4. Inefable

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-Yo tengo la culpa, lo hice esperar demasiado.

-Marinette, cuando realmente amas a alguien el tiempo no es un pretexto.

-Pff, ¿esa enseñanza te dejó la chica de la discoteca? -se burló.

-Aunque no lo creas hace tiempo estuve perdidamente enamorado, pero me cansé de tantos rechazos así que lo dí por perdido. -se levantó de su asiento para dirigirse a la cocina y llenar dos pequeñas copas de alcohol.
Cuando se acercó con su amiga a ofrecerle ésta le hizo un gesto de asco, nunca en su vida había tomado ni una sola gota de cerveza ni vino, pero quizá ésta vez no valga la pena preocuparse por algo así.

-¿Desde cuándo tomas?

-Hace tiempo, pero no te preocupes, nunca me he excedido. -contestó al sentarse de nuevo junto a ella.

-Te tomaste muy en serio ese cambio tuyo. -agregó.

-De hecho casi todos han hecho cambios en sí mismos. -afirmó viendo a su compañera; ésta asintió con su cabeza.

-Todos excepto yo, y de nada serviría. Si nadie me quiso siendo yo misma ¿por que razón lo harían al cambiarme? -Adrien la miró fijamente con el ceño fruncido, en realidad algo andaba muy mal en ella, jamás la había escuchado hablar tan negativamente.
De pronto una idea para reanimarla invadió su mente, necesitaba ver a su mejor amiga sonreír una vez más y de eso se haría cargo.

-¿Recuerdas la vez que fracasaste con el primer diseño del álbum que hiciste para Jagged Stone? -inquirió. Su amiga formó un arco con una ceja, se preguntaba qué tenía que ver eso con el tema que estaban tratando pero no se molestó en pedir una explicación.

-Fue el peor diseño que pude hacer en mi vida. -respondió recordando esos tiempos.

-¿Y por qué fracasaste?

-Me pidieron que siguiera un estilo específico pero después Jagged dijo que no así que lo hice... A mi manera. -razonó su comentario más a fondo, ya estaba entendiendo a lo que Adrien se refería y lo que trataba de hacerle ver.

-Como quien dice fuiste tú misma. -observó sus uñas como una diva al darse cuenta de que su idea estaba resultando. -Y eso le gustó al mejor cantante de Rock and Roll de Francia. -se percató de que Marinette pensaba con presición aquél acontecimiento. -¿Sabes Marinette? No se por qué te sientes tan insuficiente siendo tan... Perfecta. -la chica sintió una serie de escalofríos recorrer su cuerpo al escuchar dicha descripción que Adrien le había hecho. Como respuesta lo miró a los ojos con quietud, esos hermosos ojos esmeralda que antes la llenaban de paz y emoción al mirarlos y ahora, lo estaban haciendo otra vez.

-¿En serio piensas eso de mí? -cuestionó al rubio; éste aún no podía entender cómo ni por qué la llamó así.

-No hace falta que un chico te diga cuan maravillosa eres. -afirmó para luego darle un último sorbo a su copa. Las mejillas de Marinette se sonrojaron como no lo habían hecho desde hace tiempo con Adrien, inexplicablemente el recuerdo de Luka se desvaneció y le dió la razón a su amigo con una bonita sonrisa.
-¿Quieres algo de comer? -ofreció el muchacho. Como siempre pensando en su estómago.

Se dirigieron a la cocina y prepararon un pequeño aperitivo y botanas para calmar su apetito y poder concentrarse en su trabajo.
De hecho el urgente proyecto fue lo último en lo que pensaron por estár platicando sobre sus relaciones, sus vidas, todo lo que los involucraba a los dos en general desde la primera vez que se conocieron, quién sabe cómo habían llegado a tocar ese tema, pero era lindo hablar sobre la evolución de su amistad y la confianza y lealtad que forjaron.

Bajo Mi Mando (Miraculous ladybug)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora