Paso 1

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Paso 1: Mentalizarse y aceptar la realidad. (REACCIONA, VETE DE LA CASA INÚTIL)

No, no basta tener edad, casa, o auto, lo principal es poseer una mente preparada para todo aquello que conlleva ser adulto; Tener la madurez necesaria para tomar decisiones, para diferenciar entre las cosas que están bien y las que son buenas, pues no todo aquello que está bien es bueno para nosotros, todos tenemos necesidades y preferencias distintas.

Ahí estaba yo Jules Conner, a los 18 años, dando el primer Paso: asumiendo la responsabilidad de "ser grande".

El verano ya había acabado, y el último año de escuela también, tenía que ir a la universidad o buscar un trabajo, oh vaya, ¿Qué haría con mi vida? El tiempo que pedía a gritos que pasara rápido había pasado y ahora que ya tenía que hacer lo que deseaba no lo había aceptado.

Durante los 2 últimos años de preparatoria me había enfocado en dar lo mejor de mí, en disfrutar y a la vez divertirme, todo para poder descubrir quién era y qué es lo que quería hacer. Aquel método había funcionado, sabía que era lo que quería pero tenía miedo de iniciar y dejar todo lo que tenía para empezar de cero.

Ya no esperaría que mamá  lave, planche, acomode la ropa, ahora sería yo quien lo haría.
Ya mamá no iba a sacarme de todos los problemas en los que me involucrara, sería yo quien lo hará, y si me excedo habrán mayores consecuencias que un castigo de una semana sin celular.
Ya no saldría de fiesta, llegaría en la madrugada para escuchar un sermón y en la mañana sería levantada por mamá para tomar un sopa reponedora, ahora sería yo quien levantaría mi alma ausente.
Y aunque mamá sí estará siempre para mí, ya sus responsabilidades no serán las mismas que cuando tenía 6,10 o 16 años.
Ya tenía que crecer, valer por mí misma y convertirme en lo que había querido siempre, adulta.

—Jessie, ¿Dónde está mamá?

—En la tienda comprando una cama para mi nueva alcoba—Dejé de acomodar mi valija y la miré atontada, su cara de arrogancia me impresionaba bastante— ¿Qué? Es lo único bueno de que te marches, bueno, además de que ahora comeré más, y que me darán más dinero de mesada, y que no me regañaran por cosas que no hice, y que tendré mi propio baño, y que me dejaras la mitad de tu ropa y...

—Vaya cariño, es un gusto que te alegres porque me mude a otro estado—Seguí con mis cosas mientras reía un poco con las gracias que había dicho anteriormente mi hermana—. ¿En serio donde está mamá?

—Cuando me levante ya no estaba, supongo que está en casa de Liz presumiendo que su primogénita se marcha por fin de este pueblo—Se paró en frente de mi e hizo que le pusiera pausa a lo que estaba haciendo, su mirada ahora nostálgica hizo que mi corazón se helara.

—No te pongas nostálgica, apenas me estabilice irás a visitarme—Tomé sus manos y la miré a los ojos fijamente notando sus ganas de llorar—, luego cuando salgas del colegio podrás irte conmigo, esto es para todas—y final mente la abrace.

Esta era una de las partes más dolorosas de irme, dejar a mi pequeña bebé, podía tener 12 años pero en mi aún vivía como aquella muñeca real que me hacía compañía cada día desde los 5 años.

—Voy a llamar a mamá para decirle que ya llega la hora—Se separó de mí con ojos llorosos y tomó su teléfono.

Sin mas, dejé la última valija al lado de la puerta y me recosté en la cama para suspirar, darme cuenta que todo lo que sucedía era real y aceptarlo.

Sí señora, estoy con Jules y ya casi son las 8, creo que deberías estar aquí—Realizó una pequeña pausa para escuchar lo que decían al otro lado de la línea—. Está bien, le diré pero ven rápido, sí, sí ya sé que no tienes auto pero lo hubieses pensado antes, cerebro—Echó una pequeña carcajada, apuesto que la regañaron—Vale, mueve esos glúteos.

— ¿De verdad te gusta ésta habitación?—Aún costada miraba el techo y analizaba la pequeña recamara sin sentido algún, era un desastre.

—Definitivamente, es tan simple pero tan extrovertida, es tan bonita... Es tan tú, quiero mantenerte cerca aun cuando no lo estés—La miré y no pude evitar sonreír un poco, sí que la amaba—. Mamá dice que ya que serás una mujer independiente empieces aquí haciendo la cena.

Reí—Saca las maletas, y luego báñate, yo iré a cocinar entonces.

La reina abeja tenía razón, debía cocinar y prepararme para hacerlo todos los días a partir de este instante, con cucharón y olla en mano preparé arroz blanco con carne y pollo con vegetales a la plancha, disfrutaba cocinar eso, era lo único que me quedaba rico.

—Mmm, huele a adulta, es increíble—Miré a mi mamá quien tenía una risa burlona—, llego justo a tiempo.

—Sí, justo a tiempo para servir—Le di el cucharón y salí de la cocina para ir a preparar la mesa.

Luego de una cena bastante nostálgica recordando momentos agradables donde las tres éramos felices solo teniéndonos la una a las otras, pasé a darme un baño reponedor de energía, tenía que estar muy atenta a todo lo que venía, empezaría ya lo bueno.

—Cariño, ¿Estás lista? Faltan 30 minutos para las 9.

—Sí, de hecho ya iba saliendo—Salí de mi habitación para encontrarme a mi madre en la puerta.

— ¿Seguro no quieres que te acompañemos a la terminal?—Negué como por quinta vez en la noche—Bien, hasta la parada será.

Y así fue, iban las dos mujeres de mi vida acompañándome hasta la parada de taxis para despedirme por un tiempo bastante largo. Luego de unos intentos fallidos de tomar taxi, había conseguido uno que era perfecto para mi presupuesto.

—Quiero que tengan muy presente que las amo como nadie podrá hacerlo—Casi que sollozando las abracé—, las extrañaré.

—Te amamos Osita, avísanos cuando llegues—asentí levemente para luego subir al taxi.

Ya todo había iniciado por fin.

Ya lo acepté.

Ya estoy mentalizada para todo aquello que vendrá, o eso creo.

¿Cómo ser un adulto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora