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Respire, sintiendo el frío aire resbalar entre mis pulmones, enfriando todo mi cuerpo y haciéndome temblar un poco, mi raíz roja y mis mejillas también. El aire chocaba contra mi  rostro, mientras mis ojos se cerraban un poco, mi mano lo hacía de igual manera, pero al rededor de la cálida mano de Louis, quien caminaba con una sonrisa en el rostro, irradiando felicidad.
-¿Y si mejor dejamos la comida fuera para otro día?, un día que no esté tan helado y si está, por los menos venir preparados.
Louis dio un leve apretón en mi mano, asentó.
-Está bien, vamos a casa entonces, muero de ganas por encender el clima y ponerme calientito.
Louis sonrió y asintió, cambiando de dirección, como si ahora ya supiera todas las rutas para llegar a mi casa, todo en experto.
-¿Que quieres comer?.
Sus ojos azules conectaron con los míos, sus ojos que me trasmitían calidez y amor, su mirada era tierna y llena de emoción.
-¿Aún conservas tus habilidades culinarias?.
Pregunte en un tono burlón.
-Me ofende que preguntes tal cosa, claro que las conservo, están mejor que nunca, pídeme lo que sea...
Pensé en los ingredientes que tenía en casa, en verdad quería comer pizza, pero no sabía si tenía todo en mi nevera.
-¿Es necesario tener tomates frescos para hacer una salsa?
Louis negó, viendo con curiosidad mi cara.
-Bueno, supongo que tengo todo para que me hagas una exquisita pizza de champiñones con extra salsa de tomate.
Louis sonrió y apretó mi mano.
-A sus órdenes capitán.
Reí un poco, sintiendo una agradable calidez en mi vientre, sonriendo todo el camino hasta que llegamos a casa.

Todos los ingredientes estaban sobre la mesa, cubrían toda la superficie y yo me preguntaba si de verdad Louis iba a utilizar todo ese montón de cosas para hacer una pizza.
-Puedes ayudarme, si quieres, es divertido cocinar.
Asentí emocionado.
-Primero tenemos que...
En ese momento mis oídos se volvieron sordos, el único sentido aparentemente bien que tenía, era la vista, que estaba centrada en las relajadas facciones varoniles de Louis, explicándome quien sabe que acerca de la masa, sus labios se entre abrían para dejar salir su característico acento británico, sus lindas y tupidas pestañas se batían sobre sus mejillas, que estaban contorneadas por sus marcados pómulos, siempre me habían parecido la gloria.
Louis puso harina sobre mi nariz con su dedo.
-¡Hey!.
Grite haciendo bizcos.
-¡No estabas escuchándome!.
Louis se defendió, jugando con la masa entre sus manos.
-Estaba ocupado.
Mencione tomando discretamente harina en mi mano.
-Viéndote.
Louis sonrió.
-Viendo que hermoso eres, pero te hace falta polvearte justo aquí.
Pase la palma de mi mano sobre su cara, la cual ahora tenía una mueca de indignación incrustada en ella.
-No hiciste eso...
Louis río, pestañeando varias veces  para quitar el harina de sus ojos.
Reí un poco por lo chistoso que se veía.
-Le venganza será dulce.
Le saqué la lengua y seguimos cocinando.

Exquisitos olores inundaban la cocina, aunque también todo estaba hecho un desastre, la salsa estaba lista u caliente sobre la estufa, la masa ya estaba completamente estirada y solo faltaba armar la pizza.
-¿Porque no lees un poco?.
Louis vio mis ojos y sonrió.
-¿Quieres escuchar la historia una vez más?.
Louis asintió.
-Voy por el libro.
Susurre un poco antes de caminar hacia la sala para sacar el libro de entre mis cosas, camine una vez más directo a la cocina, respirando una profunda cantidad de aire con olor delicioso.
-Aún tengo que leer algunas actividades que les deje a los chicos.
Louis asintió.
-Yo tengo que ir a dejar el currículum a hospitales, pero lo haré mañana, hoy quiero pasarlo solo a tu lado.
Sonreí un poco, abriendo el libro en la página que me había quedado.

•••

No se cuanto a pasado desde que Louis y yo nos confesamos mutuamente, todo había caminado mucho, mis padres sabían y estaban felices de saber que estaba saliendo con alguien tan educado y brillante como Louis, cada día me ponía más feliz de poder ser libre de sentir lo que yo quisiera sin miedo a nada.

Hoy no era un día normal, hoy era el día más terrible de todos, con un clima horrible, todo era frío, frío y más frío, viento soplando las copas de los árboles, que sonaban sin ritmo alguno todo el tiempo.
Ya era el cuarto abrigo que ponía sobre mi cuerpo, el frío aún no se iba, mis manos se estaban congelando poco a poco y en verdad no soportaba esto.
Salí de mi casa tambaleando, el aire movía los gorros que cubrían mi cabeza, la punta de mi nariz se estaba comenzando a poner roja, mis ojos se encontraban entrecerrados y mi aliento creaba una nube de vapor delante de mis ojos. Cruce la calle rápidamente, caminando con pasos grandes hasta la puerta de la ya conocida casa de Louis, saque mis frías manos de mis bolsillos y toqué con desesperación la puerta, la cual se abrió segundos después.
-Hazz, ¡pasa, pasa!.
Gritó Louis, arrastrándome dentro de su casa, que por lo menos estaba más caliente que la mia.
-Odio el frío, lo odio con todo mi corazón.
Tintinee, frotando mis manos sobre mis brazos, sin dejar de ver a Louis a los ojos, quien ahora que me daba cuenta, solo portaba una delgada pijama de manga larga.
-¿Como es que no tienes frío?.
Fruncí el ceño, esperando una solución a mis problemas.
-Eso es porque siempre estoy pensando en ti.
Sentí mis mejillas rojas y aparte la mirada de sus ojos.
-Quítate todo eso, vamos.
Negué rápidamente, no estaba dispuesto a dejar la gruesa capa de ropa que evitaba que muriera congelado.
-Harry...
Louis se cruzó de brazos, dando su mirada de "advertencia". Gruñí.
-Voy a morir y va a ser por tu culpa.
Louis río. Comencé a quitar todas y cada una de las prendas que traía encima, dejando solamente un delgado sweater y los jeans, un montón de ropa yacía sobre el suelo de la sala de Louis, el cual solo estaba sentando en un sillón, viendo con atención cómo quedaba temblando. Louis palmeó sus piernas.

-¿Lo ves?, no es tan malo.
Louis acariciaba lentamente mi cintura, viendo mis ojos directamente, con una sonrisa en sus labios.
-Sigo teniendo frío.
El solo río.
-Aquí es donde tengo que actuar yo.
Susurro, acercando su rostro a mi cuello, repartiendo leves besitos por toda la extensión, lamiendo levemente y succionando sin hacerme daño. Puedo jurar que sentí todos los vellos de mi cuerpo erizarse bajo su cálido tacto. Apreté mi manos sobre su piernas y ladee mi cuello, dándole más acceso al mismo.
-Siempre hueles demasiado  bien...
Louis susurro sobre mi oído, lamiendo un poco la zona y haciendo que mi cuerpo explotara en escalofríos.
-L...Lou...
Cerré los ojos y dejé que todo saliera.
Abrí los ojos lentamente y junte los labios con los de Louis, besando sin pudor, como si fuera la última vez, introduciendo mi lengua hasta donde la suya, juntas comenzaron una balada hermosa que hacía a mis sentidos explotar de la alegría.
-Oh Lou...
Susurre colocando mis manos sobre su cuello, acercando más su cuerpo al mío, contagiándome de su potente calor.
-¿Quieres seguir, Harry?.
Louis tomó mi rostro entre sus manos, esperando una respuesta, asentí lentamente, con las mejillas completamente rojas y sin saber que era lo que iba a pasar exactamente entre los dos.
-Eres hermoso, mírate, luces radiante, perfecto...
Louis susurro para después juntar una vez más nuestros labios, es vez sus manos exploraban más allá de mi cintura, bajando y subiendo por mi espalda. Mis manos se dirigieron hasta su playera, levantando los bordes hasta llevarla a medio cuerpo, nuestros labios no se separaban.
-Déjame ayúdate con eso.
Dijo antes de quitarse por completo la playera, revelando un trabajado y borseado cuerpo que moría por probar.
-Tu turno.
Louis besó mi mejilla, quitando después el delgado sweater que cubría mi torso, temblé un poco de frío, para después sentir el leve calor de la chimenea encendida a unos metros de nosotros.

•••

-Para, no quiero tener una ereccion ahora mismo, recuerdo a la perfección todo lo qué pasó esa noche, pero me gustaría revivirlo en la hora en la qué pasó.
Sentí mis mejillas rojas y alce la vista, encontrándome con los ojos azules del amor de mi vida viéndome con deseo.
-En la noche sigo, entonces.
Cerré el libro y sonreí.
-Fue lo mejor de todo.
Susurre, recordando lo que había escrito.
-Lo fue, tu lo hiciste especial.
Louis susurro, juntando sus labios con mi frente y abrazando mi cuerpo, llenándome de su aroma, meciéndome en sus brazos, haciéndome feliz.

P r o h i b i t e d   | L.S |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora