Tú.

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¿Por qué carajos te sigo recordando como si hubiese sido ayer el día en que te dejé ir?

Contradictoria fue la manera en que me despedí de ti, pues te puedo asegurar que se mismo día la congruencia no quiso aparecer.

¡Con una fregada! Eulalia, ¿qué hiciste?. Me sigue dando celos que tengas otras más, me destroza verte y no poder besarte como siempre imaginé. De verdad quiero dejarte ir... ¡DÉJAME DEJARTE IR!

No puedo soportar ni un día sin saber qué ha sido de ti. De ti, mi amor, de ti siempre ha sido mi corazón.

¡Regresa! Por favor.. haz que todo vuelva a ser como cuando estábamos bien.. si es que algún día estuvimos bien.

Bésame en la frente como lo hiciste siempre, abrázame y dime que me quieres contigo siempre.

Envuelve todos mis miedos en tu masculinidad y dame un empujón para que pueda volar.

Déjame, anda, dame el derecho de sentir de nuevo tus labios. Déjame fundir mi corazón en tu pecho para sentir que pertenezco a algún lugar.

Me temo, amor, que el dolor que siento es el más egoísta. Me duele que estás en otro lugar y que ese lugar no es junto a mí.

TENGO CELOS. Así, con mayúsculas. Me caigo de tristeza al recordarte. ¿Cómo fue que acabamos así? y ¿en qué momento decidí dejarte? son preguntas de a diario.. pero, si hay una que les gana a todas.. es ¿por qué chingados sigo amándote?.

De entre sueños, pensamientos y vagos sentimientos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora