Estábamos de excursión en la montaña, y teníamos que estar andando tres horas para llegar a la cima, una vez allí, ya nos dejarían almorzar.
- ¿queda muchoo? - se quejaba Julia
- pues no llevamos ni media hora - respondió la monitora mirando la hora
- pues yo no puedo maaas
- va venga, que se nos pasará rápido - dije para intentar darle ánimos
- no sé eh...- respondió no muy segura - tres horas es mucho para mí
- no te preocupes, yo he venido aquí más veces y me sé una ruta más rápida, en una hora estaremos
- ¿estás segura? - dijo mirándome
Asentí con una sonrisa
- clarooo, sígueme por aquí - me desvíe un poco de la ruta por la cual estábamos siguiendo a la monitora
- pero se van a dar cuenta de que nos hemos ido...
- no, somos muchos, seguro que no echan en falta a dos personas
- yo mejor me quedo
- vale, pues yo me voy - me desvíe totalmente del grupo
Estuve caminando unos minutos a paso rápido, hasta que oí que alguien se acercaba por detrás de mí corriendo.
- ¡espera voy contigo! - era Julia dirigiéndose hacia mí
- ¡cuidado no corras que te vas a...
No hizo falta terminar la frase, Julia tropezó y se cayó a suelo.
Estábamos en una zona al borde de la montaña.
- ¡Juliaaa! - fuí hacia ella preocupada
- ¡¡aaaahhh!! - gritó de dolor y se retorció en el suelo haciendo la concreta
Se movió lo suficiente como para que el poco tramo de suelo que había hasta el precipicio de la montaña, se quedara en nada, cayendo por el.
- ¡¡nooooooo!! - grité asomándome al precipicio y viéndola caer
Mientras caía desde unos cincuenta metros de altura, se dió en el cuello con una rama que sobresalía, dislocándoselo y haciendo que éste quedará totalmente suelto.
Unos segundo después cayó al suelo, dejando a su alrededor un charco de sangre.