. Y ah, ¡esta noche cenaremos con Bobby! ¿no te habrás olvidado no? También vendrá su hijo. Por fin conocerás a Kai. Es un chico encantador y un artista, ya verás cómo seréis buenos amigos en poco tiempo. Después de todo será tu hermano.

-No, mamá...-Chanyeol se levantó echando a un lado las sábanas exasperado- que te quede claro que si Bobby no es mi padre, mucho menos ese Kai va a ser mi hermano. ¿Lo entiendes? No sé por qué te empeñas en repetir la misma mierda una y otra vez en serio...-Chanyeol se levantó y dio un portazo al entrar en el baño. Su madre se quedó callada. Respiró hondo y se recompuso; se acomodó varios mechones detrás de las orejas y siguió con sus tareas de la casa. Chanyeol era un chico difícil, especialmente desde que se separara de su último marido. Ella ya había estado casada dos veces y ahora Bobby sería la tercera. Sin duda, ella estaba convencida de que sería la vencida. Chanyeol por el contrario no quería vivir de nuevo una boda y un divorcio repentinos por tercera vez. Tales vivencias eran en absoluto divertidas.

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Aparentemente tan lentas como las nubes cuando miras al cielo, así Chanyeol sentía que las clases transcurrían. No había forma alguna en que el pudiera disfrutarlas. Había llegado un punto en el que había perdido totalmente la concentración e incluso sus profesores habían desistido en preocuparse por enseñarle algo. Simplemente le dejaban y enfocaban sus esfuerzos en los alumnos que verdaderamente les escuchaban. Chanyeol, cuando llegaba a su límite de paciencia, al final salía de la clase y se encaminaba hacia la cafetería. Se tomaba un café bien cargado y acto seguido se iba a los servicios.

Chanyeol se miró al espejo distraído. Con los dedos de ambas manos estiró la piel de su mala cara e hizo una mueca. Un ruido a su lado le dio la pista de que no estaba solo. Chanyeol giró la cabeza y para su mayor sorpresa vio unas piernas de rodillas dentro del excusado. Pero no había solo una persona, junto a unas rodillas había otro par de piernas de pie. Chanyeol se fijó en concreto en los brillantes zapatos amarillos que llevaban aquellos pies de las piernas de rodillas. Chanyeol frunció el ceño asqueado y entre carraspeos se largó ciertamente turbado. Agradeció haber llevado puestos sus auriculares en todo momento. No quería tener más motivos para tener sueños raros.

De camino hacia la tienda de fotocopias, un chico se cruzó en su camino. Intercambiaron unas fugaces miradas. Realmente fue un instante muy rápido pero Chanyeol lo vivió un poco diferente. Aquello pareció un slow motion de película aunque el otro fuera corriendo, su bufanda parecía ondear lentamente por el viento y de su boca escapaban bocanadas de tibio vapor debido al frío febrero en que se encontraban. No pudo evitar girar la cabeza mientras el otro pasaba a su lado. Aquel instante había quedado atrás cuando Chanyeol se disponía a bajar unos escalones, aun pensando en la mirada de aquel chico. Fue entonces que una voz lejana, más alta que la voz cantante de la banda Tommy Heavenly en sus auriculares, requirió su atención. Chanyeol se detuvo y se sacó un auricular para escuchar mejor mientras se daba media vuelta.

Es dificil olvidarte | KaiyeolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora