043:"No puedo quitar los ojos de ti"

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—Te amo, te amo… —cantaba yo una y otra vez entre beso y beso.
No podía dejar de besarla, de repetirle que la amaba. No bastaba con decirlo una vez, no bastaba con un solo beso. Es más, si en ese momento el cielo estuviera en venta, no dudaría pagar cualquier suma por regalárselo y lograr explicar mínimamente el tamaño de mis sentimientos hacia ella. 
¡Por Dios! ¡Era hermosa! Y yo gastando el tiempo en ******* como depresiones y lamentaciones, era el hombre más afortunado del mundo y me daba el lujo de sentirme mal.
Escuchaba de fondo las risas de mamá y casi también reí yo, sólo que tenía la boca ocupada o lo hubiera hecho.
_______ me tomaba de los hombros —su costumbre era enredar sus dedos en mi pelo, pero me estaba recuperando de una operación grave y tenía la herida en su lugar predilecto, y nada de cabello al que enredarse—. Sentía sus labios curvarse entre los míos y los mordí juguetonamente. Ni ella ni yo queríamos detenernos. Ni siquiera por educación. Todo podía irse al mismísimo demonio en aquel instante.
De repente se escucharon dos golpes en la puerta.
—Permiso, no llegamos tarde, ¿cierto? —pronunció una voz masculina que yo conocía. Me giré hacia ella contra todo pronóstico.
Parpadeé rápidamente, aún me resultaba incómoda la luz aunque esta sea muy tenue.
Era Chaz quien asomaba su cabeza por la abertura de la puerta. Al verme sonrió.
—Nolan se quedó almorzando en la cafetería y nos retrasó —explicó mientras entraba con Ry y su corto pelo y Nol a sus espaldas.
—¡¡Justin!! —exclamó este último corriendo a mi lado. Se limpió la boca con el dorso de la mano, tragó lo que sea que estuviera comiendo y me miró de punta a punta—. ¿Ya eres mujer? —preguntó y reí —. Pero… —agregó dando un paso hacia atrás y haciendo una observación teatral de mi persona—, sigues igual de plano, amigo, no veo… protuberancias, ¿entiendes? —dijo haciendo con las manos el gesto de dos bolas a la altura de su pecho—, te estafaron —susurró volviendo a mi lado.
Todos, incluso el doctor Mayer, reímos.
—Lo sé, lo sé —dijo moviendo la cabeza—, oye, ¿me ves? —quiso saber sonriéndome abiertamente.
—Sí, te veo, Nol —dije, aún me mantenía tomado de la mano de _______ que estaba soportando todo aquello con los ojos llorosos de tanto reír.
—No te creo —discrepó mi amigo frunciendo los labios—. Hagamos una prueba. ¿Ves esto? —preguntó y jaló de ____ de una mano y le cruzó el brazo por la cintura. Fruncí el ceño exageradamente.
—Veo eso, Nolan —musité fingiendo estar molesto. ____ rió tiernamente. Hermosa era poco.
—¿Ves que hermosa es? —exclamó mi amigo—, mira no más —y la giró sobre su eje.
—No es hermosa —discutí. Siete pares de ojos me miraron extrañados—. Es perfecta —susurré tirando de nuevo de ____ y dándole un beso en la mano.
—Bueno, bueno —intervino Ry, empujó a Nolan y se acercó a mí—, ¿no hay un abrazo para tu amigo? —dijo y se inclinó a abrazarme—. ¿Te lo dijimos o no te lo dijimos, Drew? —me reprochó —, y tú que no creías en la Medicina —agregó negando con la cabeza.
—Yo nunca dije que… 
—¡Es una broma! No se ofenda, doc —le dijo al médico.
El próximo en acercarse a saludarme fue Chaz. En silencio, sin bromas pero muy emocionado por lo que pude ver. Su abrazo fue el más apretado de todos y supe que había sufrido conmigo todo el proceso.
—Te lo mereces, amigo —me dijo al oído—. La vida no podía ser tan dura contigo cuando tienes un corazón tan grande.
—Gracias, Chaz —le dije con un nudo en el pecho.
—¿Sabes, JB? —habló Nol colgándose del hombro de Chaz—. Somers había prometido que si volvías a ver, se dedicaría al sacerdocio.
—¡Oye! —refunfuñó Chaz con el ceño fruncido.
Todos reímos.

El doctor Mayer insistió con una anamnesis extensa para saber más o menos cuándo saldría del hospital. Repetí unas veinte veces que no sentía ningún dolor a excepción de los puntos que tiraban de la piel de mi cabeza cada vez que reía —algo que no podía evitar estando en la misma habitación con los chicos—. Al final, decidió mantenerme en observación otra semana. Para esas alturas no me importaba quedarme a vivir en el hospital, mi mayor sueño se había cumplido y con creces.

—Entonces… —habló ____ en un susurro en medio de la noche, cuando todos ya se habían ido. Incliné mi cabeza hacia su rostro para contemplarla—, ¿qué opinas de tu 'nueva vida'?
Reí por lo bajo y nuestras narices se rozaron. Ella se mantenía apretada a mi pecho, acostada en el pequeño espacio vacío de mi cama de hospital. 
—No podría estar más feliz: volví a ver a mamá y a mis amigos, me reencontré con los colores y la luz… —enumeré—, y conocí al amor de mi vida.
—Hm… ¿Quién será la afortunada? —preguntó ella mirando el techo.
El brillo de sus ojos Cafes me distrajo lo suficiente como para que la sonrisa se borrara de mi rostro y la fascinación hiciera acto de presencia. Le besé la nariz antes de analizar qué era lo que había dicho.
—No sé si la conoces… —comencé—, pero es hermosa, tiene el pelo marrón y los ojos más preciosos del universo, dicen que se llama ____ pero, no sé… no estoy seguro de si siente algo por mí.

Midnight Light.|Justin Bieber| {adaptada}TerminadaWhere stories live. Discover now