Al final me había quedado dormida hecha un ovillo en la silla. Mi cuerpo ya no aguantaba más. Serían más de las seis de la tarde. En tres horas empezaba de nuevo mi turno y el de Michael y nos habíamos pasado el día deambulando por el hospital esperando a que James saliera de quirófano.
—¿Gia? —me desperté sobresaltada al escuchar mi nombre.
—¿Si? ¿Que pasa? ¿Ya está? —Peter estaba delante de mi con el semblante serio.
—Si, ya hemos acabado.
—Y ¿cómo está?
—Verás... estaba un poco peor de lo que parecía. He tenido que hacer maravillas. El fémur estaba hecho añicos y tibia y peroné bastante machacados. La recuperación va a ser larga, y después va a necesitar una buena rehabilitación. Pero no creo que llegue a estar al cien por cien como hasta ahora.
—¿Podrá caminar?
—Podrá caminar. Pero tiene que olvidarse de lo demás. Va a ser duro para él. Así que lo primero que vamos a hacer va a ser una consulta con la psicóloga. Creo que va a ser lo mejor para que empiece a asimilar lo que ha pasado.
—Está bien, lo entiendo.
—Ahora está en la sala de reanimación. Hay que esperar un poco a ver como reacciona a medida que su cuerpo va expulsando la anestesia. Ha llegado inconsciente, y aunque se ha mantenido constante durante la operación, no sabemos si acabará por despertar o seguirá un poco más dormido.
—¿Qué quieres decir?
—Lo sabes perfectamente Gia.
—Un coma.....
—Es probable después del golpe en la cabeza, la parada, la hemorragia... Ha pasado mucho en muy poco tiempo, y aunque sepamos que es un hombre fuerte, hay veces que el cuerpo acaba por colapsar. Solo nos queda esperar. A lo mejor nos sorprendemos y de aquí a unas horas lo estamos celebrando con él en su habitación.
—Esperemos que así sea. Gracias Peter. Os debo mucho a Michael y a ti —miré a mi alrededor y me di cuenta de que estaba sola hablando con Peter—. Por cierto... ¿dónde está?
—Creo que ha ido a pedir que le concedan a James una de las habitaciones individuales. A lo mejor estáis de suerte. Gia, voy a ver como sigue. Cualquier cosa te lo hago saber, ¿vale?
—Vale.
Cuando Peter se fue, vi aparecer a Michael con un par de cafés. Se sentó a mi lado y me miró serio.
—Lo he conseguido. Nos dan una habitación solo para James. Aunque me ha costado lo mío. Voy a tener que salir a cenar con la Señora Pomfrey —me puse a reír como si no hubiera un mañana, Michael me siguió. Teníamos la costumbre de poner motes a la gente porque si, y una de las enfermeras de esa planta nos recordaba mucho a la Señora Pomfrey de Harry Potter. Y además tenía fijación por Michael—. No te rías que esto es serio.
—Lo siento —guardé la compostura, me senté erguida y empecé a tomarme el café, que esta vez agradecia que fuera del Lena's—. Está en reanimación.
—Lo sé. He hablado con Peter mientras tú dormías. Va a tener mucho dolor, lo sabes ¿no?
—Lo sé.
—El crecimiento de los huesos es lento y doloroso.
—Puede que no despierte. Michael... ¿qué hago si no despierta?
—Lo hará. Quizás tarde un poco más porque esté agusto durmiendo tanto, pero despertará.
—Ojalá sea así.
—¿El qué? ¿que se quedaría durmiendo? Sabes que sí —me sonrió siguiendo la broma—. Va a despertar Gia. Ya lo verás.
—Supongo que mandarán a Juliet para que le haga un reconocimiento y le explique lo que ha pasado.
—Es la mejor en casos como estos. Confía en ella.
—Confío. Pero es James.
—Cuando James te vea.... Oh, Gia.
—Quiero verle. ¿Crees que me dejarán entrar?
—No, pero puedes probar. A lo mejor llaman a seguridad porque una chiflada quiere entrar a ver a su marido dormir.
—Muy gracioso —le levanté el dedo corazón de mi mano derecha mientra caminaba de espaldas hacia la sala de reanimación. Me di la vuelta y continué solo pensando en si me dejarían pasar a verle. Aunque solo fuera un momento. Me encontré con Claire casi en la puerta—. ¿Qué tal está?
—Hola Gia. Pues aún sigue dormido. Está estable pero no hay estímulos por su parte. Se que todavía es pronto para decir algo a ciencia cierta, pero... ¿Has hablado con Peter?
—Si. He hablado con él y me ha comentado la posibilidad de que no despierte.
—Aún. Hay que ser positivos. Despertará, ya lo verás.
—¿Puedo entrar a verle?
—Me encantaría decirte que si, pero sabes que no es nada agradable verles así. Espera un poco. Si en unas horas no despierta le pasaremos a la UCI. Una vez allí ya podrás pasar a verle. ¿Estás sola?
—Michael se ha quedado conmigo. Está en la sala de espera.
—Ve con él. Descansad un poco. En cuanto sepa algo te lo hago saber, ¿vale?
—Te lo agradecería Claire. Gracias.
Me mostró un sonrisa forzada y volvió a entrar dentro. Con paso lento y pesado volví donde se encontraba Michael esperando.
—¿Y bien?
—No despierta. Nos hay estímulos Michael. Claire no me ha dejado entrar a verle. Solo me ha dicho que van a esperar unas horas más y que si no despierta, le llevarán a la UCI.
—Gia... —se levantó de la silla para darme un fuerte abrazo—. Siguen el protocolo. Y sabes que es pronto para que despierte. No hablamos de lo que ha sufrido, pero lo ha hecho. Sabemos las opciones.
—Lo sé. Pero no me gusta nada tener que verle así. A él no.
—¿Quieres descansar? Aún nos queda un poco para empezar el turno. Quizás haya alguna habitación vacía por aquí y podemos echar un sueñecito, ¿que te parece?
—¿Tú podrías?
—No, pero por lo menos descansaremos algo. Voy a preguntar a ver si hay algo libre para que podamos ir.
—Está bien.
Le vi marcharse y me quedé como una idiota esperando a que volviera mientras tenía la mirada perdida y solo podía pensar en cómo estaba James. Michael volvió a los pocos minutos y cogió mi mano para llevarme con él a la consulta de enfermería cardiaca, donde solían hacer los electros a los pacientes. La sala solo contaba con una cama pequeña y varias máquinas y cables.
Nos estiramos los dos en la cama como pudimos. Acabé abrazada a su cuerpo, con la cabeza apoyada en su pecho y mirando al techo blanco. Michael me dio un beso en la cabeza y me abrazó fuerte. Nos quedamos así, sin más, sin hablar, sin dormir, hasta que vinieron a avisarnos de que empezaba de nuevo el turno.