Mi amor, mi maldición

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     El aroma a rosas recién cortadas invadían la habitación, las blancas cortinas apenas se movían con la cálida brisa que se colaba por el enorme ventanal, casi como en un ensueño permanecía de pie frente al espejo la hermosa doncella vestida de novia, su gran día había llegado, su blanco e imponente vestido adornado delicadamente con perlas y cuidado en cada detalle reflejaban sus ansias para tan esperado momento, sólo el llamado de su nodriza logró apartar sus ojos del espejo
-Señorita, el carruaje espera- sin esperar un segundo más tomó su vestido levantándolo levemente para dirigirse a las escaleras, su corazón parecía querer salirse de tanta emoción, sus manos temblaban, necesitaba ya ir a su encuentro, bajó rápidamente y sólo se concentró en apresurar al cochero para llegar de una vez. Al acercarse a la iglesia notó con gran asombro que una multitud esperaba su llegada, y no era para menos, era una boda muy esperada a nivel social, descendió de su carruaje y sin mirar a sus costados se dirigió a la puerta ignorando los saludos y el llamado de los que se dieron cita en el lugar, al ingresar sus miedos desaparecieron de inmediato porque él estaba ahí, esperándola junto al altar como lo había prometido, como lo habían soñado durante tanto tiempo, se acercó y tomó su mano para dar inicio a la ceremonia, no prestaban demasiada atención a los sermones del obispo, solo se miraban y soñaban despiertos con un futuro que hacía tiempo habían imaginado en esas tardes en las que solo contemplaban sus reflejos sentados a orillas de la fuente en el enorme jardín, siempre esperaron ese momento en el que se jurarían amor eterno, en donde sus almas quedarían unidas mas allá  de la lógica, más allá de la vida...
Finalmente repicaron las campanas para celebrar ésta nueva unión, las puertas de la iglesia se abrieron de par en par dejando ver a los novios salir con gran porte y enorme felicidad, bajaron las escalinatas casi sin apartar sus miradas, él  la tomó de una mano y la subió al carruaje, dió la vuelta y al intentar subir una anciana se acercó a darle un ramo de flores silvestres
- Acepte este humilde obsequio -el joven la miro y en su rostro se notó el desagrado por tan vulgar ramo, la anciana al verlo las dejó caer al suelo de inmediato y de su cuello se descolgó una fina cadena dorada con un dije extraño cubierto con piedras algo opacas, sus arrugadas manos se extendieron hacia el joven para alcanzarle tal curioso objeto
- Disculpe mi Señor, debí saber que esas flores tan silvestres no serían merecedoras de su agrado, pero éste talismán le dará suerte y fortuna- el joven rechazó el obsequio apartando con desprecio a la anciana sin siquiera mirarla, la pobre mujer trastabilló y lo tomó del brazo en un acto inconsciente por tratar de mantenerse en pie pero la reacción del joven novio marcaría su destino para siempre
- ¡Suéltame mujer!- exclamó con gran desprecio mientras sacudía su brazo desprendiendo a la anciana, el bullicio de la multitud no logró aplacar la indignación de aquella extraña mujer que se acercó al joven para mirarlo fijamente a los ojos y decirle las palabras que jamás olvidaría...

- Su desprecio es el reflejo de su alma... oh joven poseedor de un alma oscura, sus ojos están inyectados de amor egoísta... amor del que será prisionero por toda la eternidad y solo lo verá a través del reflejo de la luna maldita.- dicho esto la anciana se perdió entre  la multitud, el joven novio se quedó sin aliento y sintió un escalofrío recorrer su espalda cual rayo irrumpe en la oscuridad de la noche.

Camino a la ostentosa celebración cuidadosamente planificada los jóvenes parecian despreocupados y el incidente con la anciana parecía no haber afectado en absoluto la algarabía del momento, el joven volteó a ver el ocaso que se aproximaba en el horizonte y apretó fuerte la mano de su amada como si inconscientemente su alma sintiera un extraño vacío que no había experimentado antes.

Ya en la gala la mágica velada parecía no querer terminar, todo era perfecto, el delicioso banquete, las bebidas, los selectos invitados, los enormes ventanales cubiertos por finos cortinados de seda que se abrieron dejando entrar el claro de luna, las luces bajaron y los novios se dirigieron al centro del salón para bailar el tan esperado vals seguidos por las luces del lugar dando una imagen única e irrepetible, los jóvenes se tomaron como lo hacían siempre y danzaron mirándose a los ojos, sus sonrisas reflejaban la inmensa felicidad que sentían al haber logrado llegar a ese instante tan deseado, el delicado vestido volaba en cada giro y el entorno desapareció de pronto, no existía nada ni nadie más que ellos dos... La suave melodía los elevó a un trance único, una extraña brisa disipó las nubes dejando a los claros de luna invadir el lugar por completo, él apartó su vista un segundo de su amada para observar la imponente luna y en sus ojos se reflejo un brillo extraño y enceguecedor que lo obligó a detenerse, su corazón comenzó a acelerarse y las palabras de aquella anciana comenzaban a sonar en su cabeza, llevó sus manos a su cuello en un acto desesperado por dar una bocanada de aire, sus piernas se aflojaron haciendo que cayera de rodillas al suelo ante la mirada de todos, la asustada novia no podía reaccionar al ver cómo se desvanecía de a poco su amado llevándose  con él todo lo que había soñado a su lado, el joven tendido en el suelo solo tenía los ojos fijados en la luna y a lo lejos podía oír la voz del gran amor de su vida implorando que no la deje... de pronto el silencio se hizo presente y sintió como se elevaba despacio, un fuerte destello lo cegó y cayó al vacío perdiendo el conocimiento... todo permanecía en un silencio sepulcral, sólo el sórdido grito de su amada se hizo eco recorriendo cada rincón del lugar sellando así una noche que jamás olvidarían... un instante que les cambiaría la vida para siempre.

    

𝓔𝓽𝓮𝓻𝓷𝓪𝓵 𝓛𝓸𝓿𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora