Capítulo 15.

2.2K 203 20
                                    

Llegamos ha casa en silencio, después de estar solamente 2 horas en el parque de atracciones. Era sábado, con que me quedaban 2 noches en casa de Amber. Eran las 14:07 p.m de la tarde, y los tres teníamos hambre.

-¿Tienes hambre? -Preguntó Amber seca a Andy. Al que el asintió.- ¿Y tú? -Me miró para hacer una sonrisa de lado.-

-No, no tengo mucha hambre. -Dije tocándome la barriga.- Estaré por ahí, mandame un mensaje o algo para runirnos luego. -Ella respondió sin rechistar, miré a Andy para luego darme la vuelta y comenzar a andar.

Salí a la calle. Sé que no soy nada de Andy, y que mucho menos pueda aparentarlo, pero da rabia de que te diga cosas hermosas y a los 10 minutos esté diciendo cosas tan groseras. No sé que le pasa ha ese chico... parece bipolar. Sinceramente, creo que no me tendría que haber enamorado de él. Es un chico guapo, encantador y simpático... en su lado bueno. En su lado malo puede ser un cabrón de primeras y bueno... ya sabéis el resto. Siempre chinchando y jodiendo a los más débiles.

No sé, pero me da la sensación de que Andy solo me quiere cómo un juguete. "Una más", cómo se diría. No creo que Andy Biersack, el "chico malo" del instituto, al que todos temen, al que va a carreras de motos por las noches y algo más que esconde, no creo que se pueda enamorar, y menos de mí. Solo soy una adolescente que le queda demasiada vida por delante.

Creo que me adelante.

De pronto ví todo negro, no sentía nada. Solo gritos y más gritos. Notaba cómo me llamaban, y de fondo se escuchaba la sirena de la Ambulancia. Abrí un poco los ojos pero se veía borroso, delante de mí había muchas personas, y una de ellas lloraba desconsoladamente.

-Zoe por favor, no me hagas esto, por favor. -Dijo la voz de un chico.

Me sonaba bastante, era esa típica voz gruesa y ronca con la que soñaba todas las noches. ¿Andy? pensé, no podría ser verdad. ¿Qué me está pasando? No escuchaba nada, no me podía mover, no podía hablar, no podía hacer nada.

Me estaba asustando... y mucho.

De nuevo, comenzé a escuchar unas voces lejos de mí.

-¡Andy, tranquilo! ¡PARA! -Gritaban y se escuchaban unos golpes y gemidos de dolor. Una chica parecía que lloraba... ¡Amber!

Después se escuchó cómo se cerraban las puertas de la ambulancia, y de nuevo empezó a sonar la sirena.

Y otra vez, sin poder oír nada. Suspiré en mi interior por que esto ya cansaba. Me tiré mucho más tiempo (Más que antes) sin escuchar nada, hasta que por fín pude escuchar algo.

-... venga Zoe, eres valiente, sé que no me defraudarás y que un día de estos te despertarás, y volveré a ver esa sonrisa tan perfecta y maravillosa que tienes. Esa sonrisa que me atrapó y me vuelve loco solo de pensarlo. -Sollozó.- Venga Zoe... por favor. -Sentí cómo cogía mi mano y apollaba su cabeza en mi barriga para continuar llorando.

Morí de ternura.

De pronto, unos cosquilleos me recorrieron el cuerpo, cómo si miles de hormiguitas rocorrieran cada milímetro de mi piel. La cabeza parecía que me hiba a explotar, pero yo solo quería abrír los ojos y poder ver que estaba pasando.

Lo intenté una, dos, tres veces... y nada. Solo podía escuchar como Andy lloraba sin fín. Pero no, no me hiba a rendir. Intenté abrir mis ojos por cuarta vez, bingo.

Poco a poco, hiba abriendo los ojos, la claridad de la habitación golpeaba mis ojos y dolía y mucho. Parpadeé unas cuantas veces y miré hacia abajo. Andy, llorando, agarrando mi mano y apollado en mis piernas.

Sonreí dulce.

-Sshh, tranquilo. -Dije con voz ronca y muy bajito, me dolía al hablar. Andy de imediato me miró, parando su llanto.

Sus ojos eran rojos, demasiado rojos, su pelo estaba alborotado, tenía muchísimas ojeras, y su ropa estaba toda arrugada. Me fijé en su mano, la que agarraba la mía, y tenía rojos los nudillos.

-Zoe... -Dijo sin poder creérselo todavía.- Estás bien... -Dijo sin poder creérselo. Yo asentí, y rápidamente sentí los brazos de Andy rodearme. Esondió su cara en el hueco de mi cuello, para seguir llorando. Lo abrazé igual, y acaricié su espalda.

-Ya pasó, ya estoy aquí. Estoy bien. -Carraspeé un poco. Me miró y sonrió.

-Estás bien. -Dijo cogiendo mi mano y besándola.

-Sí, estoy bien. No te preocupes. -Sonreí.- Pero... ¿me podrías decir que ha pasado?

-Un coche te atropelló. -Se puso serio.- Te dió un fuerte golpe en la cabeza, y has estado en coma.

-En... coma? -Él asintió.

-Pero un coma temporal.

-¿Cuánto llevo aquí?

-2 meses. -Dijo mirándome intensamente.

-¿2 meses...? -Puso su boca de lado y yo miré hacia un lado.- Dios...

-Tranquila, le dí su merecido a ese hijo de puta. -Dijo con rabia y furia.

-¿Esa es la razón de por qué tienes los nudillos rojos? -Dije señalando.

-Me da igual, Zoe. Todo sea por tí. -Me incorporé y rápidamente le volví a abrazar.

Cerré mis ojos y aspiré su aroma varonil. Lo he echado de menos.... muchísimo.

-Lo siento, Zoe... lo siento por lo que pasó ese puto día. Soy un verdadero gilipollas, un imbécil sin corazón. Créeme, no te merezco Zoe.

-Sshh, cállate. Ya pasó, ¿vale? No importa lo que pasó, olvídalo. -Sonreí.-

-¿Sabes? He venido todos los días a verte. Me sentaba aquí y te contaba lo que pasaba en el instituto, y cosas graciosas. Te traía flores y te ponía tus canciones favoritas. -Dios... muero lentamente.- Te quiero, Zoe. No lo puedo evitar. Eres la única que saca todo esto de mí. No... no sé por que aveces me comporto tan gilipollas, creo que me e enamorado y creo que eso es lo que me da que haga este típo de cosas. Sí Zoe, enamorado de tí. Créeme por que nunca he estado hablando tan en serio. -Dijo mirándome a los ojos.-

Enamorada de un rebelde. (Andy Biersack) EDITANDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora