RELATOS EROTICAS

Una tarde de pasión

Aquella noche no pensaba en nadie más que en ella: Nana. Su piel de color canela me arrebataba la concentración de la tarea que realizabamos juntos y su aroma era casi un afrodísiaco, ella parecía no querer darse cuenta de eso... O me impulsaba con su aparente indiferencia._
Entonces, ¿recuerdas cómo hacer esto?
_Dijo ella doblando suavemente el papel de gestiones, asentí e imité con torpeza pero eficiencia su acción y ella sonrío satisfecha. Tras esto ella se levantó y emitió un bostezo el cual me contagió, me reí y la imité con prontitud pues era muy contagiosa su relajación._
¿Esto es todo por ahora?
_Le inquirí con cierto aire cómico y ella me replicó con un simple:_
No, debemos seguir archivando esto.
_Dejé caer mis hombros, algo cansado y me acerqué a ella. Ella re rió y me preguntó:_
¿Y ahora?
_Antes de que pudiera hacer nada la pegué contra la pared y acaricié sus labios, delgados y rojos. Esbocé una sonrisa coqueta y ella emitió una risa pícara_
Somos amigos, eso lo sabes, ¿verdad?
_Acerqué mis labios a los suyos hasta hacerlos rozar y respondí con simpleza:_
Sí.
_Ella tomó mis mejillas y me plantó un beso, en ese momento, entendí que había estado jugando con mi resistencia, ver hasta donde podía resistir aquella noche aburrida. Sin perder el tiempo deslicé mis manos y le desabotoné su camisa, botón a botón entre besos acalorados_
¿Tan pronto?
_Me preguntó ella con descaro y yo respondí con besos dirigidos a su nuca y caricias en su cintura_
Ah... Niño travieso...
_Sentía sus uñas arañar mi espalda mientras jadeaba, nos estremecíamos con cada contacto y lentamente mi conciencia  iba desapareciendo a medida que la excitación aumentaba. De un momento a otro terminamos en el suelo mientras le quitaba su falda y su ropa interior_
Es mi turno, tonto.
_Dijo ella deslizandose hacia mí y casi arrancando mi camisa a mordiscos en los botones, hasta que finalmente se deshizo de ella. Tomó mi cinturón y con un movimiento hábil lo quitó, haciendo que mi pantalón se deslizara al suelo, tras esto, bajó a medio muslo mi bóxer y beso mi pene erecto_
A-ah...
_Exclamé jadeante mientras ella empezaba a lamerlo. Lo succionaba y me hacía sentir pequeñas descargas placenteras hasta que finalmente la aparté de mí_
Voy yo, nena.
_La senté en una caja y empecé a lamer su vagina, mi lengua recorría su vulva arrancando de ella suaves gemidos haciendo de mí un animal_
Hazme tuya, hazme tuya...
_Me levanté y apoyé mi pene en su húmeda vagina, ella exhaló mientras entraba, sentía sus temblores a medida que la penetraba._
Rápido, no pares galán.
_Obedeciendo su orden, empecé rápidamente a meter y sacar mi pene de ella. Gemíamos como locos, el sudor perlaba nuestros cuerpos y las cajas se iban desordenando a medida que mi penetración la volvía loca._
¡Más rápido, más rápido!
_Su petición me enloquecía al grado de que mis jadeos se tornaron en gruñidos de esfuerzo, el sonido de nuestras pieles al chocar me excitaban al grado de decir incoherencias. De súbito, sentí mi pene palpitar y no pude evitar eyacular en ella, a su vez sentí su propia corrida manando entre mis piernas. Lentamente nos acostamos en las baldosas del suelo, jadeantes_
¿Te gustó?
_Me pregunta ella con una sonrisa de oreja a oreja_
No.
_Le respondo, en su rostro se dibuja la confusión, aprovechando eso le respondo con sinceridad:_
Me ha encantado.

Este relato fue una colaboración con Malkador-Prassen
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