CAPÍTULO 3: Una broma que no es broma.

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Dentro de un sueño húmedo, Taehyung sufrió un escalofrío que recorrió su espina dorsal. Olas de placer hicieron de su estómago un nudo, sorprendiendolo en medio de aquel sueño.

Soltó jadeos entrecortados. Ansioso por llegar a ese exquisito clímax, provocó que comenzará a despertar. Con los ojos cerrados y la niebla dispersandose con lentitud, apretó los muslos inconcientemente, encontrando la sorpresa de que no podía cerrarlos.

En ese momento levantó los párpados, y su mirada cayó en lo que había en medio de sus piernas.

Lo primero que notó, fue una cabellera negra. Lo segundo, es que esa cabellera pertenecía a Jungkook, quien estaba entre sus muslos, con la enérgica lengua metida en su agujero resbaladizo.

Bien, no era un sueño húmedo, pensó Taehyung arqueando la espalda. Un dulce gemido ronco salió de su garganta ante la sensación que fue demasiada para soportarlo.

Entonces su esposo levantó esa penetrante mirada sucia y se corrió en un gritó silencioso, apretando los muslos aún mas. Las manos de Jungkook acariciaban su piel morena, enterrando los dedos en la carne cuando su cabeza quedó atrapada en su paraíso personalizado.

— Oh, dios, Jungkook... — Gimió mientras los síntomas del orgasmo disminuían, relajando su cuerpo entero más de lo que ya estaba.

Su mente se aclaró del clímax y del sueño, percibiendo la realidad nuevamente. El doncel sonrió caprichoso.

— Esa es una buena forma de despertar — Le informó en voz baja al hombre que no abandonó su puesto. La experta lengua y esos calientes labios chuparon los residuos de su orgasmo, soltando pequeños ruidos de succión por lo mojada que estaba su entrada.

Sintiéndose algo sensible, sin tener idea del porque, abrió más las piernas, dejando libre a su querido esposo. Notó las sábanas arrugadas en el suelo, como si un cavernícola las hubiese tomado y aventado descuidadamente.

Sin duda ese cavernícola era su querido marido.

Los besos de Jungkook comenzaron a subir sin decir palabra alguna, manteniendo una misteriosa aura que volvía loco a Taehyung.

Esa delgada boca, hinchada por sus acciones, besó el ombligo del doncel, luego repartió besos por todo su estómago hasta subir a sus pezones, los cuales, Taehyung se dio cuenta, ya estaban mordisqueados.

Abrió la boca sorprendido, ¿desde cuándo ese tonto había estado jugando con su indefenso cuerpo?

— ¿No tuviste suficiente anoche? — Reprochó en cuanto el rostro de su hombre se enterró en su cuello, besuqueando las marcas que el mismo había hecho hace unas horas.

No se dio cuenta de las intenciones de su esposo hasta que la cabeza gruesa de una polla se enterró en su trasero.

Taehyung respiró con brusquedad. Las caderas de Jungkook chocaron contra las suyas repetidas veces, de una forma más lenta que la anterior noche.

Una de las manos ajenas agarro el muslo del doncel para alzar su pierna, obteniendo una mejor penetración que ambos disfrutaron.

— Maldición... Siempre te sientes delicioso — Murmuró el pelinegro, empujando con más fuerza. El calor de Taehyung abrazaba su pene con cariño y reconocimiento, agarrándolo como si quisiera comérselo. Tal pensamiento lo hizo soltar una risa entrecortada antes de que la idea lo impulsará a golpear más ese codicioso agujero.

Los labios de los dos se encontraron, besándose como un par de adolescentes sin vergüenza. Sus lenguas jugaban entre ellas y la saliva escurría por sus barbillas, cosa que no les importó. Las embestidas subieron de nivel mientas mas se besaban. Jungkook mordió el labio inferior de Taehyung cuando esté se rehusó a seguir dándole su lengua, pues estaba mas ocupado en gemir debido al segundo orgasmo que se avecinaba por todo su cuerpo.

BED OF LIES [KOOKV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora