Una Historia de Amor

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Era una tarde como cualquier otra en la ciudad de Kuoh.

Las calles estaban llenas de adolescentes regresando a casa de la escuela, adultos volviendo de sus trabajos y algunas parejas que disfrutaban del agradable clima.

Parecía que todo era absolutamente normal en ese pueblo, y fue justamente eso lo que no le gustó a un apuesto hombre de Cabello negro ondulado y ojos rojo carmesí.

Ese hombre era nada más y nada menos que Kokabiel, uno de los líderes de Grigory, la organización de los Ángeles Caídos.

El poderoso Ángel Caído se encontraba en el lugar por petición de uno de sus mejores amigos.

Tal parece que Azazel había descubierto que Barakiel estaba teniendo un amorío con una humana y, como buen amigo metiche que es, no podía no enterarse de todo lo que pasaba.

Para empeorar las cosas, el muy bastardo se había aprovechado de una vieja apuesta que Kokabiel había perdido y lo había enviado a espiar a Barakiel para mantenerse al tanto de todos los detalles.

- (¡PODRÍAS HABER ENVIADO A TUS SUBORDINADOS MALDITO IDIOTA!) - se quejó para sus adentros el cadre.

Llevaba horas siguiendo a Barakiel y su pareja, una humana llamada Shuri Himejima, en una asquerosamente rosada y amorosa cita.

Kokabiel tenía ganas de vomitar por esto y no ayudaba el que ahora tuviera que esperar en un café frente a un hotel a que su amigo y la mujer acabaran sus "actividades"...

- puto Azazel... mira que enviarme a mí a espiar a Barakiel... -volvió a murmurar indignado el cadre- ¡si tanto te interesaba hubieses venido tú! -Ahora se quejaba en voz alta, vaya que estaba indignado de que su mejor amigo se aproveche así de él.

Luego de maldecir a su líder por un rato más, Kokabiel finalmente se calmó y soltó un suspiro de resignación...
Debía admitir que también le interesaba la reciente relación de Barakiel, aunque lo negaría si Azazel le preguntaba.

Mientras esperaba en ese café a que Barakiel saliera del hotel (conociéndolo, podría tardar horas) una de las camareras se le acercó.

- etto... disculpe señor... -Kokabiel la observó y al hacerlo se quedó sin habla...

Frente a él, estaba la mujer más hermosa que hubiese visto en su muy larga vida.

Tenía bellas facciones, un cuerpo que cualquiera diría que era perfecto, llevaba puesto un uniforme de Maid que la hacía ver muy adorable y acentuaba su belleza, su cabello castaño estaba recogido en una trenza que colocaba por encima de su hombro y sus ojos eran color miel. Nada más verla, Kokabiel tuvo una sensación extraña en su pecho, pero vaya que le gustó.

Podría haber seguido observandola por horas y no se hubiese cansado, pero la dulce voz de la chica lo devolvió a la realidad.

- Señor? Se encuentra bien -La camarera trataba de llamarle la atención a aquel hombre tan extraño, pero no parecía surtir efecto. Cuando ya estaba por rendirse, él pareció despertar de su trance y sacudió la cabeza.

- ¿D-disculpa?¿necesita algo señorita? - le preguntó Kokabiel, que no había oído ni una sola palabra de lo que aquella mujer le había dicho, todo por estar muy concentrado observandola.

- Disculpeme si interrumpo sus pensamientos, pero está sentado aquí hace casi treinta minutos y no ha ordenado nada - le dijo ella - ¿Va a pedir algo?

En ese momento, Kokabiel se dio cuenta de que ella tenía razón, había entrado a ese café pensando en tomar algo mientras esperaba, ya que no tenía mucho más para hacer, y por andar maldiciendo a Azazel no había pedido nada.

La Estrella CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora