Música

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«Fairy Tail es propiedad de Hiro Mashima»

Este conjunto de drabbles participa de mi reto Gruvia personal: Escribiendo como desquiciado (¿?)

Agradecimientos Especiales:

A Liraaz Nightgray, por ser la que dio pie a esta iniciativa.

[...]

Hay tantas, pero tantas razones para que Gray le diga que no.

De la misma forma que hay tantas, pero tantas que le impiden tomar esa decisión. Como «eso».

«Eso» no tiene razón de ser. Pero ahí va él, dejándole ser y expandirse como una dulce plaga. Como cuando ves a tu tierno cachorrito mordisquear tus zapatos favoritos, esa sensación de que lo odias pero la carita de ternero degollado que pone en el preciso instante en el que estás por soltarle la paliza de su vida te paraliza por completo y te quedas quieto, como si fueras una estatua.

Entonces, Gray vuelve al punto de partida en el que se ha encontrado desde que el perfume de sus ojos azules se quedó grabado en su piel, inamovible.

Pero – sí, siempre hay un pero –, hay algo en los ojos de Juvia que lo dejan sin aliento.

Gray no se considera de esos que sienten. No se siente a sí mismo cuando el calor del par de bonitos ojos que tiene ella lo enfocan con — demasiada— claridad. Y Gray trastabilla.

Gray deja que sus dedos bailen sobre las suaves teclas mientras su cabeza vuela por el azul cristalino de aguas imaginarias que no son más que hebras de la cabellera que no quiere salir de su cabeza.

Y se da cuenta que, las cosas nunca salen como uno quiere.

Aun así, deja que la música llene sus oídos porque cree — quiere creer— que eso tal vez le dé una respuesta a la pregunta que sabe, de antemano, no quiere responder.

Porque vamos, no es como si dar una respuesta fuera demasiado fácil. Bueno, sí lo es. Pero no. A veces ni él se entiende. Al menos el dulce sonido de agua cayendo de las teclas del piano desvencijado no le discrimina.

Pero realmente no lo entiende.

Porque muy en el fondo, él desearía que Juvia nunca hubiera existido. Así al menos, conservaría su in-humanidad.

Pero a veces, también se da cuenta que, no quiere imaginarse una vida sin ella.

Llega el final de la canción y una mano tímida roza la piel de su espalda en una caricia invisible. Gray no necesita girarse para saber quién es. Su alma se ha congelado para siempre la fragancia que no le deja dormir.

— Gray-sama...— su voz resuena en su mente vacía de todo.

— Juvia— la suya se pierde en el último eco del lamento lúgubre del instrumento que emite sus últimos suspiros

Entonces, el silencio toma la forma de hombre y los apresa a ambos en un círculo interminable.

El piano finalmente deja de sonar y Gray Fullbuster busca la mano de la mujer, entrelazando sus dedos por un segundo.

— No buscaba a nadie y apareciste tú. ¿Me abandonarás como todos...Juvia?

Fin.

Sin notas de Autor.

Cristales de HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora