Capitulo 1

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Katheryn

-Kat... Kat... ¡Katheryn!

Levantó la cabeza rápidamente al oír mi nombre. Jess esta mirándome, y su expresión me permite ver que lleva bastante tiempo intentando llamar mi atención.

-Este... ¿El qué? -pregunto, sintiéndome desorientada en la amplia habitación llena de estudiantes .

-No me estás prestando atención. - Dijo Jess mientras me miraba exasperada.

-Lo lamento, estaba pensando.

-Tú siempre estás pensando.- espetó mientras regresaba su mirada a su almuerzo a medio comer.

Observo como el comedor se va llenando de jóvenes hambrientos. Muchos de mis compañeros esperan con ansias la hora del almuerzo, pero yo no.

Miro a Jess. Su cabello rubio cae sobre sus hombros, enmarcando su cara; sus ojos color avellana miran fijamente el libro de texto que esta sobre la mesa.

-¿Qué me estabas diciendo? -le pregunto.

Jess suspira.

-Nada importante. -Dijo con voz tranquila- En fin, ¿en qué pensabas?

-En nada importante. -Digo con una sonrisa tirando de mis labios.

Ella tambien sonríe.

Jess era una persona callada, pero cuando la conocias era muy agradable.

Las ultimas dos clases pasaron como una bruma. Ese era la clase de día en los que no me podia concentrar en nada. Mis pensamientos me abrumaban demasiado.

Camino hasta el estacionamiento y me subo en el Sedan que me ragalaron mis padres cuando saque mi licencia para canducir.

Suspiro. Mis padres.

Meto las llaves en el contacto y arranco. Mis pensaminetos vuelven cuando voy saliendo del aparcamiento.

Mamá y papá son personas grandiosas. Increibles padres. Solo que no son mis verdaderos papás .

Los Lewys me adoptaron cuando tenia cinco años. En realidad, no recuerdo casi nada del horfato en el que estaba los primeros años de mi vida, la mayoría mis recuerdos abarcan a Candace y Jonh.

Aveces me pregunto por mis padres biológicos, pero luego elimino rápidamente esos pensamientos. Me dieron en adopción por alguna razón; no vale la pena entristecerme por eso.

Doblo la esquina que lleva a casa y aparco junto a la acera que esta frente al edificio. Vivimos en un amplio departamento en el piso más alto.

Apago el coche, saco las llaves y recargo la cabeza contra el suave asiento de cuero gris.

"Candace y John son mis padres" me recuerdo " No importa que me hayan adoptado"

Bajo del auto y jugueteo con las llaves mientras recorro el camino hasta la entrada. Subo las escaleras rápidamente hasta llegar al departamento 236.

Cuando entro a casa veo a mamá preparando la cena.

-Hola, cariño. - me saluda.

-Hola. -digo mientras dejo mi bolso de libros junto al sofá - ¿Saliste temprano del trabajo?

-Si, tenia ganas de estar en casa. - dijo mientras cortaba los ingredientes en la barra.

Su cabello castaño estaba agarrado en un intrincado moño y su bonitos ojos grises con una ligera capa de maquillaje.

Mamá siempre me habia parecido hermosa, nada comparado con mi opaco cabello castaño rojizo y sencillos ojos azules.

-Voy a mi habitación. -digo mientras subo las pequeñas escaleras que llevan a mi cuarto.

En cuanto abro la puerta me lanzo a mi pequeña cama, agradeciendo al cielo que el dia escolar haya terminado.

La escuela nunca me habia parecido mala, pero tampoco era como si me encantara.

Tomo la laptop que esta en la mesita del café, para comenzar a atender todos los pendientes escolares que se fueron acumulando en el trascurso de la semana.

Gruño. No me puedo concentrar en nada que tenga números , figuras o letras.

Busco en mi bolsillo mi teléfono celular, tal vez para llamar a Jess e insistir en que era lo que me decia durante el almuerzo, pero este no esta ahi. Esta en la guantera de mi auto.

Salgo de casa destinada a ir a mi auto cuando la puerta abierta del departamento frente al mio me distrae. Se supone que esta deshabitado.

Creo que ya no.

Cuando regreso al corredor luego de haber tomado mi celular me quedo parada contestando los mensajes de Jess sobre la tarea de Trigonometría. Ella era una chica responsable.

Comienzo a escribir un mensaje cuando una mano toca mi hombro y me sobresalta, haciendo que el teléfono se resbale de mis manos.

-Disculpa, no era mi intención asustarte. -dijo una voz masculina.

El chico, supuse que era un chico por su tono de voz, se agacho para recoger mi celular que habia caido sobre la alfombra beige. Cuando hizo esto pude apreciar una mata de lacio cabello rubio.

El tira celulares se levantó y extendio la mano para devolverme mi aparato, pero yo no lo tome, estaba demasiado ocupada observandolo.

Tenia una fina piel bronceada, la cual quedaba a la perfección con sus ojos color miel. Su cabello caia en ondas sobre su frente, sombreando un poco sus altos pómulos. Era muy guapo.

Muy, muy guapo.

Dirijo mi vista al suelo, sintiendo la cara caliente de vergüenza.

Acabo de ver a un chico guapo y todo lo que hice fue quedarmele viendo como una idiota. Si que era patética.

-Este... No importa. -estiro la mano y tomo mi teléfono, rozando ligeramente mis dedos con los suyos. -Y... ¿te cabas de mudar a este edificio?

-Si. Supongo que tu eres la que vive justo enfrente de mi nuevo departamento. -dijo, con una amable sonrisa en sus labios.

Asiento con la cabeza.

-Si, vivo aquí con mis padres. -Dios, parezco toda una estúpida.

-Entonces un gusto conocerte, me llamo William. -extendió una mano.

-Katheryn. -digo, tomando su mano durante unos segundos. -Este... Pues... Adiós.

¡¿Qué clase de comentario es ese?!

-Adiós. -contestó , agitando la mano por última ves antes de entrar a su apartamento.

Respiro y yo también entro al mío.

Luego de cenar con mis padres voy a mi habitación destinada a dormir, pero no puedo. Mi tonto comportamiento con mi nuevo vecino me roba es sueño.

Bravo, ahora el tipo pensara que soy una de esas niñas que se la pasan haciendo comentarios tontos y se comportan torpemente. Bueno, si soy torpe, pero no de ese tipo.

Lo sucedido en la última hora ocupa mi mente hasta que me quedo dormida.

Magic SecretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora